Terán: un hábil estratega para la nacionalización

Terán: un hábil estratega para la nacionalización

ESCUELA DE ARTES Y OFICIOS. El ministro visitó escuelas y colegios pese al corto tiempo que estuvo en Tucumán. ESCUELA DE ARTES Y OFICIOS. El ministro visitó escuelas y colegios pese al corto tiempo que estuvo en Tucumán.
24 Abril 2016

La nacionalización de la Universidad de Tucumán fue una hábil estrategia de Juan B. Terán, que fue llevando el tema al lugar querido que se coronó aquel 3 de abril de 1921 pero que se extendió hasta mediados de los años 30, cuando se dieron los pasos finales para la operación.

La idea de Terán de crear una universidad tuvo sus dificultades en la oposición de muchos sectores y una vez creada para que la misma caminara hacia el futuro. La ley tuvo que esperar más de dos años desde octubre de 1909 hasta agosto de 1912. Pese a la ley correspondiente la concreción tuvo que esperar dos años más para que en 1914 bajo el gobierno de Ernesto Padilla se pusiera en marcha.

Las zozobras financieras eran constantes, el dinero no alcanzaba y el rector solicitaba ayuda a la Nación, que había dispuesto un subsidio anual de 45.000 pesos que acompañaba a los magros fondos provinciales. Pese a nacer “provincial” su fundador supo desde un principio que ese status no sería el final y señalaba que “La Nación vendrá en su ayuda, lo espero, porque los sentimientos e intereses que infantan la fundación son también sentimientos e intereses nacionales”. La situación siguió complicada hasta que los estudiantes reformistas de 1918 tomaron como tema de estudio su nacionalización. La Federación Universitaria Argentina (FUA) le manifestó al ministro de Instrucción Pública, José Salinas que esa idea “es el deseo unánime de los estudiantes universitarios argentinos”.

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Como un operativo en pinzas, a Terán –como señala Carlos Páez de la Torre (h)- “se le había ocurrido un recurso impensado para obtener lo que esperaba. Logró que Salinas incluyera en el proyecto de Presupuesto para 1919 una partida con la leyenda “Para la nacionalización de la Universidad de Tucumán”. Previa y hábilmente, el rector se había granjeado la amistad intelectual del ministro: mantenían correspondencia sobre temas educativos en general”.

El Congreso no aprobó ese presupuesto por lo que la partida quedó para el de 1920, Diputados lo aceptó pero el Senado lo quiso suprimir y hasta reducir el existente. La FUA y la FUT (Federación Universitaria de Tucumán) se movilizaron con rapidez para que se mantenga el criterio de los diputados. Nuestro diario apoyó en sus editoriales esta medida y criticó a los senadores por su centralismo ya que “se trata de intereses vitales del norte y esto basta para que se los juzgue como de poca monta”. Esos pasos culminaron el 3 de abril de 1921.

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