Evidencia sobre cuándo se escribió la Biblia

OSTRACONES. Los escritos con tinta en cerámica, halladas cerca del mar Muerto, datan del 600 a.C. foto de Michael Cordonsky / Israel Antiquities Authority OSTRACONES. Los escritos con tinta en cerámica, halladas cerca del mar Muerto, datan del 600 a.C. foto de Michael Cordonsky / Israel Antiquities Authority
17 Abril 2016

Isabel Kershner / The New York Times  

TEL AVIV, Israel.- Eliashib, el intendente de la remota fortaleza en el desierto, recibió las instrucciones por escrito: notas registradas a tinta sobre cerámica, que pedían el envío de provisiones a las fuerzas en el antiguo reino de Judá.

Los pedidos de vino, harina y aceite dan la idea de las listas de compras, mundanas pero antiguas. Sin embargo, un nuevo análisis de la caligrafía indica que es posible que la alfabetización haya estado más generalizada en Tierra Santa, cerca del año 600 a.C., hacia el final del periodo del Primer Templo, antes de lo que se sabía. Los hallazgos, según los investigadores de la Universidad de Tel Aviv, podría tener relevancia en un debate que ya lleva un siglo, sobre cuándo se escribió el cuerpo principal de los textos bíblicos.

“Para Eliashib: y, ahora, dale a Kittiyim 3 tinas de vino y escribe el nombre del día”, dice un texto, escrito en hebreo antiguo con el alfabeto arameo y, al parecer, haciendo referencia a una unidad de medida griega usada en la zona. Otra decía: “Y un omer completo de vino trae mañana; no llegues tarde. Y si hay vinagre, dáselo a ellos”.

El estudio nuevo, publicado el lunes en Proceedings of the National Academy of Sciences, combina arqueología, historia judía y matemáticas aplicadas; e implicó procesamiento computarizado de imágenes y desarrollo de un algoritmo para distinguir entre diversos autores que emitían las órdenes.

Los investigadores concluyeron que al menos seis manos habían escrito las 18 misivas más o menos en la misma época. Hasta los soldados de menor rango, parece ser, sabían leer y escribir.

“Hay algo psicológico más allá de la estadística”, dijo el profesor Israel Finkelstein, del Departamento de Arqueología y Antiguas Civilizaciones de Oriente Próximo en la Universidad de Tel Aviv, uno de los coordinadores del proyecto. “Existe la conciencia del poder de la alfabetización. Y escribían bien, apenas con algunos errores”.

La investigación se basó en un conjunto de cerca de 100 cartas, inscritas a tinta en cerámica, conocida como ostracones, que se desenterraron cerca del mar Muerto, en una excavación del fuerte Arad hace décadas, y que se dataron alrededor del 600 a.C. Eso fue poco antes de que Nabucodonosor destruyera Jerusalén y el reino de Judá, y de que la elite se exiliara en Babilonia. Y antes de que se escribiera en forma cohesionada la parte principal de los textos bíblicos, incluidos los cinco libros de Moisés, el Pentateuco, según creían muchos académicos.

La ciudadela de Arad era pequeña, remota y ubicaba en un frente activo, cercano a la frontera con el reino rival de Edom. El tamaño del propio fuerte era de solo cerca de medio acre (poco más de 2.000 m2) y es probable que habría acomodado a unos 30 soldados.

La riqueza de los textos se debe a que registraron movimientos de tropas y provisiones, así como actividades cotidianas, y se escribieron en un lapso corto.

“Para Eliashib, y ahora: tema de las 3 tinas de vino”, se ordena en otro ostracon. “Y Hananyahu te ha ordenado ir a Beersheba con la carga de 2 burros deberás envolver la masa con ellos”.

Uno de los antiguos argumentos del por qué el cuerpo principal de la literatura bíblica no se escribió en algo parecido a su forma presente sino hasta después de la destrucción y el exilio en el 586 a.C. es que antes no había suficiente alfabetización ni suficientes escribas para llevar a cabo una tarea tan grande.

Sin embargo, si los índices de alfabetización de la fortaleza de Arad se repitieran por todo el reino de Judá, en el cual había cerca de 100.000 habitantes, habrían habido cientos de alfabetizados, indica el equipo de investigación de Tel Aviv.

Eso habría podido proporcionar la infraestructura para la redacción de las obras bíblicas que constituyen la base de la historia y la teología judaítas, incluidas las primeras versiones de los libros de Deuteronomio a Reyes, según los investigadores.

“Desde el siglo XIX, los académicos han estado debatiendo: cuándo se escribieron”, comentó Finkelstein. “En tiempo real o después”, añadió, refiriéndose a la destrucción y al exilio.

En los siglos posteriores a la destrucción y el exilio, hasta el año 200 a.C., Finkelstein dijo que prácticamente no hay evidencia arqueológica de inscripciones en hebreo. Comentó que él habría esperado que las excavaciones revelaran impresiones de sellos y escritos cotidianos en cerámica, aun si textos más importantes, como los bíblicos, se hubieran hecho en materiales perecederos, como pergaminos o papiros.

Indicó que es probable que los textos bíblicos de los siglos posteriores al año 586 a.C., se hayan escrito en Babilonia.

Otros académicos llamaron la atención acerca de sacar demasiadas conclusiones sobre cuándo se escribió la primera parte principal de la Biblia, con base en extrapolaciones concernientes a los antiguos índices de alfabetismo.

“Hoy día, no existe tal cosa como un consenso en los estudios bíblicos”, notó el profesor Edward Greenstein, de la Universidad Bar Ilan, cerca de Tel Aviv. “El proceso de transmisión era mucho más complicado de lo que solían pensar los eruditos”.

Al parecer, el proceso de escritura de la Torá, según Greenstein, implicó capas de nuevos escrito, suplementos y revisiones. Señalando estudios recientes sobre literatura bíblica, dijo que es posible que los escribas hayan registrado textos, principalmente, como ayuda para la memoria en un mundo en el que todavía se transmitían en forma oral.

“Los textos bíblicos no tuvieron que haber sido escritos por muchas personas o leídos por muchas personas, para que los hayan anotado”, puntualizó. Y agregó que los textos no habrían circulado ampliamente.

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