Popeye comía espinaca en LA GACETA

SALUDO A LA GACETA. Elzie Crisler Segar con la característica pipa de su personaje se muestra con gesto altivo, mientras su personaje con un ejemplar de nuestro diario demanda su reconocimiento por parte de su creador.  SALUDO A LA GACETA. Elzie Crisler Segar con la característica pipa de su personaje se muestra con gesto altivo, mientras su personaje con un ejemplar de nuestro diario demanda su reconocimiento por parte de su creador.
10 Abril 2016
MANUEL RIVA 
LA GACETA

Las caricaturas fueron y son una parte importante en la construcción de un diario. Su presencia, al igual que las ilustraciones, visten las páginas del periodismo gráfico casi desde su nacimiento. A mediados de la década de 1930, el suplemento ilustrado LA GACETA GRAFICA era recibido con mucho interés por los tucumanos. Por su páginas se dieron cita famosos comics internacionales. A la par, nuestros ilustradores y caricaturistas Ricardo Saravia y Andrés Villá dejan su impronta a lo largo de las 24 páginas que lo componían. La sección “Desfilan los grandes dibujantes” mostraba a los reconocidos autores de las historietas que publicaba el diario. En esta oportunidad se presentaba al creador de uno de los marineros más reconocidos de la historia, que con su ojo cerrado y su pipa eternamente en la boca corría presuroso a defender el honor de su novia, la flaquísima Olivia; estamos hablando de Popeye, la gran creación de Elzie Crisler Segar.

Segar nació en la localidad de Chester, Illinois, el 8 de diciembre de 1894; y murió en octubre de 1938 en Santa Mónica, California. La crónica de LA GACETA comenzaba diciendo Espinaca (como también se conoció a Popeye en un principio), el marinero más popular y más forzudo de todas las marinas del mundo, es un personaje humano, rico de sentimientos filantrópicos y dispuesto siempre al bien, haciendo para ello si es necesario, uso de sus puños cuya fuerza reside en sus antebrazos. Aquí tenemos al ilustre señor de las mil aventuras, las que aborda sin miedo y de las que sale sin deterioro. Después de enterarse de la marcha de su propia historia, a través de las páginas de LA GACETA mira a su creador quien no le toma en cuenta, Pero Espinaca insiste en llamarle la atención, con el mismo gesto bravío con que desafiara al hercúleo ogro Toar. Pero como a Segar debe vida y fama, contiene sus arrebatos y se limita a decirle: ¡Eh, amigo, que me has robado mi pipa!.

Arreglaba vidrieras

La información daba datos biográficos del creador del marinero, quien había mandados sus saludos a todos los lectores del diario. En su juventud trabajó en un cine manejando el proyector, para luego tocar el tambor en orquestas de dancing y arreglar vidrieras en las tiendas de su ciudad natal. En ese momento se enteró de los buenos sueldos que pagaban a los dibujantes, entonces decidió incursionar en ello.

Envió sus primeros trabajos a un diario de St. Louis pero no prosperaron. Decidió tomar un curso por correspondencia de caricaturista y obtuvo su diploma.

Un amigo y colega lo acercó al “Chicago Herald”, donde dibujó sus “travesuras cómicas de Chaplin”, que fueron suspendidas a los dos años dejando a Segar sin trabajo y recién casado.

Hacia 1919 llega a Nueva York, donde comienza a trabajar en la King Features Syndicate, con su famoso “Thimble Theatre” (Teatro del dedal). Allí comienza a gestarse la historia de Popeye, que aún no estaba en cartel porque la historia consistía en las aventuras de Olivia Oil, su compañero Ham Gravy y poco más tarde Castor Oil, hermano de Olivia, inventor del carbón eterno o la dinamita a prueba de fuego. Luego irrumpen Dole Oil y Nana, los padres de Oliva y Castor. Estos personajes protagonizaban el teatro del dedal hasta la irrupción de Blinzard, gallo deportivo que desapareció un año y medio después. Entonces aparece Berenice, la gallina tambaleante: por su culpa llegamos a Popeye. Berenice había sido empollada de un huevo hallado en África y traía la buena suerte con sólo frotar los tres pelos que tenía en su cabeza. Castor, aprovechando estas circunstancias, proyectó una expedición a Dice Island y compró hermoso barco. Pero necesitaba un marinero para manejar el buque y al ver a un hombre en el muelle, le gritó: ¿Es ud. marinero? - ¡Creo ser un cow-boy!- fue la respuesta. Estas fueron las primeras palabras de Popeye en el Thimble Theatre. Habían pasado 10 años. Era el 17 de enero 1929 cuando el marino entraba en la historieta y en la historia del mundo de los humanos al ser publicado por primera vez en “The New York Evening Journal”.

Protestó primero por el trabajo, pero al enterarse de que iba a ser el primer, el segundo y el tercer oficial, el piloto y la tripulación firmó contrato lleno de orgullo, dominando pronto a todo el mundo, para convertirse en el más eficaz productor de sonrisas que haya presentado tira cómica alguna.

Segar presentaba la tira con el nombre de “Thimble Theater”, pero muchas publicaciones lo cambiaban por el título: Popeye, the sailor man (Popeye, el marino). Junto a las creaciones diarias para la gráfica el marinero tuvo sus aventuras cinematográficas de la mano de los estudios de los hermanos Max y Dave Fleischer.

La prematura muerte de Segar debido a una leucemia en 1938 nos privó de saber cómo hubiera sido el crecimiento de este personaje, que siguió siendo dibujado por otros varios autores como Tom Sims, Doc Winner, Ralph Stein y Bud Sagedorf hasta llegar a Bobby London en 1990.

“SAPPO”

Otra historieta del creador de POPEYE que habitó nuestro  

Al tiempo que desarrollaba el Thimble Theater para el King Feature Syndicate -empresa perteneciente al magnate de los medios norteamericanos William Randolph Hearst- , Elzie Crisler Segar lanzó en 1920 la tira The Five Fifteen, que para 1926 pasó a llamarse “Sappo”. Con ese nombre fue conocida y publicada en nuestro diario entre los años 20 y 30. Los “cinco y cuarto” fueron creados para acompañar a Thimble y relataba las aventuras y peripecias de la pareja, John, un inventor amateur, y Myrtie Sappo, que vivían a las afueras de alguna ciudad,  pero no contento con ello el autor decidió agregar un nuevo personaje, el profesor O. G. Wotasnozzle que fue dominando la escena -de igual manera que lo hizo su marinero- con la creación de máquinas extrañas e increíbles. Wotasnozzle y sus locos inventos se convertirían en el componente principal de la serie, cuando “Sappo” decidió alquilarle una habitación de su casa, en la que el profesor instalaría su laboratorio.

En cuanto a Popeye su nombre provenía del inglés “Pop eye”, que significa algo sí como ojo saltón, pero que hacía referencia a su ojo tuerto -que nunca se supo en qué circunstancias desapareció- y era un término común entre los marineros. Otra curiosidad de la tira era que “Wimpy”, el devorador de hamburguesas y buen amigo de Popeye, traía un extraño animal llamado “Eugene the Jeep”, cuyo mote le dio fama al vehículo todo terreno, que fue creado por el Ejército de los Estados Unidos y que tuvo gran importancia durante la Segunda Guerra Mundial. 

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