Una despedida de Alberdi

Una despedida de Alberdi

Poema del futuro obispo José Agustín Molina.

JUAN BAUTISTA ALBERDI. Estatua del prócer, obra de Camilo Romairone, en el cenotafio de la Recoleta. LA GACETA / ARCHIVO. JUAN BAUTISTA ALBERDI. Estatua del prócer, obra de Camilo Romairone, en el cenotafio de la Recoleta. LA GACETA / ARCHIVO.
Se sabe que Juan Bautista Alberdi (1810-1884), ya radicado en Buenos Aires, regresó por única vez a su provincia natal de Tucumán en 1834. Su amigo, el doctor José Agustín Molina, futuro obispo, tenía la inveterada costumbre de versificar, y compuso para Alberdi unas estrofas de despedida, cuando este se dispuso a regresar.

En un apunte, Molina escribió que hizo sus versos el 2 de setiembre y los modificó más tarde, “después del espantoso terremoto del 14 del presente octubre, acaecido a las 2 y media de la tarde”. No pudo despedirse personalmente de Alberdi, pero este le envió una carta “diciéndole el postrer adiós”, carta que leyó “con mucho enternecimiento”. El poema y el apunte de Molina se publicarían en el tomo XV de los “Escritos póstumos” del gran publicista tucumano.

“Al señor doctor don Juan Bautista Alberdi. En su partida de Tucumán”, constaba de cuatro estrofas de ocho versos cada una. La primera decía: “¡Cuánto, oh joven excelente,/ orgullo de nuestro suelo,/ cuánto no es de aqueste el duelo/ al volverle tú a dejar!/ Conmuévese horriblemente/ Aconquija, y dá bramidos/ doquier con espanto oídos,/ a impulsos de su pesar”.

La última estrofa expresaba: ”Joven de modales finos,/ de talento soberano,/ el Rossini Tucumano,/ ¿Alberdi, Alberdi, te vas? ¡Que el ángel de los caminos/ haga tu viaje felice!.../ Sólo esto el labio te dice,/ mi corazón, lo demás”. En esa época, embelesaba a los públicos la música del famoso italiano Gioacchino Rossini (1792-1868). De allí ese calificativo de “Rossini Tucumano” que Molina aplicaba a Alberdi, por su condición de compositor.

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