Llega a su fin la lucha por la sal en la India

MARCHA DE LA SAL.La tapa da cuenta del final de la famosa resistencia pacífica de Gandhi al poder inglés. MARCHA DE LA SAL.La tapa da cuenta del final de la famosa resistencia pacífica de Gandhi al poder inglés.
13 Marzo 2016

MANUEL RIVA

LA GACETA

Se ha anunciado que el líder nacionalista Gandhi ha llegado a un acuerdo con el representante del gobierno de la India, señor Schester, por el cual los hindúes podrán de hoy en adelante extraer, fabricar y vender sal dejándose sin efecto las leyes prohibitivas que regían en la materia. Este acuerdo se lo considera como un gran triunfo de los nacionalistas después de una larga y dolorosa campaña. De esta manera la tapa de LA GACETA del día 4 de marzo de 1931 presentaba a bajo el título “Triunfa la desobediencia en la India” el final a una de las principales luchas organizadas por Mahatma Gandhi para expulsar de su país a los ingleses, la histórica Marcha de la Sal.

La Marcha fue una de las herramientas pacíficas con que Gandhi fue minando el poder británico que culminó con la independencia en agosto de 1947.

El movimiento, que se desarrolló desde el 12 de marzo al 6 de abril de 1930, fue la rebelión ante la ley que impedía a los hindúes obtener su sal, muchos de ellos se acercaban hasta el mar con cuencos, recogían agua, la dejaban evaporar y obtenían su sal para consumo. Cabe recordar que era un elemento vital para la conservación de alimentos ante la ausencia de sistemas de refrigeración por parte de los nativos. Los ingleses gravaron con impuesto a la sal de consumo, que era producida por un monopolio inglés, e impusieron duras penas al que produjese su propia sal.

Tras recorrer unos 300 kilómetros, desde la ciudad de Ahmeddabad, arengado a su pueblo Gandhi llegó al océano Indico. Entró al agua y recogió un poco de sal. Ese mínimo gesto alentó a sus compatriotas a enfrentar las leyes británicas de control sobre la sal. Junto a Mahatma miles de personas imitaron su gesto que se extendió a toda la India. El desafío al poder inglés se extendió y por ello las cárceles fueron abarrotadas con más de 60.000 “ladrones de sal indios” que recibieron malos tratos y golpes. El líder estuvo detenido unos nueve meses. Tras su liberación firmó el acuerdo de Delhi con el virrey inglés Edward Wood, Lord Irwin que cambió la situación y permitió a los nativos el manejo de la sal.

La crónica del diario seguía así: la solución de la cuestión de la sal que tanto reclamaba Gandhi, como condición previa, para el restablecimiento de la paz en la India, aclara completamente la atmósfera de desconfianza. La única cuestión pendiente, que es la devolución de las propiedades confiscadas y la reincorporación de los empleados públicos pertenecientes al Congreso Panhindú, se espera que quedará solucionada en breve. En los días subsiguientes se fueron conociendo más información sobre el acuerdo que fueron anunciadas por el diario a sus lectores. Y anunciaba que la solución fue recibida con beneplácito en Londres y en el congreso panhindú.

En contra

Sin embargo el tiempo hizo que algunos sectores manifestaron su disconformidad y algunas críticas. En este sentido la noticia anunciaba la posición de los diarios ingleses en referencia al acuerdo, “News Chronicle declara que dicho acuerdo “significa que la tarea más crítica que ha debido afrontar el Imperio Británico está próxima a ser resuelta”. “Daily Mail”, publica un comentario hostil, diciendo: “Mr. Irwuin al parecer ha permitido que el enemigo declarado del imperio Británico dictase las condiciones del acuerdo, que constituye una incalificable victoria de la campaña de desobediencia”.

Por el lado hindú la crónica relataba que Jawaharalal Nehru, que representa la tendencia intransigente del Congreso, atacó el acuerdo calificándolo de rendición a Gran Bretaña. Seguidamente Gandhi preguntó si debería romper las negociaciones con el virrey, pero al último triunfó obteniendo la aprobación del proyecto por unanimidad. El relato, que se conformó con los cables llegados desde el otro lado del mundo a horas del acuerdo, permitía a los tucumanos acceder a la información rápidamente en épocas donde no había satélites de comunicación y muchos menos internet. Las noticias viajaban a través de cables tenidos a los largo del mundo.

En Buenos Aires

Mientras hindúes e ingleses ponían fin a la lucha por la sal, uno de los pasos en el proceso que concluyó más de 15 años después con la independencia, los príncipes Eduardo y Jorge se encontraban en Buenos Aires para participar e inaugurar la Exposición Británica el 14 de marzo de 1931. El futuro rey y su hermano menor, que estuvieron varios días en nuestro país, tuvieron una intensa agenda de reuniones, visitas y viajes. Pocos años después, el 20 de enero de 1936, Eduardo es coronado rey como Eduardo VIII, para abdicar sólo 11 meses después por su decisión de casarse con la plebeya estadounidense Wally Simpson, divorciada en dos oportunidades. Por su parte el otro visitante, Jorge era el quinto en la sucesión real y murió en un accidente de aviación en 1942 en el marco de una misión durante la Segunda Guerra Mundial.

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