02 Marzo 2016
Parte de una generación de intelectuales tucumanos que protagonizaron los años dorados de la UNT, a la filósofa tucumana Lucía Piossek Prebisch le cabe aquello de “nada de lo humano me resulta ajeno”. Y, también, que no hay preguntas pasadas de moda en el “menú” de la filosofía, sino nuevos abordajes a los temas que nos movilizan desde que estamos en esta Tierra. Esas dos cuestiones están presentes en “Ensayos y testimonios”, que editó el Departamento de Publicaciones de la Facultad de Filosofía y Letras, y cuyo repertorio temático no se agota ni por asomo en esta síntesis de la obra, que será presentada en abril.
La vejez, el paso de Gadamer por la Argentina y -más cercano- el de Paul Ricoeur por Tucumán; las miradas filosóficas acerca del arte de la representación teatral y el interrogante sobre la vigencia -o no- del Humanismo, son algunos de los temas que despliega Piossek en esta obra. Y se le suman otras perlas, algunas apropiadísimas para la coyuntura: en este año del Bicentenario que se avizora olvidable, la autora revisita la personalidad de Juan B. Terán (a quien define como “un humanista sin fronteras”) y las influencias filosóficas sobre la obra de otros protagonistas de la llamada Generación del Centenario.
Cerca de la conmemoración del Día de la Mujer (el 8 de marzo), el homenaje a Leda Valladares, con quien Lucía compartió parte de su juventud, es un regalo. Así como las lecturas de “Notas ampliadas sobre mujer y filosofía” y de “Amor y violencia”, son de estricta actualidad. Precisamente, uno de los aportes más novedosos que ha dado Piossek Prebisch gira alrededor de la mujer y del modo en el que la maternidad se inscribe en el cuerpo femenino.
En ese sentido, la autora se instala sin estridencias -ya en los años 60 - como una avanzada, que reflexiona sobre el cuerpo femenino como experiencia cuando ese era entonces un tema “de reductos”. En una dirección parecida, otros aportes fundamentales que ha hecho -y sigue haciendo- Piossek Prebisch es el haber ayudado a visibilizar nombres como los de Simone de Beauvoir, Judith Butler, Edith Stein, Lou Andrea Salomé o Hanna Arendt. Nombres de mujer- unas feminista, otras no- inscriptos en la historia bastante misógina de la llamada “Historia de la filosofía”.
Para las generaciones que transitaron las aulas de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT, esta obra de Lucía Piossek Prebisch es un recorrido por muchas de las clases de esta docente que por décadas instaló en esos claustros hasta entonces “europeizantes” la discusión por la existencia -o no- de una filosofía argentina y latinoamericana. Y para otros lectores, estos “Ensayos y testimonios” son la excusa perfecta para bucear en las reflexiones de la filósofa tucumana que supo desarrollar un pensamiento propio y nunca acabado; y que lo sigue haciendo: como si se hubiera apropiado de esta cita de Sócrates (en diálogo con Céfalo) que ella misma desarrolla en estos ensayos: “¿Es la vejez la causa de los lamentos? ¿No será acaso la manera de afrontar la vejez la continuación de la que se tenía en otras edades de la vida?”
La vejez, el paso de Gadamer por la Argentina y -más cercano- el de Paul Ricoeur por Tucumán; las miradas filosóficas acerca del arte de la representación teatral y el interrogante sobre la vigencia -o no- del Humanismo, son algunos de los temas que despliega Piossek en esta obra. Y se le suman otras perlas, algunas apropiadísimas para la coyuntura: en este año del Bicentenario que se avizora olvidable, la autora revisita la personalidad de Juan B. Terán (a quien define como “un humanista sin fronteras”) y las influencias filosóficas sobre la obra de otros protagonistas de la llamada Generación del Centenario.
Cerca de la conmemoración del Día de la Mujer (el 8 de marzo), el homenaje a Leda Valladares, con quien Lucía compartió parte de su juventud, es un regalo. Así como las lecturas de “Notas ampliadas sobre mujer y filosofía” y de “Amor y violencia”, son de estricta actualidad. Precisamente, uno de los aportes más novedosos que ha dado Piossek Prebisch gira alrededor de la mujer y del modo en el que la maternidad se inscribe en el cuerpo femenino.
En ese sentido, la autora se instala sin estridencias -ya en los años 60 - como una avanzada, que reflexiona sobre el cuerpo femenino como experiencia cuando ese era entonces un tema “de reductos”. En una dirección parecida, otros aportes fundamentales que ha hecho -y sigue haciendo- Piossek Prebisch es el haber ayudado a visibilizar nombres como los de Simone de Beauvoir, Judith Butler, Edith Stein, Lou Andrea Salomé o Hanna Arendt. Nombres de mujer- unas feminista, otras no- inscriptos en la historia bastante misógina de la llamada “Historia de la filosofía”.
Para las generaciones que transitaron las aulas de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT, esta obra de Lucía Piossek Prebisch es un recorrido por muchas de las clases de esta docente que por décadas instaló en esos claustros hasta entonces “europeizantes” la discusión por la existencia -o no- de una filosofía argentina y latinoamericana. Y para otros lectores, estos “Ensayos y testimonios” son la excusa perfecta para bucear en las reflexiones de la filósofa tucumana que supo desarrollar un pensamiento propio y nunca acabado; y que lo sigue haciendo: como si se hubiera apropiado de esta cita de Sócrates (en diálogo con Céfalo) que ella misma desarrolla en estos ensayos: “¿Es la vejez la causa de los lamentos? ¿No será acaso la manera de afrontar la vejez la continuación de la que se tenía en otras edades de la vida?”
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