Las cumbres tucumanas, al alcance de quien se anime a desafiarlas

El Curso de Iniciación a la Montaña está destinado a quienes quieran empezar a practicar el montañismo como una actividad autoguiada y autónoma. Galería de fotos

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Valeria Totongi
Por Valeria Totongi 23 Diciembre 2015
Más alto que las nubes, donde vuelan los cóndores y pasean los guanacos, al final de senderos tallados por antiguos pobladores calchaquíes, la montaña llama. Y el montañista responde. Su motor es la voluntad.

Se detiene cuando las piernas no responden, llena los pulmones y exprime hasta la última gota de oxígeno. Le pelea a la puna. Y sigue.

Amanece a 4.000 metros de altura, carga la mochila. Mira la cumbre con hambre y esperanza. Suelta las lágrimas al llegar. Sabe que está en un lugar a donde lo llevaron sus propias fuerzas. Desde arriba, todo se ve mejor. 

Empezar puede ser intimidante, si no se conocen los senderos o no se tiene noción de qué llevar en la mochila, cuánta comida o agua se va a necesitar o cómo evaluar las condiciones climáticas. Es importante salir con alguien que conozca la zona y tenga experiencia en la montaña. Con el tiempo, se aprende. 

Con ese objetivo, se dicta desde hace dos años el Curso de Iniciación a la Montaña (CIM), en la Asociación Argentina de Montaña.

El curso está destinado a todos aquellos que quieran comenzar a practicar este deporte que es también un modo de vida, e integrarse a un grupo para desarrollar la actividad de manera autónoma. 

En su edición 2016, el CIM se inicia el 2 de marzo (ya se está incribiendo a los interesados) y está a cargo de Andrés Suárez y de Ulises Kusnezov. Dura tres meses, consta de nueve clases teóricas -más una de consulta y un examen final- y cinco salidas a la montaña, de las cuales tres incluyen acampada. Cuesta 1.200 pesos y se dicta los miércoles a la noche, de 21 a 22.30, en la sede de la Asociación Argentina de Montaña (AAM), en Heller 158, Yerba Buena. 

Requisitos

Para empezar, lo único que hace falta es tener ganas, un par de zapatillas, ropa cómoda y una mochila pequeña donde llevar agua y comida para el día, asegura Andrés Suárez, guía acreditado por la Asociación Argentina de Guías de Montaña. Una gorra y protector solar son también fundamentales en el equipo básico del montañista.

Las salidas del CIM están previstas a montañas cercanas, en área de yungas y de bosque montano, y a cumbres en los Valles Calchaquíes, donde las condiciones de altura y clima son muy diferentes.

Se busca, explica Suárez, enfrentar el desafío en distintas zonas de la geografía tucumana, adquirir conocimientos que permitan seguir haciendo montañismo en forma autónoma y aplicar lo que se aprendió en las clases teóricas.

"No somos una agencia de turismo, sino un club de gente que ama salir a la montaña. Por eso -dice-, decidimos dictar un curso formativo. El primer año fue la respuesta a una necesidad de nuestros propios socios, pero nos dimos cuenta de que había un interés más extendido cuando abrimos la incripción y nos encontramos con que teníamos más de 100 inscriptos. Este año tuvimos menos incriptos pero más personas terminaron el curso, y vimos una mejor evolución de los asistentes". 

"Fue una experiencia enriquecedora, adquirí conocimientos, conocí lugares bellos, hice nuevos amigos y puse a prueba mis propios límites físicos y psicológicos", cuenta Natalia Chalabe, una de las asistentes al curso en 2015. "Había hecho otras cumbres, pero siempre guiada. Ahora me diento un poco más preparada como para salir por mi cuenta. Además, fue un desafío acampar, caminar con un enorme mochilón, cocinar en la montaña... También fue una linda experiencia ver la evolución de algunos compañeros", añade. 
 
El 5 de marzo se realizará la primera salida, en la zona de Raco, hasta la cumbre conocida como Cruz de Yampa. El 19 de marzo, al Taficillo, la cumbre más alta de las Sierras de San Javier. El 2 de abril, el destino será La Ciénaga, en los Valles Calchaquíes. Se acampa junto a la escuela del lugar y se regresa al día siguiente. El 16 de abril se parte hacia el cerro Cabra Horco, con acampada en Lagunita, para hacer cumbre a la mañana temprano y volver el 17, a tiempo para la merienda (o la cena, de acuerdo a la velocidad del paso). 

La salida más larga es también la más desafiante, en cuanto a la altura y el esfuerzo. Del 29 de abril al 1 de mayo, el grupo partirá hacia el cerro Muñoz, o El Negrito, dependiendo de las condiciones climáticas en la época. Se hace noche en carpa, a 3000 metros de altura, en el Infiernillo; y luego en la zona conocida como "La Vega" o "Casa de Piedra", a 4.100. Al amanecer del tercer día, se parte hacia la cumbre. El descenso se hace después del mediodía, para terminar -usualmente- con una merienda en Tafí del Valle. 

Importancia de la ropa

En cada una de las salidas se aplican los conocimientos que se debaten en las clases teóricas, que incluyen asesoramiento sobre equipamiento y vestimenta adecuada para la montaña, geolocalización, cómo armar la mochila, alimentación durante la marcha, cómo actuar en caso de accidentes, técnicas básicas de rescate, técnicas para caminar con peso a la espalda sin agotarse. 

"Insistimos mucho en la indumentaria. Buscamos que tengan criterio propio para adquirir equipo nuevo o usado, o para salir con lo que ya tienen", explica el instructor. 

La elección de la época del año también es importante. "Decidimos empezar temprano para aprovechar que el tiempo invernal en Tucumán es agradable, con menos lluvias y más fresco -añade-. Además, de esa manera, quienes terminan el curso, no cortan la actividad o las salidas por las vacaciones o las Fiestas". 

La recomendación para los que se preparan para hacer el curso es empezar a entrenar de a poco, con un plan que incluya salidas en las que se alternen trotes y caminatas durante 20 minutos, tres veces a la semana. A medida que se sientan más cómodos, se puede ir avanzando, completando el entrenamiento con algo de musculación.

"Si uno entrena, lo pasa mejor durante la salida, la montaña se disfruta más y es más seguro para uno y para los compañeros", concluye el guía. Lo más útil para el entrenamiento del montañista, sin embargo, sigue siendo la montaña. Tucumán tiene sendas de montaña de muy fácil acceso, en Horco Molle, como Puerta del Cielo, con descenso por Cuesta Vieja, o el cerro Pelado, en Tafí del Valle.  

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