La Escuela de Tracomatosos de Tucumán

LA ESCUELA ROCA. Vista parcial del edificio de la esquina noreste de 25 de Mayo y avenida Sarmiento, donde funcionó la Escuela de Tracomatosos. La imagen fue tomada alrededor de 1926. LA GACETA / ARCHIVO. LA ESCUELA ROCA. Vista parcial del edificio de la esquina noreste de 25 de Mayo y avenida Sarmiento, donde funcionó la Escuela de Tracomatosos. La imagen fue tomada alrededor de 1926. LA GACETA / ARCHIVO.
14 Noviembre 2015

CARLOS R. PAZ                                                                                                                                   

LA GACETA

Durante la primera década del siglo pasado, se extendió por todo el país una enfermedad de los ojos, muy contagiosa, conocida como tracoma. Era una infección causada por una bacteria llamada Chlamydia trachomatis, que afectaba principalmente a los niños. Según se conoce, la ausencia de recaudos mínimos de higiene era la causa principal de la aparición de este flagelo, que azotó por muchos años a la población. Hay que tener en cuenta, también, que en esa época no existían los antibióticos, que hubieran permitido un eficaz tratamiento.

En 1919 se realizó en Tucumán un censo de tracomatosos escolares, con un resultado más que negativo. Se detectaron cerca de 400 casos, entre declarados y dudosos. Un buen porcentaje de estos últimos, fueron considerados como enfermos de conjuntivitis catarral.

Alarma sanitaria 

La rápida propagación de la enfermedad en todo el país, llegó a extremos alarmantes. Los hombres de ciencia señalaron que había que atacar las causas, tratar los síntomas, informar a la gente sobre la importancia de detener la propagación y, sobre todo, poner bajo tratamiento a todos los que estuvieran afectados.

Las autoridades tomaron nota de estos consejos. Y en nuestra provincia hizo punta de lanza el doctor Raúl Colombres. Propuso la inclusión de una partida para fundar una escuela de niños enfermos de tracoma, al discutirse el presupuesto de 1919. La idea tuvo inmediata aprobación. Pero había que encontrar la manera de ponerla en práctica lo más pronto posible.

Importante freno de la noble iniciativa era la falta de un local adecuado. Por eso, el Consejo General de Educación no pudo plasmar la idea desde el comienzo del curso escolar de 1920.

Pero el sitio a utilizar ya estaba apuntado: el edificio de la Escuela Roca, en 25 de Mayo y “boulevard” Sarmiento, esquina noreste (donde hoy funciona el complejo polideportivo Ledesma). Fue reparado completamente y se realizaron las transformaciones indispensables para habilitar las aulas y permitir el funcionamiento del consultorio y la sala de curaciones.

De esta manera, luego de grandes esfuerzos, con obreros urgidos por la importancia del rol a cumplir, las tareas concluyeron a fines de julio de 1920. Y en los primeros días de agosto, comenzó a funcionar la Escuela de Tracomatosos, con el orgullo de ser la primera de su tipo en todo el país. La trascendencia de la obra fue enorme, aunque recién se la apreciaría, en plenitud, décadas más tarde.

En marcha
 
El consultorio se instaló de acuerdo con las indicaciones del jefe del cuerpo médico escolar, doctor Edgardo Guzmán, y del médico oculista, doctor Julio González Lelong. Este último se encargó de adiestrar a las maestras de grado para que transmitieran a los alumnos los conocimientos adecuados sobre cómo seguir el tratamiento.

El objetivo no terminaba allí; los chicos fueron incentivados para difundir en sus casas los cuidados necesarios para impedir el contagio. A quienes tenían problemas para llegar al establecimiento, el Estado los proveyó de pasajes gratis en los tranvías, además de facilitarles las órdenes necesarias para retirar medicamentos.

Durante mucho tiempo, la escuela cumplió un rol central para combatir esta enfermedad. Y por mucho tiempo también, quedó un recuerdo público de gratitud hacia el doctor Colombres, quien falleció meses antes de que su creación se pusiera en marcha.
 

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