Un ciclo de vida alterado y un renacer en vivo

Un ciclo de vida alterado y un renacer en vivo

La banda celebra sus 20 años -cumplidos en 2014- con un show acústico y con hits reversionados. Otra forma de resurgir.

CONFORME. “Seguimos vigentes tras 20 años”, dice Fer Ruiz Díaz. acapasancosas.com.ar/ CONFORME. “Seguimos vigentes tras 20 años”, dice Fer Ruiz Díaz. acapasancosas.com.ar/
Nacer

Es el amanecer del 91, Fernando Ruiz Díaz está en Brasil. Un nativo le ha prestado una guitarra en un bar, él ha hecho con ella lo que sabe. Más tarde, de noche, Fernando cruza la arena para despedirse del mar y en el camino lo intercepta el brasileño -“un negro con ojos amarillos y rastas, ¿viste esos seres humanos tallados por Dios?”-, lo frena. Le dice: “no tenés derecho a hacer lo que estás haciendo porque Dios da a pocos humanos el don de tocar así. No podés no hacer nada con eso”. Ruiz Díaz sólo piensa “y este tipo cómo sabe”. Tiene 22 años, ninguna banda, ningún proyecto musical.

Poco tiempo después, Fernando encara a su hermano seis años menor. “Vamos a hacer un grupo”, le dice. La respuesta de Gabriel Ruiz Díaz ya conlleva su condición de alma de lo que se viene: “yo ya estoy, faltás vos”.

El año 1994 pare a Catupecu Machu.

Crecer

El ADN de Catupecu, su carácter, sus ciclos, sus nombres, sus mutaciones: todo está registrado. Sin saber cabalmente para qué, Fernando ha llevado siempre consigo dos cámaras. “Ahora es muy normal filmarse, en ese momento no -le dice Ruiz Díaz a LA GACETA cuando habla de los comienzos-. Nunca pensé que sería para esto”. Esto es el documental “20 años - El grito después”, que se puede ver en YouTube y que provee de imágenes, voces y emociones a la línea del tiempo de la banda.

La voz sin edad de Fernando, la sonrisa de dientes pequeños de Gabriel, los crucigramas en los buses de gira, las paredes sin revocar del primer estudio, el primer demo, “Dale!” y sus pogos sobre el escenario, el primer Obras, las letras hipnóticas de Fernando, la firmeza y la solidez de Gabriel como músico y productor. Estas, y más, son algunas de las postas que bosquejan la evolución del grupo. “Siempre nos pasa que el público se interesa en ver lo que hacemos. Estamos vigentes después de dos décadas, y cada vez más porque siempre hacemos nuevas cosas. Creo que es lo que a todo artista le gustaría y a nosotros nos sucede. O hacemos que nos suceda”.

Renacer

Hay un fundido a negro en la historia de la banda que en la vida real está marcado en la madrugada del 31 marzo de 2006 y en el documental, en la hora 01:40:52, cuando dejan de aparecer registros audiovisuales de Gabriel. El accidente que expulsó al bajista -al menos físicamente- de los escenarios ha introducido el ítem “renacer” en el ciclo de vida de Catupecu. “Es el acontecimiento más significativo que hemos transitado”, admite Fernando ante LA GACETA. “Lo único que te puedo decir es que hay que aceptar las cosas”, le ha dicho a Clarín hace un año.

El show que darán esta noche en Tucumán es otra forma de resurgir: “reversionamos todos los temas. Prácticamente quedaron nuevos, resignificados y llevados a otros formatos. Creo que es de lo más interesante que hemos hecho. Disfrutamos sobre todo de tocar en teatros, son lugares con espíritu. A todos los teatros que llegamos nos dicen ‘aquí cantó Gardel’” (en Tucumán, Gardel cantó una sola vez, en 1919, en un local ya desaparecido de Muñecas al 200).

Reproducirse

“Lila (dos años) no es sólo mi primer hija, sino la primera de toda la banda. Fue un aluvión de energía tremenda, no sólo para mí, sino para toda la familia. Lila es la contracara del accidente de Gabriel: energía pura”.

Morir

No es casualidad que el disco que compila los éxitos de Catupecu -editado en 2014- se llame “Código genético”: allí se encuentra la información imprescindible que los hace eternos, que permite clonarlos una y otra vez.

Y también está esta escena del documental. Aparecen los hermanos Ruiz Díaz y Abril Sosa (el entonces baterista) en su primera gira, en Córdoba. “¿Creen que pueden ser protagonistas de acá a unos años?”, les pregunta un notero. La mirada de Fernando tiene la altivez del que se sabe eterno: “esperemos que para toda la vida”.
 
ACTÚA HOY

• A las 21.30, en el teatro Alberdi (Jujuy y Crisóstomo Álvarez).

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