No es sólo K-pop: el boom coreano en Tucumán llega a la TV asiática

No es sólo K-pop: el boom coreano en Tucumán llega a la TV asiática

Un documental filmado en la provincia registra la fascinación de los jóvenes por la cultura, la música y los valores asiáticos. Un interés creciente.

COVERS, PERO DE BAILE. De a grupos, los chicos fueron pasando frente a las cámaras; el objetivo es hacer una copia exacta de las bandas coreanas. la gaceta / foto de DIEGO ARáOZ COVERS, PERO DE BAILE. De a grupos, los chicos fueron pasando frente a las cámaras; el objetivo es hacer una copia exacta de las bandas coreanas. la gaceta / foto de DIEGO ARáOZ

A metros de unos caniches con chaleco, ellas.

Lo que primero encandila al ojo son sus chaquetas largas hasta el piso y de flecos amarillos; lo próximo es reparar en sus movimientos, en que ambas bailan y gesticulan para un mismo objetivo imaginario, en que la música que hace brotar su coreografía es al mismo tiempo universal y extraña. El cuadro aislado -dos adolescentes superproducidas y maquilladas danzando para nadie, en una de las islas verdes de la plaza Urquiza- sería desconcertante. No lo es porque, más allá, otros seis jóvenes con remeras blancas y rojas (al estilo de baseball norteamericano) se esmeran en un número que requiere mayor coordinación; al frente, cinco chicas se ajustan sus camperas de cuero para iniciar su propio sketch; más acá, tres de polleras negras se acomodan frente a un pequeño reproductor de música.

Es la tarde. Es septiembre. Es un sendero serpenteante a cuyos bordes se despliegan estos ensayos. Y, al final de él, un gran semicírculo sobre la avenida Sarmiento en el que en unos minutos la cadena televisiva MBC -una de las tres más grandes de Corea del Sur- grabará parte del documental que da cuenta de cómo la cultura coreana provoca fascinación entre los tucumanos. Para afianzar ese postulado, decenas de adolescentes han preparado coreografías que imitan las de sus bandas favoritas de K-pop (el pop de ese país). Aunque lo que está a punto de suceder es apenas un síntoma de la fiebre coreana que hace tiempo se siente en nuestra provincia.

Pero primero lo primero. Y lo más curioso. La película “Hola Argentina, hasta donde llega el idioma coreano” iba a filmarse sólo en Buenos Aires, capital que eligió MBC por ser la más distante en la que estalló el boom coreano. Tucumán no estaba en los planes ni en el conocimiento de los productores hasta que supieron, a través de la embajada, que esta era la única provincia del interior en la que se enseña su idioma como taller universitario, y que ese espacio ha generado un inmenso interés por todo lo proveniente de Seúl.

La producción alteró entonces su agenda para viajar y conversar con los jóvenes tucumanos. “Les llamaba la atención que nos gustara tanto su cultura estando tan lejos y sin ser capital nacional, porque generalmente en las capitales hay más diversidad que en el interior. De hecho, las preguntas buscaban entender por qué estudiamos coreano, qué nos gusta o interesa de ese país”, cuenta Mayra Benavídez, una de las alumnas del taller que se dicta en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT.

Los cineastas no sólo presenciaron algunas de las clases sino que también conocieron las casas de los estudiantes y los siguieron con sus cámaras en actividades específicas. Fue el caso de Lucas Jigena López, a quien filmaron mientras buscaba del colegio a su hermano y lo llevaba luego a taekwondo, disciplina coreana que este año cumplió 40 años en Tucumán. “Nos convocaron para participar del documental porque decidimos participar de la cultura de ellos -define Lucas-, que es muy diferente a la occidental”.

Participar de la cultura coreana, explican los chicos, es mucho más que conocer su alfabeto: es entender cómo se vinculan, qué valores veneran, qué define su personalidad, cuáles son sus tradiciones, sus comidas y atuendos típicos. Para esto ha sido fundamental no sólo la instrucción sino también el empeño de Sang Soon Yoon, la coreana que hace 31 años llegó a la provincia y que hace cinco está al frente del taller universitario y del secundario (ver nota aparte). “La profesora es bastante interactiva. Organiza reuniones, nos prepara platos, nos presta libros de historia traducidos al castellano. Quiere que vivamos su cultura a través de los sentidos y no tanto de lo que leamos de unos apuntes”, valora Soledad Medina, alumna de Yoon desde hace dos años. María Lourdes Fraile, quien cursa Coreano desde 2012, coincide: “el resto de los talleres de la UNT está bien dictado, pero no sé de ningún otro en el que hagan tanto esfuerzo por transmitir todo lo que engloba a un idioma. La profesora nos enseña a cocinar y periódicamente nos pregunta qué quisiéramos aprender de su país para luego traer información al respecto”.

Histeria y emoción

Yoon también ha sido pieza imprescindible en el engranaje que terminó con la MBC filmando en Tucumán. La embajada la contactó para que recibiera y coordinara al productor, la periodista y al camarógrafo que integran el equipo y ahora, en la plaza Urquiza, está tan o más atareada que ellos, repasando la lista de grupos que bailarán (se han anotado 20) o transportando los regalos que entregarán entre quienes contesten correctamente una trivia.

Las coreografías que antes se ensayaban en el pasto comienzan a ser realizadas frente a la cámara. No hay lugar en ellas para la libre interpretación o para improvisar: el objetivo es hacer una imitación exhaustiva hasta en los gestos de lo que hacen las bandas coreanas. “Son covers de coreos ya conocidas; copias exactas -explica Benavídez-. Lo que más llama la atención de los grupos de K-pop es que no hacen un simple baile sino que hay una gran producción por atrás; son conjuntos de muchas personas que actúan como una unidad”.

Tras el décimo sketch, la periodista Kang da Som pide hacer una pausa para largar el concurso. Traductora mediante, explica que hará preguntas fáciles, pero que las respuestas deben ser en coreano. El gentío que cierra el semicírculo -casi todos con carteles con los nombres de sus bandas favoritas- grita y aplaude ante cada expresión suya. Algunos incluso se tapan la boca atónitos, como si estuvieran ante sus auténticos ídolos. La cámara registra cada detalle.

Las consignas son realmente sencillas (nombrar cinco cantantes coreanos o cinco comidas típicas, por ejemplo) y también son sencillos -aunque muy valiosos para quienes los reciben- los premios: pósters y stickers, en su mayoría. Hay grandes abrazos y expresiones de felicidad cuando el beneficiado vuelve a la multitud y, si bien la alegría de los chicos es realmente palpable, la emoción más grande de la tarde la acusa un hombre que todo el tiempo se ha mantenido detrás de los parlantes. Es Lu Chang Su, ejecutivo de la MBC, que antes de irse del paseo murmura alguna frase cerrada. Un traductor explicará después que dijo: “jamás imaginé que esto pasara, estoy muy emocionado”.

DOCUMENTAL YA DISPONIBLE

• Aún no traducido, miralo aquí

El respeto, su virtud más fascinante

Hay dos grandes portales por los que los tucumanos han entrado al universo coreano: el K-pop y los dramas, series a los que los fanáticos definen como “atrapantes, bien hechas y muy distintas de las ficciones nacionales”. Eso es un primer choque, una primera fascinación, pero lo que realmente llama la atención de los jóvenes y los mueve a indagar más en las costumbres asiáticas es lo que llaman la cultura del respeto.

“Para ellos el respeto está antes que nada. Jamás le hablarían mal a un mayor, por ejemplo, incluso si están siendo retados”, explica Mayra Benavídez. “De hecho -agrega María Lourdes Fraile- hay una parte específica de la gramática que se usa para expresarse formalmente. Está bueno esa cualidad, pero de tan respetuosa y estricta la sociedad coreana puede ser muy fría”.

En esta última observación coincide la profesora Sang Soon Yoon: “en Corea la gente es fría, hay mucha competencia y suelen hacer todo solos. En cambio, aquí las personas son amables, se acompañan, son más abiertas -describe-. De todos modos, hay varias coincidencias entre Corea del Sur y Argentina: ambas tienen presidentas mujeres y ambas han mantenido conflictos territoriales con otros países. Argentina con Inglaterra por las Malvinas y Corea con Japón por las islas Tokdo”.

La intención de Yoon es lograr en sus alumnos el punto medio entre la eficiencia asiática y la pasión latina.

Salen del colegio hablando coreano

A veces, en los recreos, se escucha a los chicos practicando cierta pronunciación, repitiendo alguna frase que aprendieron en clases. El entusiasmo por la novedad está lejos de menguar en el colegio Presentación de María, en Villa Carmela, la primera y única institución secundaria de Tucumán que enseña como materia el idioma coreano.

“Todos los alumnos cursan el taller, pero no es una materia que deban aprobar obligatoriamente ni está dentro de la currícula. Es una manera de ampliar la oferta educativa y pudimos incorporarlo a partir de un convenio con la embajada coreana. Lo hicimos porque nos gustaba la propuesta, pero también porque ya veíamos que los chicos consumían música y programas de ese país. En función de todo eso tramitamos la modalidad de taller”, explicó la rectora, Cecilia Escobar.

Al igual que en la UNT, la profesora Sang Soon Yoon -al frente de la cátedra- se esfuerza por no sólo enseñar el idioma sino también las características su país y sociedad. “Los chicos cocinan con ella, pero además han afianzado valores fundamentales como el respeto a los mayores y el cumplimiento de los horarios. Esa manera de ser de la docente influyó incluso en sus colegas, que veían que Yoon estaba adentro del curso antes de que sonara el timbre de fin de recreo”.

La fascinación por la materia es tal, indicó, que algunos chicos piden hacerla en horas extra o cursarla los sábados.

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