REFACCIÓN. El Museo Iramain mostrará pronto su mejor cara. FOTOS JOSÉ NUNO.
Tiene 80 años recién cumplidos. Si fuera una persona, se podría decir que el tiempo le ha cobrado caro cada uno de los días que vivió: un rostro deteriorado que se descascaraba, el smog adherido a su piel y la humedad le ha generado múltiples enfermedades. Pero para el Museo Iramain el final no ha llegado todavía. De hecho, ha rejuvenecido. Hace unos semanas se completó la primera etapa de la puesta en valor de la vieja casona de Entre Ríos 27.
En la fachada del recientemente bautizado Museo Provincial Escultor Juan Carlos Iramain se realizaron tareas de acondicionamiento de las mamposterías, molduras, rejas y carpinterías y se hicieron trabajos de pintura e iluminación. Por otra parte, se colocó una placa con una nueva identidad visual del museo.
Donación
Vale la pena recordar que el 1 de agosto, la institución, que alberga desde 1935 la obra del escultor Juan Carlos Iramain, y que durante 80 años fue administrado por los familiares del artista, pasó a ser gestionado por la Provincia (ver destacado). “La Fundación Iramain hace al Estado la donación del Museo, y el Ente Cultural de Tucumán (ECT) lo toma al inmueble y contrata al personal que ya venía trabajando de manera voluntaria. El museo tenía problemas edilicios, que vamos resolviendo de a poco, como los techos, la fachada y parte del patrimonio que se está restaurando. Ahora hay una sinergia entre lo privado y lo estatal, y eso se puede complementar perfectamente”, comentó Martín Ruiz Torres, secretario General del ECT y gestor clave en el vínculo entre el Ente y Leonardo Iramain, hijo del artista tucumano y gestor del Museo durante décadas. El funcionario resaltó que la idea es que el Iramain esté a la altura de los otros museos provinciales, con baños en condiciones para recibir al público, con salas administrativas y con horario y guías permanentes (actualmente, el horario de atención es de miércoles a domingo de 17 a 22).
Humberto Salazar, arquitecto del área Infraestructura Edilicia Patrimonial del ECT, describió que la próxima etapa contemplará el tratamiento integral de su cubierta y obras en los espacios internos de la casa, muchos de los cuales presentan planos intervenidos en su totalidad por frisos y molduras del artista. “Oportunamente será necesaria una renovación del guión museológico y obviamente una nueva museografía con la incorporación de tecnología, nueva iluminación y otros elementos y dispositivos que permitan valorar el legado artístico de Juan Carlos Iramain”, adelantó el arquitecto Salazar, y confesó que los trabajos continuarán porque el edificio aún presenta algunos conflictos edilicios, como el deterioro en algunos sectores de la cubierta, desprendimientos de revoques, humedades y problemas estructurales en mamposterías, entre otras patologías.

Para ver y leer
Si se recorre el museo y se presta atención a los frisos que están en la mayoría de las paredes de la casa del artista, podrán descubrir la historia de Jesús, desde su nacimiento hasta su resurrección. Esto y las múltiples esculturas religiosas dan cuenta de la profunda religiosidad de Iramain, autor del Cristo Bendicente que nos observa desde el cerro San Javier.
“En realidad, mi padre quería hacer el Cristo rodeado de sus apóstoles, pero la obra no se pudo concretar y hoy en casa tenemos la maqueta de esos apóstoles. Era profundamente religioso y eso marcó parte de su legado”, confiesa, entre otros secretos, Leonardo Iramain, que amablemente, junto a su mujer María del Huerto, acompañan a los visitantes a recorrer el museo.
La casa también tiene un patio al que le da sombra frondosos árboles de mora, palta y laurel, y cuyas paredes están abrazadas por enredaderas de maracuyá que rodean a innumerables esculturas. “Esta parte de la casa también la vamos a donar, les damos la primicia, para que quede todo como una unidad. Y como no tenemos hijos, queremos que quede en buenas manos cuando nosotros no estemos en este mundo. La propiedad tiene una planta baja, un primer piso y el patio. Todo lo que está en ella, me refiero a unas 100 obras, también van a ser parte de esta donación”, anticiparon Leonardo y su mujer. Eso sí: para concretar la donación tienen una única condición: la de seguir viviendo allí, entre el legado del gran Iramain, como una suerte de guardianes de ese valioso patrimonio.


La donación de la casa
El 1 de agosto, durante la Noche de los Museos, el Ente de Cultura formalizó la aceptación de la donación con cargo del Museo Iramain, que efectuó la fundación que lleva el nombre del destacado artista tucumano (ahora depende de la Dirección Artística de Artes Visuales, a cargo de Raquel Zeitune). Previamente, Leonardo Iramain, hijo del escultor, había hecho varias refacciones. “Si vas a regalar algo, tiene que estar en buen estado”, manifestó.








