
-LA GACETA / FOTO DE INÉS QUINTEROS ORIO.

Hay en Tucumán un grupo de escritores y académicos que están empecinados en rescatar la obra del escritor Hugo Foguet, novelista, poeta y cuentista, tan extraño como revolucionario. Luego de su muerte, en 1985, para muchos su obra se hundió en el más profundo de los olvidos. Sin embargo, para ese grupo de hombres y mujeres de letras, sigue siendo el único escritor tucumano que en su imponente novela “Pretérito perfecto” -polifónicamente compleja- retrata los vaivenes de lo que fue el “Tucumanazo” y el clan de la familia Navarro Sorensen, una metáfora del poderío económico y político de la clase oligárquica azucarera que vivió su esplendor a fines del XIX y principios del XX.
Isabel Aráoz es, precisamente, una de esas escritoras obsesionadas con la obra de Foguet. Tanto que su tesis de doctorado giró en torno a una mesurada y minuciosa investigación sobre la obra de este poderoso escritor. Ahora, esa investigación tomó forma de libro: “Pequeño fuego. La escritura de Hugo Foguet”, que será presentado el 28 de octubre, a las 20.30, en el Centro Cultural Rougès (Laprida 31).
“Yo ya había comenzado a estudiar a Foguet en mi tesis de licenciatura. Hice una detallada recopilación de archivo, que incluyó material del archivo de LA GACETA, donde hay muchos trabajos de este escritor que no han sido publicados”, cuenta Aráoz.
- ¿Y qué descubriste cuando comenzaste a bucear en la obra de Foguet?
- Bueno, descubrí muchas cosas, entre ellas, que su oficio de marino le da a su escritura una suerte de desplazamiento permanente. Y es justamente en esa “errancia” que él construye toda su obra.
- ¿Puede considerarse a Foguet como un escritor regional?
- No. Al contrario. Esa experiencia de viajar por el mundo, de palpar otras culturas y recorrer otras geografías, es plasmada en su narrativa. Además, Foguet fue, desde muy pequeño, un ferviente lector. Cuando uno lee, por ejemplo, “Pretérito perfecto”, esa cantidad de lecturas sedimentadas terminan abrumando. De hecho, una de mis intuiciones es que Foguet hace de toda la literatura su tradición; no se queda con lo regional. De hecho, en su obra se nota cierta incomodidad con lo que se escribía en esa época en nuestra provincia.
- ¿Podría decirse que “Pretérito perfecto” es la gran novela tucumana entonces?
- Es una novela fundante, porque traza una ruptura con respecto a otras novelas. De hecho, en mi investigación he tomado a otros autores de la misma época como Julio Ardiles Gray, con su novela “El inocente”; Juan José Hernández, con “La ciudad de los sueños”, Elvira Orphée, con “Aire dulce” y Eduardo Perrone con “Visita, francesa y completo” para comparar la visión del Tucumán que ellos tenían con lo que plantea Foguet en 1983 con “Pretérito perfecto”, que es la coronación del género. Claro que uno puede trazar esta tradición hacia adelante, pero me parece que “Pretérito perfecto” es un punto de inflexión para la novela como género en Tucumán.
- ¿Y por qué cayó en el olvido?
- Porque no se hicieron reediciones. Hubo una corta circulación de sus obras. Por ejemplo, la primera edición de la novela “Frente al mar de Timor” es prácticamente imposible de conseguir. Y si bien se reeditó en 1998, sigue siendo un problema encontrarla. En cuanto a los cuentos, se reeditaron sus últimos trabajos, sobre todo los relatos de “Convergencia”, cuyos derechos de autor los tenía Inés Aráoz, que fue la última compañera que el escritor tuvo en vida. El resto de la obra quedó en mano de sus herederos y no pudieron o no quisieron hacerse cargo de esa obra. De todas maneras, en 2010, Ediciones del Dock y el Departamento de Publicaciones de la Facultad de Filosofía y Letras reeditó su obra poética, incluyendo trabajos inéditos y algunas poesías que publicó LA GACETA. Hay que reconocer también que existe un creciente interés entre los alumnos que están planteando la necesidad de revisar la obra de Foguet y, por eso, este año se reeditó “Pretérito perfecto” por una editorial de la Universidad de Villa María (Córdoba). La obra acaba de salir y por eso no se lo puede conseguir aquí en Tucumán. Esto es un gran avance para comenzar a conocer la obra de este gran escritor tucumano.
- ¿Cómo describirías la narrativa de Foguet?
- Es transgresora porque concibe al género de otra manera. Es mucho más experimental, es polifónica (tiene diversas voces) y sus personajes son lectores raros porque tienen discusiones intelectuales y políticas sobre cómo se tiene que leer la tradición literaria de Tucumán y de cómo en la provincia se sigue leyendo lo mismo. En “Pretérito perfecto” hay, además, un cierto uso de la fotografía, como para dar una idea del árbol genealógico de los Navarro Sorensen. Pero, lo curioso es que estas fotos no son imaginadas sino que son fotografías del propio archivo de Foguet.
- ¿Entonces para Foguet la escritura era una aventura?
- Totalmente. Aunque yo prefiero quedarme con la imagen del Foguet lector. De hecho, en las entrevistas que tuve con sus hermanos, me enteré que de pequeño a Hugo le gustaba gastar el dinero en libros. Y sus lecturas aparecen en casi todos sus libros. De hecho, tiene una serie de poemas que se llama “Lecturas”.








