25 Septiembre 2015
Sin mirarse y con un saludo frío, Manzur y Amaya compartieron el primer acto tras los comicios
Los festejos por un nuevo aniversario de la Batalla de Tucumán unieron por unos minutos a Juan Manzur y a Domingo Amaya, los dirigentes del oficialismo y de la oposición, respectivamente, que se enfrentaron en los comicios del 23 de agosto. Los dos espacios afirman que apostarán al diálogo, exhortados por el arzobispo Zecca, quien pidió esa apertura en su homilía.
INMUTABLES. Manzur y Amaya, distantes, separados por el arzobispo Zecca y el obispo emérito de Santiago del Estero, Polti; Alfaro aparece más alejado. la gaceta / foto de inés quinteros orio
Fue la primera vez que el gobernador electo por el Frente para la Victoria (FpV) Juan Manzur y el intendente de la capital Domingo Amaya (fue candidato a vicegobernador por el ApB) coincidieron en un acto público, luego del convulsionado proceso electoral que culminó el miércoles con la proclamación de todos los candidatos electos por parte de la Junta Electoral Provincial (JEP).
Las miradas del público y de los dirigentes del amayismo que participaron de los festejos por un nuevo aniversario de la Batalla de Tucumán y del Día de la Virgen de la Merced estaban centradas en las posturas y en las actitudes del actual vicegobernador y del jefe municipal de la capital.
Antes de que comenzara la ceremonia encabezada por el arzobispo de Tucumán, monseñor Alfredo Zecca y por autoridades del Ejército, Manzur y Amaya se estrecharon la mano pero sin mirarse a los ojos. Después de ese acercamiento ya no tuvieron contacto visual.
Ayer, fue la Iglesia la que dio el primer paso para convocar al diálogo al oficialismo y a la oposición. Pero, paradójicamente, en el acto de apertura realizado en la plaza Belgrano, fue la misma Iglesia la que separaba a Manzur, Amaya y al secretario de Gobierno e intendente electo de la capital, Germán Alfaro. Porque a la par del vicegobernador se ubicó Zecca, y al lado del jefe de la Iglesia tucumana se situó el obispo emérito de Santiago del Estero, monseñor Francisco Polti. A la par de los representantes de la curia se ubicaron Amaya y Alfaro, quienes al igual que Manzur permanecieron inmutables durante los cuarenta minutos que duró la ceremonia.
La rigidez y los gestos adustos se interrumpieron cuando los mandatarios realizaron una ofrenda floral en el monumento a Manuel Belgrano. Manzur y Amaya ofrendaron por separado, uno en representación de la provincia y el otro en representación del gobierno de la ciudad.
Fue llamativa la reacción del público cuando Manzur y Amaya se acercaron hacia el monumento del prócer. Cuando el gobernador electo realizó la ofrenda floral, el silencio se apoderó de los asistentes. En cambio, cuando le tocó el turno al intendente de la capital sobrevino el aplauso del público.
En un primer momento se especuló con la posibilidad de que el alperovichsita acompañara a Amaya en la procesión de la Virgen de la Merced. Pero finalmente Manzur optó por no participar de la caminata, ni tampoco de la homilía ofrecida en las puertas de la Iglesia Catedral.
Cuando finalizó la homilía de monseñor Zecca, Amaya y Alfaro dialogaron con los medios de prensa. Ambos dirigentes optaron por no polemizar sobre la relación política con el oficialismo, luego de los comicios del 23 de agosto.
“Gracias a Dios la gente se manifiesta con educación y con respecto. Eso es bueno para la democracia. Lo importante es que las manifestaciones sean en paz y con respeto hacia el otro, eso es lo más importante. Yo les agradezco a los tucumanos el afecto, el cariño que me han transmitido hoy. Eso también me emociona mucho y también me genera más responsabilidad para seguir trabajando por nuestra provincia”, sostuvo el intendente capitalino.
¿Qué opinión tiene sobre que Manzur haya decidido participar de la ofrenda florar?, se le consultó. “Es un acto oficial y el gobierno tiene que participar. En esto yo creo que no hay que mezclar lo político con lo institucional, y menos aún con lo personal. Ustedes vieron que nunca hice alusiones personales contra nadie”, se limitó a responder Amaya.
Al ser consultado sobre de qué manera continuará el pedido de nulidad de las elecciones, Amaya expresó: “nosotros tenemos ahora el paso del recurso extraordinario donde los abogados estaban evaluando de qué forma continuar con este proceso. Además hay una convocatoria del arzobispo que nos pide que pacifiquemos la provincia y que nos despojemos de los intereses sectoriales, personales y que logremos la paz para la provincia”, evaluó, y afirmó que si se constituye una mesa de diálogo, que sea con una “agenda de compromiso”.
“Si hay un diálogo que sea con una agenda de compromiso, no un diálogo para ir a sentarse y tomar un café. Que uno de los principales puntos se la reforma de este sistema electoral perverso”, acotó.
Sobre el acto que compartieron con Manzur, Alfaro por su parte expresó: “hay que respetar las instituciones, no hay ningún tipo de lectura política, la festividad religiosa es lo más importante”. Sobre la apertura del diálogo, se le consultó si era necesario hablar sobre una reforma de la constitución. “Todavía es muy prematuro hablar sobre estas cuestiones. Lo primero que tenemos que hacer es lograr la pacificación de nuestra ciudad y de nuestra provincia”, señaló.
Las miradas del público y de los dirigentes del amayismo que participaron de los festejos por un nuevo aniversario de la Batalla de Tucumán y del Día de la Virgen de la Merced estaban centradas en las posturas y en las actitudes del actual vicegobernador y del jefe municipal de la capital.
Antes de que comenzara la ceremonia encabezada por el arzobispo de Tucumán, monseñor Alfredo Zecca y por autoridades del Ejército, Manzur y Amaya se estrecharon la mano pero sin mirarse a los ojos. Después de ese acercamiento ya no tuvieron contacto visual.
Ayer, fue la Iglesia la que dio el primer paso para convocar al diálogo al oficialismo y a la oposición. Pero, paradójicamente, en el acto de apertura realizado en la plaza Belgrano, fue la misma Iglesia la que separaba a Manzur, Amaya y al secretario de Gobierno e intendente electo de la capital, Germán Alfaro. Porque a la par del vicegobernador se ubicó Zecca, y al lado del jefe de la Iglesia tucumana se situó el obispo emérito de Santiago del Estero, monseñor Francisco Polti. A la par de los representantes de la curia se ubicaron Amaya y Alfaro, quienes al igual que Manzur permanecieron inmutables durante los cuarenta minutos que duró la ceremonia.
La rigidez y los gestos adustos se interrumpieron cuando los mandatarios realizaron una ofrenda floral en el monumento a Manuel Belgrano. Manzur y Amaya ofrendaron por separado, uno en representación de la provincia y el otro en representación del gobierno de la ciudad.
Fue llamativa la reacción del público cuando Manzur y Amaya se acercaron hacia el monumento del prócer. Cuando el gobernador electo realizó la ofrenda floral, el silencio se apoderó de los asistentes. En cambio, cuando le tocó el turno al intendente de la capital sobrevino el aplauso del público.
En un primer momento se especuló con la posibilidad de que el alperovichsita acompañara a Amaya en la procesión de la Virgen de la Merced. Pero finalmente Manzur optó por no participar de la caminata, ni tampoco de la homilía ofrecida en las puertas de la Iglesia Catedral.
Cuando finalizó la homilía de monseñor Zecca, Amaya y Alfaro dialogaron con los medios de prensa. Ambos dirigentes optaron por no polemizar sobre la relación política con el oficialismo, luego de los comicios del 23 de agosto.
“Gracias a Dios la gente se manifiesta con educación y con respecto. Eso es bueno para la democracia. Lo importante es que las manifestaciones sean en paz y con respeto hacia el otro, eso es lo más importante. Yo les agradezco a los tucumanos el afecto, el cariño que me han transmitido hoy. Eso también me emociona mucho y también me genera más responsabilidad para seguir trabajando por nuestra provincia”, sostuvo el intendente capitalino.
¿Qué opinión tiene sobre que Manzur haya decidido participar de la ofrenda florar?, se le consultó. “Es un acto oficial y el gobierno tiene que participar. En esto yo creo que no hay que mezclar lo político con lo institucional, y menos aún con lo personal. Ustedes vieron que nunca hice alusiones personales contra nadie”, se limitó a responder Amaya.
Al ser consultado sobre de qué manera continuará el pedido de nulidad de las elecciones, Amaya expresó: “nosotros tenemos ahora el paso del recurso extraordinario donde los abogados estaban evaluando de qué forma continuar con este proceso. Además hay una convocatoria del arzobispo que nos pide que pacifiquemos la provincia y que nos despojemos de los intereses sectoriales, personales y que logremos la paz para la provincia”, evaluó, y afirmó que si se constituye una mesa de diálogo, que sea con una “agenda de compromiso”.
“Si hay un diálogo que sea con una agenda de compromiso, no un diálogo para ir a sentarse y tomar un café. Que uno de los principales puntos se la reforma de este sistema electoral perverso”, acotó.
Sobre el acto que compartieron con Manzur, Alfaro por su parte expresó: “hay que respetar las instituciones, no hay ningún tipo de lectura política, la festividad religiosa es lo más importante”. Sobre la apertura del diálogo, se le consultó si era necesario hablar sobre una reforma de la constitución. “Todavía es muy prematuro hablar sobre estas cuestiones. Lo primero que tenemos que hacer es lograr la pacificación de nuestra ciudad y de nuestra provincia”, señaló.
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