Luciano Cortés Ayusa sigue en vuelo con Fuerza Bruta

Luciano Cortés Ayusa sigue en vuelo con Fuerza Bruta

El artista tucumano integra el grupo que viajará próximamente a China a dar funciones por tres meses, con el objetivo de” perderse”.

EN FUNCIÓN. En el espectáculo no hay personajes sino roles rotativos. EN FUNCIÓN. En el espectáculo no hay personajes sino roles rotativos.
11 Agosto 2015
Corre desaforado, como huyendo de algo. Camina por las paredes o vuela atado a arneses. Baila como loco al ritmo de los tambores, con el paso camión de las murgas uruguayas llevado al extremo. Salta, canta, actúa y lleva su arte a todo el mundo.

Antes de iniciar una nueva gira por China con Fuerza Bruta, Luciano Cortés Ayusa hizo escala de despedida en su Tucumán natal, de donde emigró para formarse como artista integral en Buenos Aires. Allí encontró un universo distinto, que ahora le permite recorrer el mundo pero que también, de alguna manera, lo obliga a volver a sus orígenes y a sus afectos cada tanto.

A diferencia de otros adolescentes, en su momento Luciano tenía claro qué quería ser, y hace una década lo forjó lejos de su casa, como si tomar distancia fuese un elemento liberador. “Todos, de alguna manera, tenemos capacidades ilimitadas. Nos limitamos nosotros mismos porque entendemos a la vida como algo finito y lo traducimos a aspectos cercanos, lo que nos lleva a acotar las posibilidades de desarrollo. Tenemos latentes todo, y a algunos le afloran de forma más fácil que a otros, pero están adentro de uno”, señala, en una entrevista con LA GACETA.

- ¿Cómo describirías, desde lo vivencial, lo que hacés como artista?

- Me mueve mucho la curiosidad y la necesidad de hacer. Me pasa algo que tiene que ver con lo social: siento que tengo la misión de hacer que la gente repiense o se replantee su situación, su estado presente. Sería una actualización de lo que le pasa a la sociedad. El arte me pasa mucho por ahí; creo que no puede quedarse en un lugar superficial, sino que necesito invitar al espectador a indagar en su universo personal. Yo me veo en esa misión, es algo que me sale sin ninguna clase de obligación ni nada.

- ¿Te sentís acompañado por otros en ese espacio de compromiso social?

- Es lo que a mí me llama a la hora de hacer arte, que no se limite al alimento del ego individual. Hay artistas que lo hacen para sentirse mejor ellos mismos. Pero no los critico en forma moral, ni digo que esté bien o mal; yo todo lo pienso desde mi lugar. Me planteo siempre en qué contribuye cada uno a lo social, a lo que sucede, a la cultura, a todo lo que te rodea.

- Tu hacer es reflexivo, no por el hacer mismo...

- Sí, todo mi laburo está abordado desde un lugar muy consciente y por eso me vengo formando desde hace años. Por ejemplo, ahora comencé a dictar cursos, pero para llegar al momento de animarme a hacerlo necesité mucho tiempo. El rol de docente es bisagra, porque es una persona que te puede abrir una puerta hacia algo o cerrártela para siempre. Según cómo te presente la disciplina, te puede llamar más o menos a hacerla.

- ¿En qué te centrás en tu entrenamiento?

- Yo planteo el entrenamiento físico desde una conciencia corporal global, desde el esqueleto y los músculos, de qué están compuestos, y a partir de allí llego al movimiento. No comienzo desde lo exterior, desde mostrar una coreografía y pretender que la gente baile. Está buenísimo que se pueda hacer, pero no es mi búsqueda personal. Quiero que la gente vaya a otro sitio, que entienda que no está separado lo corporal de lo mental. Tu cuerpo funciona desde lo que pensás y viceversa.

- ¿Sufriste la educación física tradicional en la secundaria?

- La critico mucho. No es educación física porque no se educa a la gente en su físico, no se la forma en cuanto a su peso y a cómo manejarlo, en descubrir su eje y en concientizar sobre su respiración, que te lleva a un lugar muy presente. Todo era recreativo y competitivo, jueguen para que uno gane. ¿Por qué no preparan a la gente a que no se lastime la espalda cuando trabaja o cuando carga cosas? Nos sentamos mal, nos contracturamos y nos duele. Es increíble.

- ¿Para qué te sirve desestructurarte?

- Para descompaginarte, para llegar al desorden que te permite encontrar otro orden o, por lo menos, cuestionarte el orden que traías con vos, si es el que de verdad querés, el que te es afín o funcional. Te permite elegir. Perderse un poco te ayuda a encontrarte.

- ¿Te perdiste muchas veces?

- Uf, me encanta perderme. Cuando viajo, sobre todo. En ese no saber hacia dónde vas, tu cuerpo empieza a resolver. Uno empieza a desarrollar facultades que ya tenías y pueden haber estado adormiladas o a adquirir otras nuevas.

- ¿Te vas a perder en China?

- Seguramente. Con Fuerza Bruta iniciamos una gira nacional por toda China y vamos a estar tres semanas en cada gran ciudad que visitaremos, son cuatro o cinco. De piso son tres meses de gira, con posibilidad de que se extienda a siete meses. Vamos a ver cuánto tiempo me quedo yo, porque es una cultura y una sociedad muy distinta. Nos readaptamos en el grupo en cada lugar de afuera, pero cuesta.

- ¿Cómo se preparan para ir a un lugar tan diferente?

- En realidad, no lo hacemos como grupo; cada uno se prepara según la curiosidad que tenga. Nosotros llevamos Occidente a todo el mundo; y si se quiere ser más específico, llevamos la Argentina al mundo. Somos un grupo bailando murga en China y los vuelve locos un baile tan frenético y liberador, frente a la forma de danzar que tienen allá con todo muy medido, hipersimbólico, con un significado detrás de cada movimiento lento. El papel de la mujer está muy relegado, por lo que ven a las que están en nuestro show y les resultaba extraño. En el espectáculo no existen personajes sino roles, y todos estamos entrenados para hacer cualquier rol, por lo que vamos cambiando de función en función. Así vamos probando cosas nuevas y distintas, con un alto nivel de adrenalina.

- ¿Hacen vida de grupo o cada uno hace la suya?

- Depende de quiénes vamos y cómo estamos dispuestos, si vamos al mismo hotel todos o a lugares distintos, pero en general nos movemos juntos. El 70% del tiempo estamos en comunidad. Somos entre 20 y 25 personas en total, desde el elenco hasta el manager, pasando por los técnicos.

- En cinco años, ¿te seguís viendo adentro de Fuerza Bruta?

- No. Fue un lugar al que quería llegar, me esforcé, llegué allí y hoy lo estoy disfrutando. Me gusta viajar y hacerlo, pero una vez que alcanzo un logro, necesito fijarme otro. Soy muy curioso e inquieto y necesito el vértigo de buscar algo nuevo. Con algunos amigos estamos armando mundos apéndice de lo que hago.

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