El fantasma de Satoshi Nakamoto

El fantasma de Satoshi Nakamoto

Quienquiera que sea, el creador de la moneda virtual tiene buenas razones para querer permanecer anónimo.

 TELAM TELAM
31 Mayo 2015
Nathaniel Popper - The New York Times

NUEVA YORK – Es uno de los mayores misterios de la era digital. La búsqueda de Satoshi Nakamoto, el elusivo creador del bitcoin, ha cautivado incluso a aquellos que piensan que la moneda virtual es algún tipo de estafa en línea. Ha surgido una leyenda a partir de una mezcolanza de hechos: Alguien que usó el nombre de Satoshi Nakamoto lanzó el software del bitcoin a principios de 2009 y se comunicaba con los usuarios de la naciente divisa vía correo electrónico; pero nunca por teléfono o en persona. Luego, en 2011, justo cuando la tecnología empezó a atraer una mayor atención, los correos electrónicos cesaron. Repentinamente, Satoshi desapareció, pero las historias se volvieron más grandes.

En el último año, mientras trabajaba en un libro sobre la historia del bitcoin, me fue difícil evitar sentirme atraído por el enigma casi místico de la identidad de Satoshi Nakamoto. Justo cuando empecé mi investigación, Newsweek causó sensación con un artículo de portada en marzo de 2014 que afirmaba que Satoshi era un ingeniero sexagenario desempleado que vivía en un suburbio de Los Ángeles. Al día siguiente de la publicaciones, sin embargo, la mayoría de las persona conocedoras del bitcoin habían concluido que la revista tenía al hombre equivocado.

Muchos en la comunidad del bitcoin me dijeron que, en deferencia al claro deseo de privacidad del creador del bitcoin, no querían ver que se desenmascarara al mago. Pero incluso entre quienes dijeron esto, pocos pudieron resistir discutir los indicios dejados por el fundador. Conforme sostenía estas conversaciones con los programadores y emprendedores que están más profundamente involucrados con el bitcoin, encontré una creencia discreta pero ampliamente sostenida de que gran parte de la evidencia más convincente apuntaba a un estadounidense huraño de ascendencia húngara llamado Nick Szabo.

Szabo es un misterio tan grande como Satoshi. Pero en el curso de mi investigación periodística he seguido encontrando nuevos indicios que me atrajeron más a la búsqueda, e incluso tuve un raro encuentro con Szabo en una reunión privada de destacados programadores y emprendedores del bitcoin. En ese encuentro, Szabo negó que fuera Satoshi, como lo ha hecho consistentemente en comunicaciones electrónicas, incluso un correo electrónico reciente. Pero reconoció que su historia dejaba poca duda de que estuvo entre un pequeño grupo de personas que, a lo largo de décadas, trabajando a veces cooperativamente y a veces en competencia, tendieron las bases para el bitcoin y crearon muchas partes que posteriormente se incorporaron a la moneda virtual. La contribución más notable de Szabo fue un predecesor del bitcoin conocido como “bit gold” que logró muchos de los mismos objetivos usando herramientas similares de matemáticas avanzadas y criptografía.

Quizá sea imposible probar la identidad de Satoshi hasta que la persona o personas detrás de la cortina del bitcoin decidan salir al frente y comprobar la propiedad de las antiguas cuentas electrónicas de Satoshi. En este momento, la identidad del creador ya no es importante para el futuro del bitcoin. Desde que Satoshi dejó de contribuir con el proyecto en 2011, la mayor parte el código de fuente abierta ha sido reescrita por un grupo de programadores cuyas identidades se conocen.

Pero la historia de Szabo ofrece información sobe elementos a menudo no comprendidos de la creación el bitcoin. El software no fue espontáneo, como se supone en ocasiones, sino que más bien fue creado con base en las ideas de múltiples personas a lo largo de varias décadas.

Esta historia es más que solo una cuestión de curiosidad. El software ha llegado a ser considerado en círculos académicos y financieros como un importante avance en las ciencias computacionales que podría reformar la manera en que se ve y se mueve el dinero.

Muchos conceptos centrales del bitcoin fueron desarrollados en una comunidad en línea conocida como los Cypherpunks, un grupo laxamente organizado de activistas de la privacidad digital. Como parte de su misión, se dispusieron a crear un dinero digital que fuera tan anónimo como el dinero físico. Szabo era miembro y, en 1993, escribió un mensaje a otros Cypherpunks describiendo las diversas motivaciones de los asistentes a una reunión del grupo que acababa de celebrarse.

Algunos experimentos

Varios experimentos con dinero digital circularon en las listas de los Cypherpunks en los años 90. Adam Back, un investigador británico, creó uno llamado “hashcash” que posteriormente se convirtió en el componente central del bitcoin. Otro, llamado “b money”, fue diseñado por un ingeniero en computación intensamente privado llamado Wei Dai.

Cuando estos experimentos no lograron despegar, muchos Cypherpunks perdieron interés. Pero no Szabo. Él trabajó durante seis meses como consultor de una compañía llamada DigiCash, según escribió en su blog. En 1998, envió el bosquejo de su propia versión del dinero digital, al cual llamo bit gold, a un pequeño grupo que seguía en pos del proyecto, incluidos Dai y Hal Finney, un programador basado en Santa Bárbara, California, que trató de crear una versión funcional del bit gold.

El concepto detrás del bit gold era muy similar al bitcoin: Incluía una moneda digital que fuera escasa, como el oro, y pudiera ser enviada electrónicamente sin necesidad de pasar por una autoridad central como un banco.

Esta historia apunta al papel importante que Szabo y varios más desempeñaron en desarrollar los cimientos que dieron pie al bitcoin. Cuando el artículo de Satoshi Nakamoto que describía al bitcoin apareció en el otoño de 2008, citó al hashcash de Back. A las primeras personas a las que Satoshi escribió correos electrónicos en privado fueron Back y Dai, han dicho ambos. Y Finney, quien murió recientemente, ayudó a Satoshi a mejorar el software del bitcoin en el otoño de 2008, antes de que fuera lanzado públicamente, según correos electrónicos compartidos conmigo por Finney y su familia.

Sin embargo, es la actividad de Szabo en 2008, mientras el bitcoin salía al mundo, la que ha generado tantas sospechas sobre su papel en el proyecto. Esa primavera, antes de que alguien hubiera siquiera escuchado de Satoshi Nakamoto o el bitcoin, Szabo revivió su idea del bit gold en su blog personal, y en una conversación en línea sobre la creación de una versión real de la moneda virtual, preguntó a los lectores: “¿Alguien quiere ayudarme a codificar una?”

Después de que apareció el bitcoin, Szabo cambió la fecha de esa publicación del blog. Entonces pareció como si hubiera sido escrito después del lanzamiento del bitcoin, en vez de antes, según muestran versiones archivadas del sitio web.

Lo que escribió Szabo sobre el bit gold en ese entonces contiene muchos paralelos asombrosos con la descripción que hizo Satoshi del bitcoin, incluidas varias frases similares e incluso peculiaridades de la redacción comunes. En 2014, investigadores de la Universidad de Aston, en Inglaterra, compararon la redacción de varias personas que han sido sospechosas de ser Satoshi y encontraron que ninguna encajaba tanto como la de Szabo. La semejanza era “sorprendente”, dijo Jack Grieve, el profesor que encabezó el esfuerzo.

Cuando retrocedí y leí los escritos en línea de Szabo, fue obvio que en el año antes de que apareciera en escena Satoshi y lanzara el bitcoin, Szabo estuvo pensando de nuevo seriamente en el dinero digital.

Quienquiera que sea, el verdadero Satoshi Nakamoto tiene muchas buenas razones para querer permanecer anónimo. Quizá la más obvia sea el riesgo potencial. Sergio Demian Lerner, un investigador argentino, ha concluido que Satoshi Nakamoto muy probablemente recaudó casi un millón de bitcoins durante el primer año del sistema. Dado que cada bitcoin vale ahora unos 240 dólares, lo acumulado tendría un valor de más de 200 millones de dólares. Eso convertiría a Satoshi en un blanco.

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