Como cabra montesa suiza

Como cabra montesa suiza

Desde que asumió el mando de la FIFA, Blatter salió indemne de varios escándalos

A PRUEBA DE BALAS. Blatter no sucumbió ante los arrestos ni se sintió temeroso ante un posible llamado de la Justicia.
A PRUEBA DE BALAS. Blatter no sucumbió ante los arrestos ni se sintió temeroso ante un posible llamado de la Justicia.
28 Mayo 2015
Arne RichterDPA

En la recta final de una campaña electoral en realidad ya ganada, los fantasmas del pasado volvieron a visitar de repente a Joseph Blatter, que pese al último y masivo escándalo de corrupción en el fútbol, pretende cerrar mañana como estaba planeada su reelección para un quinto mandato en la presidencia de la FIFA. 

El director de comunicación de la FIFA, Walter de Gregorio, descartó que el suizo, de 79 años, pensara en dimitir. ¿Renuncia? ¿Por qué?

Dos vicepresidentes arrestados y una investigación abierta por Estados Unidos a 14 dirigentes futbolísticos americanos y empresarios de negocios deportivos, dos días antes de la elección no alcanzan. Tampoco que la fiscalía suiza haya incautado documentos en la sede de la FIFA por sospechas sobre la entrega de los Mundiales de 2018 y 2022. Todo eso en el sistema Blatter puede incluso venderse como un día de éxito. Éxito para el fútbol y prueba de la determinación del jefe de la FIFA para luchar contra la corrupción. 

“Está bien lo que pasó”, dijo De Gregorio. “Duele, pero seguiremos por el mismo camino”. Con esta estrategia ofensiva, Blatter ha ignorado, eludido o despachado desde 1998 todos los escándalos. En casos dudosos, su rival o incluso ex aliados acabaron cayendo. Esta vez el suizo, que se comparó hace poco con la resistencia de una cabra montesa, podría salir airoso: la culpa siempre es de otros, nunca de la FIFA ni de su presidente.

“Blatter no está bailando de alegría en su oficina”, dijo De Gregorio en un intento de hacer una broma. “Pero está bien”, añadió. 

El martes, Blatter había dejado una imagen de confianza. En su camino a un encuentro con la Concacaf y rodeado de periodistas, el presidente dejó entrever su seguridad en la victoria. “Ya me conocen, siempre soy optimista”, dijo el jefe antes de desaparecer en un ascensor. Mucho más no le hacía falta decir. Mientras sus rivales, de los que solo queda el príncipe jordano Ali bin al-Hussein, preparaban extensos programas de campaña, él se limitó a enviar un folio de DIN-A-4 a las 209 federaciones miembro. Bajo el título de “Together” (juntos), pedía a los presidentes que todo siguiera como estaba: lo principal es que la familia del fútbol siga unida. 

El poder de Blatter se asienta firmemente en el sistema de un país y un voto, donde cualquiera de los 209 países miembro, independientemente de su población y éxitos deportivos, tiene el mismo derecho en el sufragio: África 54, Asia 46, Europa 53, Norte y Centroamérica 35, Oceanía 11 y Sudamérica 10. Un delegado de Curazao dejó claro cuál es el principio de Blatter: el príncipe Ali es educado y correcto, pero el elegido será Blatter. ¿Por qué? “Cuando el jefe lo dice, entonces es lo correcto”, dijo el caribeño.

Después de 40 años en el ente rector y 17 como presidente, Blatter casi que se fusionó con la FIFA. “Sencillamente tiene miedo al futuro porque consagró su vida a la FIFA, hasta el punto de que él mismo se identifica completamente con ella”, advirtió Michael Platini, Mandatario de la UEFA que en su momento intentó combatir con Blatter. Por lo tanto, su retiro voluntario es imposible. Si los nuevos escándalos podrán cambiar esa situación, es algo que todavía está por verse.

Daga al corazón

“Es un día triste para el fútbol. Claramente, esta es una historia en desarrollo, cuyos detalles se están aún revelando”, dijo el jordano Ali Bin Al Hussein, quien competirá mañana con Blatter por la presidencia de la FIFA.

Comunicado

“Estos eventos muestran, una vez más, que la corrupción está profundamente arraigada en la cultura de la FIFA”, dijeron desde la UEFA, que pidió un cambio y posponer por seis meses las elecciones a presidente de mañana.

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