Una noble misión humana

Una noble misión humana

Groussac diserta en el Congreso Pedagógico

PAUL GROUSSAC. Una caricatura del literato franco-argentino, dibujada por Cao en “Caras y Caretas”. la gaceta / archivo PAUL GROUSSAC. Una caricatura del literato franco-argentino, dibujada por Cao en “Caras y Caretas”. la gaceta / archivo
Una de las exposiciones medulosas del famoso Congreso Pedagógico Internacional de 1882 estuvo a cargo de Paul Groussac, director entonces de la Escuela Normal de Tucumán. Su tema general era “El estado actual de la educación en la República Argentina: sus causas, su remedio”.

Insistió sobre todo en la misión humana de la educación. En el tramo final, subrayó que la creía “el Norte de todos nuestros esfuerzos”. Esto porque “el gran problema social y político de este país, como de sus vecinos, es más difícil y más glorioso que el de los Estados europeos, donde la raza está unificada, y que el de los Estados Unidos, donde las razas indígenas han sido sacrificadas”.

Los pueblos sudamericanos “han aceptado el problema en toda su magnitud: quieren incorporar a la civilización las clases o razas desheredadas”. Entonces, decía, corresponde a “nosotros, los educadores, hacer la verdadera democracia. En nuestras aulas, modestas o lujosas, admitimos al hijo del pobre trabajador, sea cual fuere su matiz y le sentamos al lado del hijo del rico, del patricio de ayer”.

“Y si después de algunos años, el primero es mejor que el segundo, le inspiramos, por el solo hecho del hábito inoculado, un sentimiento de su dignidad, de su valor moral, que ninguna iniquidad de la fortuna logrará destruir completamente”.

Así, “nosotros borramos la maldición recaída en la posteridad de Cam y reemplazamos la sentencia dolorosa del Antiguo Testamento, con la palabra reparadora del Nuevo: ¡A cada uno según sus obras!”

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