29 Abril 2015 Seguir en 
CAPTURA DE PANTALLA
BUENOS AIRES.- Un ciclista fuera de control destruyó el auto de un taxista luego de una discusión de tránsito en el cruce de la avenida Montes de Oca y California, en el barrio porteño de Barracas.
Las imágenes fueron tomadas por otro automovilista que filmó toda la secuencia con su teléfono celular, destaca Eltrecetv.com.ar. En ellas se puede ver cómo, enfurecido, el joven que manejaba la bicicleta se sube arriba del capot del taxi y salta varias veces sobre él.
Darío Rey es el taxista que fue víctima de la crisis nerviosa del chico de la bici. En diálogo con el canal de noticias, contó que él iba con el taxi por la mano derecha "como vamos todos". Todo iba bien hasta que vio que una mujer levantó la mano para detenerlo. "Al mover el auto para acercarme al cordón, pasa la bicicleta. Me rozó el espejo, fue algo insignificante, pero el chico se bajó muy nervioso. Me dijo que por qué no ponía la luz de giro. Yo la iba a poner justo en ese momento, pero tampoco pensaba que alguien iba a pasar por ese poco espacio que había", explicó Rey.
Cruzaron algunos insultos y "pataditas", pero enseguida la cosa se puso peor: "Se me paró adelante, levantó la bicicleta y me dijo 'te voy a romper todo el auto'. Habíamos cruzado insultos y pataditas, no era para tanto, pensé que ya terminaba ahí. Pero cuando veo que va a saltar arriba del capot agarré la bicicleta como para decir 'te la rompo'", dijo el conductor del taxi.
Rey tiene 48 años y hace 30 que trabaja como chofer. Manejó colectivos y taxis, aunque este vehículo no es suyo. Cree que, de lo contrario, "hubiera sido distinto". Y asegura que no reaccionó mal porque "siempre hay alguien más loco que uno".
Finalmente, cuenta Rey, el joven se dio cuenta de lo que hizo y le dijo "te regalo la bicicleta". Se lo llevaron efectivos de Prefectura y estuvo detenido "dos o tres horas". "Le tomaron los datos y se fue a la casa", dijo el hombre, que siempre mantuvo una relativa calma. "No me quedé con la bicicleta. Ni siquiera traté de rompérsela. No sé lo que me decía, pero pensaba que me podía mandar una macana. Tengo 48, quizás a los 30 hubiera reaccionado distinto", reconoció.
"El taxista lloraba, se quería morir por cómo quedó el auto", cerró el dueño de un taller de la zona.
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