El plan económico será el gran elector

El plan económico será el gran elector

Las variables económicas jugarán un rol fundamental en las próximas elecciones. La inflación, el dólar, la actividad y el empleo marcarán el humor social de los agentes económicos. Los postulantes a suceder a Cristina Fernández en la Presidencia, a partir de diciembre, tratan de presentar al electorado los principales lineamientos de sus “modelos” de gestión

La economía se ha convertido, este año, en una suerte de “king maker” o “hacedor de reyes” que, al final de un ciclo, suele posicionar a un líder frente a su pueblo. En otras palabras, el plan económico que presenten los candidatos puede tener gran influencia sobre el electorado para definir quién será su próximo Presidente.

El vínculo entre economía y política es indudable y parece ser aún más fuertes en economía inestables, como la del país, observa Empiria Consultores, que aclara que ese vínculo es de doble vía. Por un lado, la expectativa de cambios políticos impacta en la economía y por el otro, la situación económica afecta el humor social, lo que impacta directamente en las elecciones. “Tal sería el caso de 2009, cuando la recesión habría sido un factor relevante para determinar la peor elección que hasta el momento ha tenido el oficialismo. Por eso debe prestarse particular atención a la situación económica que habrá al momento de votar”, sugiere la consultora. Y en este contexto, lo que también juega es la identificación del electorado con el candidato, en la medida en que sus necesidades económicas presentes estén cubiertas. Algunos economistas sostienen que al votante le cuesta mirar el largo plazo porque consideran que aún no es tangible.

“Me parece que, si tomamos cualquier elección nacional desde 1983 a la fecha, nunca que la economía haya estado creciendo a menos de 2% el oficialismo logró mantener su poder”, señala el economista tucumano Pablo Pero. En otros términos, estancamiento económico o caída en el producto puede resultar igual a cambio político.

Durante la era kirchnerista, la economía argentina pasó de crecer casi un 9% promedio entre 2003 al 2007, a cerca del 4% del 2008 al 2011, crisis internacional del 2008/09 mediante, y cerraría el período 2012-2015 con crecimiento promedio nulo, indica Empiria. Es decir, el segundo mandato presidencial de Cristina Fernández culminaría con un PBI total igual (y, por lo tanto, per capita inferior, dado el crecimiento poblacional) al del comienzo de su gestión.

Los actores económicos (desde el más encumbrado ejecutivo hasta el consumidor final) ya plantean sus escenarios con vistas al cambio de gestión, en diciembre próximo. Y esto impacta en la economía, vía mayor inversión en activos que lucen como baratos, mayor acumulación de stocks de granos por las expectativas de cambios en las políticas agropecuarias (principalmente en las restricciones al comercio) e implique un nuevo tipo de cambio, contención del desempleo y demora en el cierre de las paritarias, etc. Por el otro carril, la situación económica afecta el humor social, lo que impacta directamente en las elecciones, tal como sucedió en 2009, cuando la recesión habría sido un factor preponderante para provocar la peor elección en registro para el oficialismo, recuerda Empiria. Por eso debe prestarse atención a la situación económica que habrá al momento de votar.

La coyuntura manda

Sin embargo, el actual Gobierno trata de preservar la situación económica hasta el 10 de diciembre, hasta que se produzca la entrega del mandato. En ese contexto, el consumo juega un rol clave en la estrategia de la Casa Rosada. Si bien los problemas de fondo siguen siendo los mismos y los desequilibrios crecientes, el oficialismo es consciente que en un año electoral la coyuntura manda, más allá que los problemas estructurales conlleven, seguramente después de diciembre, a encarar correcciones, ya sea de manera ordenada o desordenada, dice el último Informe Económico Semanal del Banco Ciudad de Buenos Aires. De hecho, el Poder Ejecutivo Nacional ha apostado a reforzar las reservas internacionales del Banco Central, colocando Bonar 2024 y esta semana con el ingreso de casi U$S 1.500 millones por los bonos emitidos por la petrolera YPF. “Este refuerzo de casi U$S 3.000 millones de las reservas resulta crucial para poder sostener la actual estrategia de retraso cambiario, que apunta a moderar la inflación y atenuar el proceso recesivo, a través de una recomposición de los salarios reales y en dólares”, indica el Banco Ciudad. Asimismo, las mayores reservas ayudarían a consolidar la idea de que no sólo se podría llegar a las elecciones con la economía gozando de un “veranito” de consumo, sino también con cierta tranquilidad cambiaria, contando con mayores recursos para hacer frente al pago del Boden 2015, con vencimiento en octubre por U$S 5.900 millones.

“El gobierno sólo aspira este año a no agravar la situación económica para finalizar de manera decorosa la gestión. Los agentes económicos no tienen expectativas de que el se modifique el esquema, apunta la consultora Robinson & Asociados. Por eso se aferra al atraso cambiario, a artilugios monetarios para emitir moneda y al mismo tiempo absorber los excedentes para disminuir las presiones inflacionarias, colocación de títulos en el mercado interno, y hacia el segundo semestre acelerar la expansión del gasto público, completa.

Párrafo aparte es la política cambiaria. El Ejecutivo gastará unos U$S 11.000 millones, más de dos superávits comerciales, en financiar las divisas que los argentinos demandarán para atesorar o viajar durante este año electoral como estímulo al consumo, de acuerdo con las estimaciones de Abeceb.com. “Pero aun cuando se apunte a lograr un buen clima para octubre, mes de las elecciones generales, hay que tener en cuenta que la decisión involucra elevados costos económicos”, advierte Dante Sica, director de Abeceb. A su criterio, “esta herramienta que han elegido las autoridades para impedir que suba la brecha entre el dólar oficial y el paralelo resulta inequitativa, ya que las importaciones son esenciales para mantener el nivel de oferta agregada y por ende, el empleo. También son fundamentales para evitar que la demanda presione sobre una oferta reducida, generando inflación”.

El dólar, la inflación, el nivel de empleo y de la actividad también votarán este año.

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