Entre los ballets, las academias y las plazas, cada día se baila más

Entre los ballets, las academias y las plazas, cada día se baila más

En el siglo XXI han crecido las escuelas e instituciones profesionales independientes que enseñan a moverse al compás de los diferentes ritmos, según un relevamiento. Los elencos oficiales.

CON FORMACION ACADÉMICA. Los especialistas destacan que las ventajas para la salud y el cuerpo son razones de peso a la hora de elegir qué hacer. la gaceta / archivo CON FORMACION ACADÉMICA. Los especialistas destacan que las ventajas para la salud y el cuerpo son razones de peso a la hora de elegir qué hacer. la gaceta / archivo
25 Abril 2015

Bailar genera endorfinas y eso causa una sensación de placer y de bienestar. Esta parece ser una de las razones por la que las academias y los estudios de baile tienen cada día más inscriptos y suman alumnos, lo mismo que las actividades públicas en las plazas. En definitiva: cada vez se baila más, sin importar los estilos ni los géneros, sea la sensualidad del tango escénico, el ritmo de la bachata (cuya popularidad crece) o el equilibrio académico de un “pas de deux”.

“Desde el ámbito de la investigación científica, los avances en el cuidado y la preservación de la salud tienen por eje la gran significación del cuerpo para una mayor y mejor calidad de vida. Y también hay avances respecto de los factores que contribuyen a un mejor desarrollo físico, fisiológico, psicológico y emocional de los seres humanos”, dice Alejandra Deza (del estudio Bajo Jardín), en una entrevista con LA GACETA con motivo de celebrarse el miércoles el Día Internacional de la Danza.

“Pienso que la evolución de la tecnología y las comunicaciones, como así también los programas de televisión, incentivan a que la gente se vuelque hacia la danza como una forma de expresión”, explica Mercedes De Chazal, directora del Ballet Estable del Ente Cultural de Tucumán.

Su par del Ballet Contemporáneo, Patricia Sabbag, asevera: “hoy se habla de que la danza hace al bienestar general, se demostró científicamente que beneficia a la salud mental y física y que a través de ella la gente encuentra diferentes formas de expresarse, y mejora su autoestima y reduce su estrés. La danza es ideal para trabajar con tu propio peso por lo tanto no daña articulaciones ni los ligamentos, a diferencia de otras actividades”.

Según un relevamiento elaborado por Deza, Marcela González Cortés, Amelia Acosta, Alejandro Elías, Constanza Campero Cossio y Antonella Mazziotti, se observa un notable crecimiento de grupos, escuelas y academias en el nuevo milenio. Una veintena de esos espacios en los barrios nuclean los estilos árabe, español, clásico, tango y jazz; y son más de 90 los de folclore convencional y de fusión. Los abocados a la danza clásica llegan a 30 en la capital y a 20 en el interior, mientras que los de danza contemporánea y composición coreográfica, suman otros 20. A este cuadro se agregan los talleres de tango y de milonga (alrededor de 30), de ritmos latinos (una decena) y de danza aérea, al igual que una escuela de comedia musical.

Los datos, que los propios investigadores dan por incompletos, fueron elevados a una comisión nacional que estudia y prepara la Ley Nacional de Danza.

En palabras de Deza: “hay que pensar que en la provincia hay registradas más de 200 academias profesionales de todos los estilos de baile, a la que cada una concurre cerca de un centenar de alumnos”. Una actividad que, en general, convoca a no menos de 20.000 tucumanos.

Elba Castría: una pionera indiscutible 

Docente legendaria, prolífica coreógrafa y gestora incesante, Elba Castría comenzó su tarea en 1955, cuando regresó a la provincia tras formarse en Buenos Aires. A los 82 años, sus recuerdos se mezclan en innumerables anécdotas alrededor del mundo. Segura se escucha su voz en el teléfono, sobre todo cuando efusivamente señala que su danza y sus creaciones son reflejo del hombre del Norte. “Lo que hice fue un canto a la vida del hombre y de la mujer y a nuestros sabios incas. Tomé la danza de la vida normal de nuestra región; iba a las montañas y veía cómo caminaba la gente”, le contó a LA GACETA. Agregó: “la parte física orgánica aquí no es igual que en Rusia”. “No sé por qué me hacen tantos homenajes, deben creer que me estoy yendo ya”, dice entre risas. Y aclara que cuando creó la carrera de Danza Contemporánea en la Facultad de Artes de la UNT, la llamó danza moderna. “Me pidieron que cambiara el nombre, si no no se iba a entender”, explica.

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Una marca registrada que lleva ya 30 años

Hace casi 30 años se creó el Ballet Tucumán, que por América ha realizado distintas giras y que a través del programa televisivo “Cacharpaya” se ha hecho popular en los hogares tucumanos. “Nuestro fuerte es el folclore, pero también hacemos tango y danzas peruanas como la marinera, que tiene mucho que ver con la zamba”, afirma su director Nicolás Brizuela. El ballet fundado por sus padres Aldo y Raquel Brizuela está integrado por 33 bailarines, la mayoría de los cuales son estudiantes universitarios. “Son profesionales de corazón porque no pueden vivir de esto, pero tienen la pasión por la danza”, dice el director. De todos modos, cuenta que el grupo se caracteriza por representar una obra a través de la danza, como “Nazareno Cruz y el lobo”, “Gauchito Gil” y, actualmente, “El Familiar”. “Me inclino por contar una historia con el baile y que los bailarines asuman los personajes”, expresa. Su academia tiene 170 alumnos.

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