La embajadora del rugby femenino

La embajadora del rugby femenino

Sufre por haberse roto los ligamentos justo en el año que, según la joven de 26 años, pensaba concretar grandes proyectos.

LA GACETA / FOTO DE HÉCTOR PERALTA LA GACETA / FOTO DE HÉCTOR PERALTA
Isabel Fontanarrosa, “Isa” para todo el mundo, camina despacio. La operación en su rodilla derecha la tiene a mal traer. Sufre por haberse roto los ligamentos justo en el año que, según la joven de 26 años, pensaba concretar grandes proyectos. “No quiero pensar en lo que pasó, quiero concentrarme en la recuperación para conseguir otro logro en mi carrera: volver a jugar en menos de seis meses”, dispara segura en la charla con LG Deportiva.

- Te “matás” para volver...

- Y sí. En las peores jornadas son tres sesiones por día. Pero bueno, pretendo llegar a los Panamericanos de julio para luchar por un pasaje a los Juegos Olímpicos. Esa es la meta. Está difícil, pero no es imposible. Si Rosario Luchetti lo logró, ¿por qué yo no?

- Todos piensan como vos...

- Nahuel García, que es el entrenador del seleccionado argentino, me habla y me pregunta cómo voy con la recuperación. Siempre me comenta de la clasificación para ingresar al circuito Mundial de Seven de septiembre, pero le recuerdo que los Panamericanos están primero. 

- ¿Cómo tomaste esta lesión?

- Fue una desgracia. Me lesioné el 30 de enero jugando contra Brasil, pero ya venía con la rodilla a medias. Me queda la duda de saber qué hubiera pasado si no jugaba ese partido. Pero ya está.

- ¿Por qué estás tan empecinada en recuperarte más rápido de lo normal?

- Por un montón de cosas. Te las enumero. Primero: será el debut del rugby femenino en los Juegos y tenemos muchas chances de clasificar al ser Brasil el país organizador. Segundo: se hará cerca de casa y en una ciudad espectacular que pareciera haber nacido para este tipo de encuentros. Tercero: serán los últimos juegos de (Usain) Bolt y de (Yelena) Isinbayeva y… Eso es muy fuerte.

- ¿Y cómo pensás pasarlo si es que llegás?

- Sin dormir, ja.

“Isa” sonríe en todo momento. Ni siquiera su cuerpo tallado en el gimnasio puede borrar el aspecto de “nena” que siempre bromeaba en el fondo del grado. Le faltan pecas, pero le sobran ganas de seguir creciendo en el deporte que descubrió después de haber jugado al voley y practicado atletismo de pista.

- ¿Cómo ves al rugby femenino?

- En la misma situación que el de hombres. En plena lucha para alcanzar objetivos que nos permitan crecer como deporte.

- ¿Cambió?

- Muchísimo. Cuando empecé en Cardenales éramos cuatro y a nivel nacional apenas llegábamos a 200. Hoy en Tucumán hay un torneo y son 3.000 las jugadoras en todo el país. Todo esto ocurrió en menos de 10 años, pero falta todavía. No hay que bajar los brazos.

- ¿Y los prejuicios?

- Me sobran los dedos de las manos para contar los problemas que tuve por este tema. También siempre lo tomé con calma. Entendí que a la persona que pueda decir algo la considero como un ignorante porque a estas alturas del siglo XXI no se puede seguir discutiendo si las mujeres pueden o no practicar algún deporte.

- Entonces tampoco te preocupa el qué dirán...

- Y la sociedad puede decir cualquier cosa. La educación y la preparación forjan la imagen de una persona sin tener en cuenta los géneros. Me parece triste que haya gente que mida a una mujer fijándose si levantan la mesa, lavan los platos o si cruzan las piernas cuando se sientan.

- ¿El rugby es machista?

- Hay machistas, pero como en todos los órdenes de la vida. El deporte no es ajeno a esta realidad. En Buenos Aires aún hay clubes de rugby que no permiten sumar socias. En el fútbol, en el básquet y en el boxeo también se está creciendo. El hockey mismo es machista porque a los varones que lo juegan no se los ve de la misma manera que a las mujeres. Y ni hablar cuando un chico viene y le dice a su padre que en vez de jugar al fútbol quiere estudiar ballet. Hay mucha ignorancia en el medio y por eso se complica.

- Las mujeres van cada vez a más a los estadios de fútbol, pero no tienen baños...

- Nooo. ¡Qué loco! No sabía que pasaba eso. Bueno, justamente, eso hay que cambiar de manera urgente. Hay que pelearla.

- ¿Qué futuro creés que tiene el deporte que practicás?

- Se debe aprovechar esta explosión del rugby femenino para lograr tener competencias serias en juego de 15. Para intentar nivelarnos con las potencias, debemos recorrer ese camino.  Ya se jugaron cinco mundiales femeninos y nosotros sólo participamos en torneos de siete o 10 jugadoras.

- ¿Cuentan con el apoyo para lograrlo?

- Muchísimo. No te olvides que  hace poco tiempo teníamos que mandar cartas a medio mundo para poder jugar. Estamos en plena formación, pero lo más importante es que tenemos muchísimas ganas de seguir avanzando.

“Isa” ya no es la misma “Isa” que se crió en Amaicha o recorrió las calles de Santa María, las ciudades donde pasó gran parte de su corta vida. “Hace mucho que no voy y, la verdad, es que ya comencé a añorar”, cuenta.  

- ¿Por qué?

- Porque extraño muchas cosas. Andar en bicicleta sin temor a que te roben; caminar por Amaicha de noche sin que haya un foco en toda la cuadra. Volver a casa con las mejillas que te quieren explotar por el frío. Todo eso, que no es poco.

- ¿Cambiaste?

- Sigo siendo la misma porque encontré lo que siempre había buscado. Siempre fui una obsesionadita con el tema del deporte y la preparación. Jugaba al voley en Club de Amigos de Santa María, pero los fines de semana viajaba a Tucumán para competir con Fundarte porque la competencia era más fuerte. Y en el rugby encontré la manera de dedicarme al 100%. 

- ¿Sentís que sos famosa?

- ¿Qué? No, nada que ver.

- Pero las chicas hablan mucho con vos...

- Sí, es cierto, pero lo analizo con otra mirada. A ese reconocimiento le doy otro sentido. Hay muchísimas chicas que vienen y me preguntan cómo deben alimentarse, si se están entrenando bien o qué opinión tengo sobre determinadas situaciones de juego. Es más, esta nota que me estás haciendo quizás sirva para sumar a otra chica que no se anima. Si hasta en Santa María se prendieron.

- ¿En serio?

- Sí, están jugando ahí cuando antes sólo se entusiasmaban por el rugby cuando se disputaba un Mundial. Por eso siempre que puedo hablo con las radios para que este deporte vuelva a estar en boca de todos. Tenía un entrenador que un día me dijo que no debía creérmela porque tenía la mejor zapatilla o era la que más entrenaba. Que el orgullo florecía cuando se lograba algo importante, como esto, difundir el deporte que practico. Sueño con dirigir un entrenamiento en Santa María o en Belén, y no queda mucho para que lo haga.

- ¿Qué opinión tenés de Daniel Hourcade?

- Uhhh. Un profesional con todas las letras. Y ojo que no sólo hablo como entrenador, sino que varias veces disfruté de las charlas que dio en la Facultad de Educación Física.

- ¿Hablaste con él?

- Muy poco. Sí estuvo en momentos importantes para nosotras como cuando nos entregó las camisetas antes de un partido internacional. Sus palabras llegaron a ser muy justas para todas. Es distinto, sus arengas te tocan.

- Por eso lo comparan con Marcelo Bielsa...

- No lo conozco mucho, pero está bien que se esté abielsando. Y está bien que sea tan obsesivo como Bielsa en su trabajo porque así hay que ser para llegar al lugar que está ocupando.

- ¿Te enteraste que compartió una cena con Gerardo Martino?

- Nooo. Impresionante. ¿Sabés lo que debe hacer salido de esa charla? ¡Qué lástima que no estuvimos ahí!

Isabel, en la última etapa de la entrevista entró en confianza. Sonrisa tras sonrisa se acuerda de su padre “Tato” y a su madre Beatriz como los únicos responsables de haberle transmitido esa pasión por el deporte. También se acuerda de sus hermanas. “Celina es una aficionada a las actividades físicas y Gabriela es... Madre (sonríe). Me dio a Martina que es una de las pocas cosas que me dan vuelta”, explica la tía que no se puso babero porque no lo tenía a mano ni pasó un vendedor ambulante para comprárserlo.

- ¿Y cómo la llevás con el aspecto amoroso?

- Y es complicado. Te imaginás, entrenamientos, viajes… Si hasta ahora, lesionada, voy de un lado a otro para recuperarme.

- ¿Estás o no de novia?

- Bueno, alguien está ahí. Y estos son los momentos en los que uno valora que te acompañe. Además, si digo que no, se arma (lanza la risa más fuerte).

- ¿Soñás con ser mamá?

- Tenía muchas ganas de serlo hace no mucho tiempo. Es un tema que me dio vuelta la cabeza en varias oportunidades. Pero ahora tengo decidido que hasta el 2020 no porque tengo que participar en los dos próximos juegos olímpicos.

“Isa” lanza su última risa y se va feliz, convencida de que puede cumplir con su objetivo. Ojalá tenga éxito en su nueva misión.

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