¿Por qué las selfies se convirtieron en un fenómeno?

¿Por qué las selfies se convirtieron en un fenómeno?

La psicóloga Mariela Ventura asegura que la explosión de las autofotos es un síntoma de la época. “Hoy, el ser mirado genera identidad”.

 funny-pictures.picphotos.net funny-pictures.picphotos.net
06 Enero 2015
“Me parece interesante relacionar la crisis del narcisismo actual con el auge de las selfies, un fenómeno por cierto ayudado por la tecnología pero también ligado con la cultura”, afirma Mariela Ventura.

Psicóloga egresada de la UNT y docente de la Facultad de Psicología de la casa de Juan B. Terán, Ventura acaba de ganar el Premio Facultad de Psicología de la UBA por una investigación en la que emerge con fuerza la falta de autoestima entre los jóvenes, carencia que ella atribuye a “la decadencia de la función paterna actual”. En ese contexto, se le señala, la explosión de la selfie podría resultar contradictoria. Pero ella lo enmarca como un “síntoma de la época”. “En esto del déficit de la autoestima, el ser mirado genera identidad: uno es aquel a quien se mira. He ahí el poder la construcción de la mirada social”, destaca Ventura, en diálogo con LA GACETA.

- ¿Cual es el planteo de tu trabajo?

- Hago un análisis de la sociedad contemporánea con los síntomas de la época: unos que tienen que ver con el crepúsculo del deber o caída de los ideales y otros con un empuje al goce (todos los excesos). Tomo la fragilización del narcisismo llamada déficit de autoestima como un síntoma efecto de esta sociedad. En mi trabajo yo digo que si para Freud había sido Edipo el héroe, hoy Narciso encarna el mito de una sociedad sin prohibiciones y fascinada por la potencia de su propia imagen. Es posible pensar que la crisis narcisista a la que nos enfrentamos tiene que ver con la disolución de las identificaciones. Eso nos lleva a creencias de bajo rango. Más que en los padres o en las familias, se cree en los sustitutos poco serios, religiones light, sectas, o se cae en “excesos” de alto nivel. La gente se monta en una carrera fenética, de sobreexigencias, que muchas veces no se pueden cumplir. Entonces, la “felicidad” se vuelve imposible. Y así es que muhísima gente siente que su vida ha fracasado, o cae en depresiones de todo tipo, o en ataques de pánico, o en adicciones de todo tipo.

- ¿Cual ha sido el disparador de tu investigación?

- Los resultados de un estudio de tipo exploratorio que hicimos en la Facultad de Psicología de la UNT, que muestran la baja autoestima como el motivo de consulta más frecuente (21%) entre nuestros estudiantes. A partir de datos recolectados en el área clínica en el Centro Universitario de Atención Psicológica (CUAP) de la Facultad de Psicología de la UNT, a fin de comenzar a pensar acerca de los síntomas por los que la sociedad consulta mayormente en nuestra época, se pudo observar que en esta muestra de sujetos de ambos sexos cuya edad mediana era de 25 años, uno de los motivos más frecuentes, fueron problemas de autoestima (21%), desventuras amorosas (12 %) o conflictos por separación, dificultades en el estudio (15 %), además de otros más resonantes como violencia (12%), entre otros. Todas estas afecciones están acompañadas de una sintomatología de angustia, ansiedad, inhibición, falta de deseo, sometimiento, déficit de atención y concentración.

- Parece contradictorio, falta de autoestima, en una sociedad tan sumida en el narcisismo...

- Evidentemente, el que más llamó nuestra atención como un signo de la época para su análisis fue el de “la autoestima”, más aún cuando Roudinesco prevé el “culto de sí mismo” como un efecto del desorden familiar. Según Elizabeth Roudinesco, la familia autoritaria de otrora y la familia triunfal o melancólica de no hace mucho, fueron sucedidas por la familia mutilada de nuestros días.

- Frente a este vacío, usted sigue apostando al psicoanalisis como herramienta ...

- Es que el rol que tiene el psicoanalisis frente a estos síntomas de la época que masifican es recuperar la singularidad del sujeto, ayudarlo a encontrarse con su palabra verdadera más allá de los “decires” de otros y de las imágenes; ayudar al encuentro con el otro real y no con el virtual.

Comentarios