Ironías para el vencido

Ironías para el vencido

Los intencionados versos sobre Pío Tristán.

Ironías para el vencido
Las derrotas que el general realista Pío Tristán sufrió a manos del Ejército del Norte en Tucumán y Salta, el 24 de setiembre de 1812 y 20 de febrero de 1813, respectivamente, suscitaron, en la poesía popular de la época, algunas ironías. Por ejemplo, jugando con su apellido Tristán, se decía que “en un Tris perdió Salta/ y en un Tán perdió Tucumán”. La más extensa de esas composiciones burlescas –y anónimas por cierto- fue publicada por Estanislao S. Zeballos en su “Cancionero Popular”, en 1905, y la reprodujo Juan Alfonso Carrizo en el “Cancionero Popular de Salta”, editado por la UNT en 1933.

Al parecer, Tristán había enviado a su superior jerárquico y primo, el general José Manuel de Goyeneche, un sable para que lo hiciese arreglar. La canción irónica tenía este estribillo: “Ahí te mando, primo, el sable;/ no va como yo quisiera;/ de Tucumán es la vaina,/ y de Salta, la contera”.

En los versos, Tristán narraba con amargura sus derrotas, y describía a los protagonistas: “Cada jefe, testimonio/ dio de ser un adalid:/ Díaz Vélez, más que el Cid; Rodríguez, como un demonio; Aráoz, por patrimonio/ tiene la índole guerrera;/ de Figueroa a carrera/ me libré, si no me mata”. Al mencionar a Figueroa, se refería al sablazo que este oficial salteño le asestó al galope, y que alcanzó a rasgarle la casaca sin herirlo.

Otro expresaba: “Forest, Superí y Dorrego,/ Perdriel, Álvarez y Pico,/ Zelaya, en laureles rico,/ y Balcarce brotan fuego;/ Arévalo, de ira ciego,/ en sus ardores no amaina./ Me han cebado una polaina/ los tales oficialitos;/ y cantan estos malditos:/ ‘De Tucumán es la vaina’…

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