El productor de grano debe prepararse para enfrentar una campaña “tecnológica”

El productor de grano debe prepararse para enfrentar una campaña “tecnológica”

Luego de la primera o segunda lluvia intensa, hay que aplicar herbicidas en aquellos campos donde se detecta mucha resistencia

DESAFÍO. Si los suelos no pierden sus nutrientes, el productor se asegura lograr plantas que crezcan fuertes y puedan expresar su potencial de rendimiento.  DESAFÍO. Si los suelos no pierden sus nutrientes, el productor se asegura lograr plantas que crezcan fuertes y puedan expresar su potencial de rendimiento.
28 Noviembre 2014
Los barbechos, semillas, curasemillas y densidades son algunas de las herramientas de cara al inicio de una nueva campaña sojera que se presenta complicada por la pérdida de márgenes de rentabilidad, la incertidumbre de los precios y el aumento de los costos y el flete, entre otros factores- por lo que el buen uso de la tecnología será fundamental.

Si entendemos por tecnología la suma de buenos manejos en diferentes aspectos para llegar al máximo potencial de rendimiento -preservación de la humedad, densidad de siembra, inoculación y la aplicación agroquímicos y coadyuvantes, entre otros- el productor debe alistarse para afrontar una “campaña tecnológica”, sobre lo cual Mario Devani, coordinador del Programa Granos de la Eeaoc, aporta algunas recomendaciones.

Agua y barbechos

Además de resguardar el agua y los nutrientes almacenados en el suelo, los barbechos permiten contrarrestar el consumo de esos elementos por parte de las malezas. Tras la primera o segunda lluvia intensa hay que aplicar herbicidas en los lotes, algo primordial para campos donde se registra presencia de malezas resistentes al glifosato.

En la realización del barbecho, si no hay un elevado porcentaje de plantas verdes, lo recomendable es incluir un pre-emergente porque, en general, es el momento más adecuado para controlar las malezas que presentan más resistencia a ser eliminadas.

Variedades

Sobre el empleo de semillas mejoradas y otros elementos biotecnológicos (Intacta RR2 BT, con resistencia a glifosato y orugas), opina Devani que “los productores están hoy financieramente complicados, y la mayoría de ellos tiene planeado usar la semilla que pudieron obtener de la campaña pasada. Los recursos biotecnológicos plantean una cuestión económica que le dificulta al productor ingresar a ellos. Es una tecnología muy buena, pero el uso puede verse resentido este año”. No obstante, “si aplicamos tecnología RR2BT, la recomendación es mantener los niveles de refugio en un 20%, con no más de 1.200 metros entre el refugio y la soja RR2BT, de modo de preservar la tecnología”.

En cuanto a las variedades RR1 (convencionales resistentes a glifosato), Devani estima que el medio productivo cuenta hoy con un abanico de posibilidades, tanto en ‘grupos cortos’ como ‘largos’.

Recomendaciones

La discusión está qué porcentaje de cada uno de ellos hay que usar en función de cada zona. “En líneas generales, para las zonas con mayores posibilidades de precipitaciones se recomienda utilizar entre un 50% y un 70% de ‘grupos intermedios a cortos’, porque posibilita la implantación de un muy buen cultivo de invierno, que además de ser económicamente rentable, proporciona una excelente cobertura e indirectamente facilita el manejo de las malezas”. En zonas menos favorecidas, en cambio, el porcentaje de ‘grupos cortos’ debe bajar e incrementarse el de ‘largos,‘ ya que aportan estabilidad al sistema”.

En lo referente a densidades de siembra y en base a los ensayos que venimos realizando, en las últimas campañas hemos comprobado que, “a menor densidad, hay mayores potenciales”.

La soja tiene gran capacidad de compensación. Cuando no hay restricciones ambientales, entre 150.000 y 500.000 plantas, no hay diferencias significativas en el rendimiento. Pero cuando empieza a haberlas -en el caso de falta de humedad-, la disminución del número de plantas por metro lineal o por hectárea otorga mayor estabilidad y potencial de rendimiento. “La recomendación general es: para variedades de grupos largos, alrededor de 220.000 250.000 plantas/ha instaladas. Hablamos de 12 plantas por metro, lo cual implica que habrá que sembrar, de acuerdo a la energía y al PG, 14 o 15 semillas. En el caso de los grupos cortos, entre 280.000 y 300.000 plantas/ha, que significa unas 15 plantas por metro y una siembra de entre 16 y 18 semillas”.

Temas Mario Devani
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