Arte e historias personales se combinan en la piel

Arte e historias personales se combinan en la piel

El encuentro de tatuadores continúa hoy y seduce a cientos de interesados, que se animan a plasmar recuerdos o símbolos en su cuerpo.

SIMBÓLICO. Guillermo eligió imprimirse un motivo del filme “Oldboy”. SIMBÓLICO. Guillermo eligió imprimirse un motivo del filme “Oldboy”.
16 Noviembre 2014
Llegó con una foto entre las manos -todavía sin sacar del portarretratos- y encaró para el primer stand a la izquierda de la entrada, allí donde el cartel anunciaba la presencia de Roberto López. La cita estaba concertada desde hacía tiempo, así que Juan Plaza sólo tuvo que anunciarse y entregar la imagen que reflejaba a su abuela Tránsito y que ahora quedaría inmortalizada en su brazo izquierdo. Aún con la perspectiva de cinco horas con una aguja hincándole la piel, el joven sonreía. “Pasa que él es el Messi de los tatuadores”, explicó, señalando a López, también conocido como “el tatuador de los famosos” (su book lo muestra trabajando con Marcelo Tinelli y varios jugadores de fútbol). La máquina de López se prendió y se puso a tono con el resto de las que funcionaban en la Expo Tattoo Internacional Jardín de la República.

El encuentro empezó ayer y continúa hoy en el hotel Catalinas Park -de 11 a 22, con entrada gratuita- y en él no sólo coinciden artistas del tattoo y el piercing de varios países (Cuba, Chile, Colombia y Perú, entre otros) y provincias, sino que además confluyen historias diversas, en la boca y en la piel de cientos de interesados que ayer la recorrieron, algunos con objetivos precisos en mente, otros más indecisos.

Fue el caso de Micaela Di Giuseppe, de 18 años, que asistió al evento “para ver qué onda” y terminó como modelo de Sirak, un tatuador chileno que suele dibujar mujeres ornamentadas con máscaras características de la primera región de ese país. “Vine para observar, porque me gustan los tatuajes. Tenía una idea para hacerme alguno, pero nada definido. Una vez aquí, en este stand me propusieron tatuarme para participar del concurso por la mejor obra del día. Me mostraron el diseño, me gustó mucho y acepté, aunque se vaya a demorar seis horas -contó Di Giuseppe, entre risas, mientras Sirak se abocaba al trabajo en su muslo derecho-. Yo ya tenía el dibujo de una mariposa en la panza, me lo hice hace cuatro años, pero este es más artístico e importante”.

Dibujar contra el tabú

Entre los tatuadores también reinaba el entusiasmo. No sólo por la posibilidad de reencontrarse con colegas y amigos de todo el continente, sino también porque, según señaló la mayoría, exposiciones como esta son la oportunidad ideal para que el público conozca su arte y la forma en que trabajan y, sobre todo, para desterrar tabúes aún existentes en torno a los tatuajes. “Sabemos que hay ciertos ámbitos en los que el tattoo no se aceptará jamás; yo mismo trabajé en un banco durante años y me obligaban a taparme los más visibles. Por eso, cada tanto, me gusta subir en mi perfil de Facebook fotos de policías y jueces de EEUU que circulan tatuados. Y también es muy valioso el aporte de famosos como Tinelli o los futbolistas, que muestran lo que se hacen y ayudan así a abrir cabezas”, opinó Aníbal “Chefu”, de Resistencia. Agregó que esa apertura y mayor aceptación se está notando entre las mujeres, que ya no piden diseños discretos o en zonas del cuerpo escondidas. “Se animan a piezas grandes en los brazos, el pecho o la espalda. Y eso nos alienta como artistas porque podemos desplegar aún más nuestras capacidades”, expresó.

Con esa perspectiva coincidió Guillermo, de 25 años, un estudiante jujeño que, en un stand próximo, se tatuaba un motivo inspirado en la película “Oldboy”. “Este es mi décimo tattoo -detalló-. ¿Por qué lo hago? Creo que el tatuaje es el verdadero arte de nuestra generación”.

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