Sorpresa en la montaña

Sorpresa en la montaña

Walter Ibáñez y José Carbonell ganaron la general de la exigente carrera

LOS CAMPEONES. Ibáñez y Carbonell llegan a La Sala, donde se montó un prolijo parque cerrado. LOS CAMPEONES. Ibáñez y Carbonell llegan a La Sala, donde se montó un prolijo parque cerrado.
13 Octubre 2014
La sorpresa se apoderó de la edición 24 del Rally Transmontaña de enduro que unió Vipos con La Sala. El asombro cubrió hasta a los mismos ganadores, que fueron sinceros al máximo cuando LG Deportiva los consultó. “No estaba en los planes”, dijo Walter Ibáñez. “Nos sorprendió y mucho”, reconoció José Carbonell.

No es que haya falta de confianza en la dupla. Ellos mismos reconocen que las obligaciones de la vida, desde hace algún tiempo, les impide destinarle las mismas horas que antes al deporte. Con esa razón, el primer puesto de la general en una competencia tan exigente de 150 kilómetros por medio de la montaña, era impensada. Cobra mayor relevancia teniendo en cuenta que Ibáñez y Carbonell ya no corren en la categoría considerada la más competitiva, sino en la inferior inmediata.

“La diferencia fue de casi 12 minutos”, estimó Carbonell. El dato es relevante ya que Federico Quesada y Matías Giampietri, que compiten en la elite, largaron seis minutos más tarde. Los experimentados corredores eran los defensores del título y, como Ibáñez y Carbonell, se encontraron con la misma dificultad. “En el famoso ‘El Talcal’ se quedaron unas 30 motos. Ahí estuvimos 40 minutos”, detalló Quesada que junto a su compañero ganó en la Senior A y finalizaron quintos en la General.

Una vez más, la zona conocida por la cantidad excesiva de polvo en el terreno, fue el filtro de la carrera. “Quizás estuvimos unos 20 o 30 minutos tratando de pasar”, estimó Ibáñez. La deducción es simple: los ganadores se encontraron con menos rezagados que sus escoltas. Una descripción fiel y con humor del obstáculo que significó el lugar la dio Quesada: “por la cantidad de motos, parecía la largada simbólica”.

“Es ahí donde se distinguen los pilotos que tienen maña de los que tienen velocidad”, estableció Carbonell, que se anotó entre los primeros. “Pasamos por los costados y pudimos llegar adelante”, describió Ibáñez la picardía empleada. Con esa diferencia lograda en la zona crítica, Ibáñez y Carbonell salieron fortalecidos y con un buen margen de tiempo. “En Raco, el papá de Walter y el mío nos gritaron que veníamos ganando”, recordó Carbonell.

En la llegada en La Sala, la sorpresa convertida en Ibáñez-Carbonell dejó la montaña y se quedó en el pintoresco valle entre todos los presentes que esperaban a los nuevos e impensados reyes del Transmontaña. “Estaban sorprendidos porque estábamos un poco alejados de las carreras. Se acercaron contentos a felicitarnos”, afirmó Ibáñez. “Todo fue emocionante porque no lo esperábamos en lo más mínimo”, insistió Carbonell.

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