Un ballet sólido con la impronta de Araiz

Un ballet sólido con la impronta de Araiz

Azul era la noche en el escenario cuando se abrió el telón, en la primera de dos funciones del Ballet Contemporáneo, en el teatro San Martín. Era el turno de la danza en el Septiembre Musical, con Oscar Araiz conduciendo dos de sus coreografías consagradas. Un ejército celestial de solo siete bailarines se lució en “Pléyades”, una de las tres piezas de su ciclo Stelle (Estrellas). Celesta, arpa y piano en la música del suizo Frank Martin, dieron un aire lírico y a la vez marcial. Luego, una ola gigantesca de bailarines entrando en escena introdujo “El mar”. Una danza compleja y muy enérgica (foto) concebida como el elemento líquido: el ballet completo, vestido de muselina blanca se volvió fluido, ligado, ondulado, espumoso y también explosivo, como el mar que describe Claude Debussy en su música impresionista, plena de matices.

Todo empezó en julio, cuando Araiz dio las primeras pautas junto a sus asistentes y con dirección de Patricia Sabbag. El esfuerzo de los bailarines en la complejidad coreográfica de ambas obras resultó en un trabajo sólido en técnica y en puesta en escena. Pero el público no llenó el teatro, como ocurriría si se promoviera con ganas el trabajo del cuerpo estable que pasa más inadvertido. Los tucumanos deberíamos poder apreciar, con más frecuencia, espectáculos de esta categoría, un deleite reservado a escenarios porteños o europeos donde los críticos solo reafirman la vigencia de Araiz como coreógrafo. Además, y, ante todo, por la propia continuidad del ballet. Si no lo vieron todavía, no se lo pierdan: el Ballet Contemporáneo bailará el sábado, a las 22, en la Casa del Bicentenario, en Lules (con entrada libre y gratuita) y el 25 de octubre volverá al teatro San Martín.

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