Rocco: “La vida cotidiana está llena de material para escribir stand up”

Rocco: “La vida cotidiana está llena de material para escribir stand up”

El monologuista, con 20 años de experiencia, dictará un taller y actuará hoy en Tucumán.

VETERANO. Martín Rocco es uno de los pioneros del stand up en bares. foto gentileza de martín rocco VETERANO. Martín Rocco es uno de los pioneros del stand up en bares. foto gentileza de martín rocco
24 Mayo 2014

ACTÚA HOY

• A las 22, en El Árbol de Galeano (Virgen de la Merced 435). A las 17 dicta un taller en ese mismo lugar.


Larga vida a los monologuistas, una estirpe de actores que comenzó a fines del siglo 19 en estas tierras y mantiene inalterable vigencia. Producto de los tiempos y de la globalización, ahora se llama stand up a esta vieja práctica, pero antes que un cambio de fondo es una estrategia “para ponerlo de moda”, admite Martín Rocco, que lleva dos décadas practicándolo.

“Soy uno de los cuatro o cinco pioneros de la nueva movida que el monólogo urbano contemporáneo, que tuvo un gran crecimiento en bares, pero que se remonta al teatro de variedades y a la revista. Los temas, el ritmo, los chistes eran otros, y formaban parte de un show integral, con música y baile y en un teatro”, sostiene el actor, quien actuará esta noche, luego de dictar un taller del género en El Árbol de Galeano.

- ¿Qué cambió en estas dos décadas?

- Hay más calidad en las propuestas y más originalidad, aunque muchos comediantes salen muy rápido a probar y se parecen entre sí, lo que estanca su crecimiento. El público aprendió más a discernir y es más exigente, lo cual es bueno para todos. Hacen falta muchas horas de vuelo en bares y a la gorra, antes de exponerse en lugares más importantes y por una entrada.

- ¿Cuáles son los límites del humor de observación social?

- Lo pone el propio comediante, ya que escribe sus textos. Queda a criterio de cada uno, de la empatía o del shock que quiera lograr en el público. Lo más sencillo es hacer humor con la verdad (real o aparente). La vida cotidiana está llena de material para escribir. Hay un show en Buenos Aires que se llama Club de Humor Negro: hablan de la muerte, de enfermedades terminales, de cosas políticamente incorrectas, pero desde el nombre la gente sabe lo que va a ver.

- ¿Modificás tus monólogos cuando actuás en provincias?

- No, no hace falta. Somos una gran aldea gracias a tener un enorme acceso inmediato a la información global. Si es algo muy local de mi lugar, lo explico un poco y ya. Sí hago cambios cuando voy a otros países, por las palabras diferentes y la idiosincracia. Aparte que por el acento, la siesta y las empanadas increíbles, no creo que seamos tan diferentes. Y si lo somos en algunas cosas, no querrán que haga algo “adaptado”. A mí no me gustaría.

- ¿Es posible enseñar stand up, y sobre qué pautas?

- Sí, se enseña a escribir textos y a interpretarlos, con muchas técnicas teóricas y prácticas que se ven. Y suma todo el bagaje de estudios que uno tenga: teatro, clown, narración, taller literario, etcétera. Hay que dejar de pensar que con aparecer en Bendita TV alcanza para “graduarse” de standapero. He visto cosas espantosas ahí. Hay que amar este arte y trabajar mucho si se pretende ser un artista que vive de su trabajo. La necesidad debe ser subir al escenario y conectar con la gente. No salir en la televisión para conseguir lugar en una sala más rápido.



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