Ramón agiganta su aura de ganador y sana las heridas del pueblo "milonario"

Ramón agiganta su aura de ganador y sana las heridas del pueblo "milonario"

El riojano se convirtió en el DT más exitoso en la historia de los "millonarios".

EL MAS GANADOR. Ramón se propuso en 2014 bajarle el tono a perfil y concentrarse en el armado de un equipo con equilibrio, que reforzó especialmente con la llegada de un intocable como Fernando Cavenaghi. DYN EL MAS GANADOR. Ramón se propuso en 2014 bajarle el tono a perfil y concentrarse en el armado de un equipo con equilibrio, que reforzó especialmente con la llegada de un intocable como Fernando Cavenaghi. DYN
18 Mayo 2014
BUENOS AIRES.- El riojano Ramón Díaz, DT más exitoso en la historia de River Plate, agigantó su aura ganadora y sanó las heridas del sufrido pueblo "millonario" que, tras un descenso y seis años sin títulos, festejó hoy el 35to. campeonato en el profesionalismo.

A los 54 años, con una versión menos provocadora que en sus dos ciclos anteriores, Díaz se sobrepuso a los vaivenes deportivos, también a los cuestionamientos que desmitificaron su chapa de intocable y coronó, finalmente, un nuevo logro que redime al club de una etapa oscura, con descenso incluido.

Ramón, quien sino, el ídolo todopoderoso, devolvió a River a los primeros planos del fútbol argentino, luego de 6 años de calvario para una hinchada acostumbrada históricamente a momentos de gloria.

Regresó a fines de 2012, diez años después de ser echado por el entonces presidente José María Aguilar, a quien le juró enemistad eterna por no renovarle el contrato tras salir campeón para contratar al ingeniero chileno Manuel Pellegrini.

Lo hizo ya con dos pasos como DT de San Lorenzo, donde ganó el Clausura 2007, y otro por Independiente. Llegó como el ídolo protector, capaz de rescatar al club de un período de ostracismo que generó el descenso a la B Nacional y la pérdida absoluta de protagonismo en los torneos nacionales e internacionales.

En su primer torneo completo, el Final 2013, logró un meritorio subcampeonato, que le alcanzó para clasificar a la Copa Sudamericana y asegurar el regreso del club a un torneo continental luego de cinco años.

Sin ruborizarse para tomar decisiones fuertes, separó del plantel a un ídolo como David Trezeguet y aprovechó ese receso de invierno para formar "su River" con la llegada de algunos de los refuerzos reclamados: Jonathan Fabbro, Teófilo Gutiérrez y Carlos Carbonero, entre otros.

El fracaso en el segundo semestre de 2013 fue rotundo. El equipo quedó rápidamente fuera de carrera en el torneo Inicial y llegó hasta los cuartos de final de la Sudamericana, en la que fue eliminado de local por Lanús.

Su discurso acomodado a la situación, la inexistencia de un patrón futbolístico en el equipo, los cuestionamientos a su hijo Emiliano como ayudante, la llegada de un jugador "fetiche" como Juan Carlos Menseguez, con dos años de inactividad a cuestas, y la polémica por la renovación de su millonario contrato debilitaron su figura de tótem riverplatense.

A tal punto que, luego de asumir Rodolfo D´Onofrio como nuevo presidente, Ramón puso a disposición su vínculo y le cedió al dirigente la atribución de fijar su salario de acuerdo a las posibilidades económicas de River.

Conciente del desgaste de su imagen, Ramón se propuso en 2014 bajarle el tono a perfil y concentrarse en el armado de un equipo con equilibrio, que reforzó especialmente con la llegada de un intocable como Fernando Cavenaghi.

En silencio, desde atrás, y luego de tambalear por tres derrotas en las ocho primeras fechas, Díaz torció el rumbo de un ciclo que se encaminaba al final, sin el éxito de antaño.

La enorme victoria en La Bombonera ante Boca (2-1), por la décima fecha, lo fortaleció para la recta final, en la que tuvo el pulso de los líderes para asimilar los contratiempos futbolísticos y extrafutbolísticos, como el que se le vino encima cuando elogió el aliento de la barrabrava después de ganarle a Rafaela (2-0) en el Monumental.

Entonces Ramón, siempre pícaro, motivador y por momentos también arrogante, agigantó su aura ganadora para extender su vigencia y consolidar su espacio en la galería de los próceres junto a Angel Labruna, entre otros.

No hay ciclo del riojano en River que no se vincule con un logro deportivo. Bajo su tutela, ahora son seis los títulos locales (Apertura 1996, Clausura 1997, Apertura 1997, Apertura 1999, Clausura 2002 y Final 2014) y dos los internaciones (Libertadores 1996 y Supercopa 1997). ¡Je!. (Télam)

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