“Embajadores de la mafia” con tonada local

Una producción especial de dos capítulos para la señal History Channel fue realizada en la provincia, con más de 250 actores y técnicos tucumanos.

CUMBRE GANGSTER EN LA FET. Los salones de la entidad empresarial fueron recreados para escenificar una reunión entre capos de la mafia. FOTOS GENTILEZA ARIEL GÓMEZ JIMÉNEZ CUMBRE GANGSTER EN LA FET. Los salones de la entidad empresarial fueron recreados para escenificar una reunión entre capos de la mafia. FOTOS GENTILEZA ARIEL GÓMEZ JIMÉNEZ
18 Mayo 2014
“No descubrieron América, la conquistaron”, es la frase de promoción de la miniserie de cuatro capítulos “Embajadores de la mafia”, que la señal de cable History Channel pondrá al aire entre esta noche y mañana.

Serán cuatro programas con las vidas de personajes célebres del hampa: Abelardo Rodríguez, corrupto presidente de México entre 1932 y 1934 y llamado el “Barón de la frontera”, porque autorizó la apertura de casinos; Bugsy Siegel, el creador de Las Vegas; su esposa Virginia Hill, llamada “la reina de la mafia”, y Meyer Lansky, el cerebro económico de los grupos ilegales.

La filmación tuvo un fuerte componente tucumano. Un equipo de producción de 25 personas se instaló en nuestra provincia por dos semanas en diciembre, para filmar los capítulos correspondientes a Siegel y a Hill, y contrataron a 25 actores y actrices para roles secundarios, 200 extras y 30 técnicos para nueve días de rodaje.

Se usaron locaciones en edificios tradicionales de la capital y del interior: salones de la Caja Popular de Ahorros (de conveniente estilo art nouveau) se transformaron en la sede del FBI, y el sótano, un laboratorio de drogas; espacios del Jockey Club transmutaron en un hotel de lujo de México y en bares de Chicago; en la Federación Económica de Tucumán hubo una cumbre de gangsters; la casa de los fundadores de Villa Nougués sirvió de centro de negociaciones ilícitas; en zonas de San Pablo se recrearon galpones del Brooklin norteamericano de los años 40, una casona de Sicilia, una plantación de amapolas y una fiesta popular en México; Ticucho fue la frontera sur de EEUU, y la Legislatura, un tribunal para el juicio a Hill. Sin embargo, el desafío es que no se reconozcan los lugares elegidos ni quién interpreta a los personajes caracterizados.

La base argentina corrió por cuenta de la productora Ánima, que ya estuvo a cargo de otros productos, como el primer documental que se vio del papa Francisco o la serie “Arrepentidos”.

Su principal contacto en la provincia fue Francisco “Pancho” Casagrande. “Con este producto se puede ver un crecimiento y un cambio en la estrategia del canal; están desarrollando más los documentales ficcionados que los realities, y le dan un empuje muy fuerte al mercado latino, tanto hacia el interior de Estados Unidos como a otros destinos. Pero siempre buscan temas con visión norteamericana: por ahora sería imposible vender una historia que sea 100% brasileña o argentina, aunque se pueden unir los dos mundos”, explicó.

La tarea local del productor free lance (participó de las películas “Belgrano” y “Aballay”) fue seleccionar locaciones, mobiliario y actores acordes a una producción de época, que se ubica entre 1890 y 1940, aparte del equipo técnico de soporte. Se evaluó Rosario, Bahía Blanca y Montevideo, pero finalmente se eligió Tucumán para el 60% de la filmación.

“La definición del lugar fue por la viabilidad económica del proyecto. La provincia está creciendo mucho en técnicos y proveedores y siempre hubo talento actoral para componer personajes mexicanos, estadounidenses, europeos y cubanos. Es importante entrar en este sistema de trabajo, porque está estandarizado en el mundo y es muy útil conocerlo”, explicó.

A su criterio, fue fundamental el apoyo recibido del Ente Tucumán Turismo (Bernardo Racedo Aragón designó a un funcionario como enlace permanente), secundado por el de Cultura y por la Municipalidad. Las tres dependencias declararon a la filmación “de interés” institucional, lo que permitió tener apoyo operativo de la Dirección de Tránsito y de la Policía, entre otras áreas.

Entre saqueos


Cuando en lo artístico estaba todo resuelto, estalló lo social. El inicio de la filmación coincidió con los saqueos en la provincia y el acuartelamiento policial. Lo debieron afrontar cambiando días de descanso y con contactos directos con sectores políticos para saber cómo evolucionaba la crisis. “Desde EEUU estaban al tanto y nos preguntaban constantemente cómo estaba la situación”, admitió.

Casagrande reconoció también otras dificultades, como la de filmar dentro de la vieja Legislatura (sitio histórico) o de la Caja Popular (por su condición de entidad financiera, donde se maneja dinero), o convencer a los dueños de ocho autos de época, perfectamente cuidados, de que iban a ser manchados por la sangre de asesinatos cometidos en su interior, o que se les iban a poner equipos en los laterales. “Eran reacios porque los vehículos son como sus hijos, pero terminaron aceptando”, recordó.

“Esta es una actividad muy dinámica. En este momento no hay ningún nuevo proyecto concreto, aunque puede surgir en cualquier momento y hay que estar listos. Tucumán es un polo importante y Ánima quedó muy contento y conforme con el material logrado. Sería importante contar con una oficina estatal para facilitar las filmaciones, como hay en muchas ciudades de la Argentina y del mundo, porque es una actividad que viene creciendo fuerte en la provincia y el es posible el desarrollo de una industria al respecto”, concluyó.

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