A través del juego y la pintura descubren su mundo interior

A través del juego y la pintura descubren su mundo interior

Las actividades lúdicas y plásticas ayudan al autoconocimiento, fortalecen la autoestima y liberan las tensiones Espacio de liberación Valeria Moreno, de 39 años, es docente, está en pareja y tiene un hijo de 4 años. “¡Me parece genial la arteterapia! Es un espacio donde uno se relaja y ve las cosas desde otro lugar. Las actividades lúdicas nos muestran tal cual somos. Un juego simple como tirar globos para que cada uno se haga cargo del suyo evitando que toque el piso -por ejemplo- mostró que yo me hago cargo de los problemas de los demás: a una compañera se le cayó el globo y yo me apuré a levantárselo... En la plástica uno refleja el estado de ánimo y la personalidad, aspectos que uno reconoce durante las charlas en grupo... Si tengo que resumir qué siento en el taller diría que es una liberación total y plena, porque muy pocas veces los adultos nos permitimos jugar, relajarnos, reírnos con la espontaneidad de los niños... La meditación favorece nuestro autonocimiento... Son tantos los beneficios de la arteterapia que me cuesta sintetizarlos...”, remató Valeria.

LIBERACIÓN PLENA. Juegos muy simples revelan características de la personalidad de los participantes. fotos gentileza MARIA GABRIELA VALPERGA LIBERACIÓN PLENA. Juegos muy simples revelan características de la personalidad de los participantes. fotos gentileza MARIA GABRIELA VALPERGA
11 Abril 2014

En los últimos años, surgieron muchas herramientas para mejorar el bienestar físico, mental y emocional de las personas de todas las edades. “Y si bien no son terapias que literalmente curen enfermedades, se las aplica con fines terapéuticos porque despiertan emociones, sensaciones, ayudan a desarrollar habilidades interpersonales, a manejar el comportamiento, a reducir el estrés, a fortalecer la autoestima, a mejorar la timidez y alcanzar el conocimiento de uno mismo”, explica la licenciada María Gabriela Valperga, especializada en arteterapia.

Hace más de 20 años que Valperga trabaja con adultos mayores en su taller particular y en el Epam. “Observé que a través de las actividades lúdicas y plásticas las personas liberaban muchas problemáticas, descubren en sí mismas nuevas facetas y aprenden a interrelacionarse de forma más placentera y efectiva. Por eso, hace cuatro años decidí especializarme en arteterapia. Se trata de una disciplina de arte que ayuda a la libre expresión, a encontrarse con uno mismo, con su armonía, a explorar el mundo interior”, sintetizó Valperga.

“Salí renovada...”
“Asistí a varios talleres que dictó Gaby y salí llena de energía, de vitalidad, renovada en todo sentido”, contó Julia Ríos, de 43 años, que se dedica a vender publicidad. Los juegos en grupos y las clases de pintura le hicieron descubrir algo dentro suyo. “Soy un poco tímida pero poco a poco comencé a romper el hielo y a integrarme con todo el grupo. Pasamos por la misma experiencia, pero la conclusión personal es única, irrepetible...”, detalla con satisfacción. Julia está convencida -así lo siente- que el haber compartido un trabajo de pintura con otra persona (usando las manos) la hizo pensar sobre “cómo me presenté frente a la otra, hasta qué punto me dejé influir, cuál de las dos fue más dominante, cuándo le cedí el paso, cuánto me permitió avanzar mi compañera. Con el lenguaje del arte uno aprende mucho de uno mismo y del otro...”, reflexionó.

“Amansar al indio”
Otra experiencia interesante es la de Magdalena Ruiz, de 67 años, empleada jubilada de la Legislatura. “Yo llegué al taller con una revolución interna y salí sedada con los juegos, dibujos y pinturas”, comenta a carcajada limpia, haciendo gala de su buen humor.

Su maremoto interno se debía a que hace tiempo “que quería amansar el indio que llevo dentro: soy temperamental, actúo con ímpetu, en forma arrebatada. Por eso busqué ayuda. Tengo una hija y nietas adolescentes. Quiero y necesito comprender a los jóvenes de hoy para que ellos puedan soportarme...”, confiesa.

Para Magdalena la vida actual “es muy especial”. “Vengo de otra generación, con una estructura psíquica que debe adaptarse al hoy, y Gaby me ayuda a ablandar mi cabeza, a abrir mi mente, a mirar desde distintos ángulos... Aprendí a soltarme con el cuerpo y con la mente... Y yo noto un gran cambio”, reconoció.

Espacio de liberación

 Valeria Moreno, de 39 años,  es docente, está en pareja y tiene un hijo de 4 años. “¡Me parece genial la arteterapia! Es un espacio donde uno se relaja y ve las cosas desde otro lugar. Las actividades lúdicas nos muestran tal cual somos. Un juego simple como tirar globos para que cada uno se haga cargo del suyo evitando que toque el piso -por ejemplo- mostró que yo me hago cargo de los problemas de los demás: a una compañera se le cayó el globo y yo me apuré a levantárselo... En la plástica uno refleja el estado de ánimo y la personalidad, aspectos que uno reconoce durante las charlas en grupo... Si tengo que resumir qué siento en el taller diría que es una liberación total y plena, porque muy pocas veces los adultos nos permitimos jugar, relajarnos, reírnos con la espontaneidad de los niños... La meditación favorece nuestro autonocimiento... Son tantos los beneficios de la arteterapia que me cuesta sintetizarlos...”, remató Valeria.

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