Por Carlos Páez de la Torre H
03 Abril 2014
LA CEREMONIA. Deteriorada fotografía que registra el acto de inauguración de la plaza Belgrano. la gaceta / archivo
El 9 de julio de 1878, se inauguró la plaza General Belgrano de nuestra ciudad. Se la había diseñado teniendo como centro la pirámide de ladrillo (ahora con flamante revestimiento de mármol) que el vencedor de la Batalla de Tucumán hizo erigir en 1817 como homenaje a la victoria de San Martín en Chacabuco.
El nuevo paseo venía a urbanizar una zona hasta entonces cubierta por arbustos y pastizales. El periódico local “La Razón”, del 12 de julio, traía una crónica del acto, donde pronunciaron discursos el gobernador Federico Helguera, don Zenón J. Santillán y don Eusebio Ph. García.
El gobernador expresó que “asistimos a un espectáculo que aviva el sentimiento sagrado de amor a la patria, sentimiento que ennoblece y engrandece a los pueblos”. En referencia a la pirámide, dijo que “el paseo que hoy inauguramos viene a embellecer un monumento, humilde en su forma pero grandioso en su origen, porque simboliza y conmemora una de las épocas más brillantes de nuestra historia”.
Agradeció al vecino de Buenos Aires, don Andrés Egaña, que “ha adornado esta pirámide revistiéndola de mármol”, y también al doctor Ángel Cruz Padilla, que recolectó la suscripción popular, “convirtiendo, en un mes, lo que antes era un desierto en un lugar de recreo”.
Por su parte, Santillán expresó que “este sitio de glorias se ha convertido para nosotros en sitio de placer, donde, a pesar nuestro, meditaremos evocando del pasado sus sombras y recibiremos aliento para imitarlo”. Ponderó asimismo “la iniciativa y patriótico celo” del doctor Padilla.
El nuevo paseo venía a urbanizar una zona hasta entonces cubierta por arbustos y pastizales. El periódico local “La Razón”, del 12 de julio, traía una crónica del acto, donde pronunciaron discursos el gobernador Federico Helguera, don Zenón J. Santillán y don Eusebio Ph. García.
El gobernador expresó que “asistimos a un espectáculo que aviva el sentimiento sagrado de amor a la patria, sentimiento que ennoblece y engrandece a los pueblos”. En referencia a la pirámide, dijo que “el paseo que hoy inauguramos viene a embellecer un monumento, humilde en su forma pero grandioso en su origen, porque simboliza y conmemora una de las épocas más brillantes de nuestra historia”.
Agradeció al vecino de Buenos Aires, don Andrés Egaña, que “ha adornado esta pirámide revistiéndola de mármol”, y también al doctor Ángel Cruz Padilla, que recolectó la suscripción popular, “convirtiendo, en un mes, lo que antes era un desierto en un lugar de recreo”.
Por su parte, Santillán expresó que “este sitio de glorias se ha convertido para nosotros en sitio de placer, donde, a pesar nuestro, meditaremos evocando del pasado sus sombras y recibiremos aliento para imitarlo”. Ponderó asimismo “la iniciativa y patriótico celo” del doctor Padilla.
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