Trabajadores del ingenio Ledesma protestan con una olla popular por la cesantía de 180 obreros

Trabajadores del ingenio Ledesma protestan con una olla popular por la cesantía de 180 obreros

"La empresa se niega a dialogar", sostienen desde el sindicato. Los afectados eran empleados temporarios que se desempeñaban en distintos establecimientos.

27 Marzo 2014
BUENOS AIRES.- Trabajadores de la empresa azucarera Ledesma de Jujuy protestaban hoy con una olla popular en la finca El Talar, debido a la negativa patronal a dialogar sobre acciones unilaterales que dejaron sin empleo a unos 180 obreros eventuales.

"Cuatro equipos mecanizados dejaron sin trabajo a 180 eventuales pero la empresa se niega a dialogar", dijo el secretario general del Sindicato del Ledesma (Soeail), Rafael Vargas, sobre el conflicto en El Talar, a unos 70 kilómetros de Libertador, la localidad jujeña donde la empresa tiene su principal planta.

En una entrevista telefónica, Vargas señaló que "estos compañeros deberían estar trabajando desde hace dos meses y tuvimos que recurrir a la olla popular porque la empresa se niega a hablar con nosotros sobre las consecuencias de esta mecanización".

En las últimas tres semanas, el Soeail llevó el tema en varias oportunidades a la Secretaría de Trabajo provincial, donde un acta registró su voluntad de iniciar tratativas con la patronal del Ledesma, el mayor ingenio azucarero del país.

En febrero pasado, el Soeail había advertido que más de 400 trabajadores del Ledesma habían sido "abruptamente dados de baja", cuando aún les restaban entre tres y cuatro meses de continuidad laboral como temporarios o eventuales.

Los afectados se desempeñaban en diversos establecimientos del gigante agroindustrial que lidera los mercados nacionales del azúcar y el papel, como finca Paulina, Florencia, Fraile Pintado, Caimancito, El Piquete, Vinalito y El Talar.

La patronal del Ledesma atribuyó esos despidos a las condiciones climáticas, pese a que el acuerdo paritario de 2011 entre la empresa y el Sindicato contemplaba una cláusula titulada "Días de Lluvia" que garantizaba la remuneración del empleado, quien luego devolvía las horas caídas. (Télam)

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