La vergüenza de los pozos de agua abandonados

La vergüenza de los pozos de agua abandonados

26 Marzo 2014
Preservar el agua es un signo de respeto a la existencia de todos los seres vivos que pueblan la Tierra. El agua hizo posible las primeras manifestaciones de vida y, del mismo modo, permitió el curso de la evolución en la que tuvo advenimiento el ser humano. Por eso resulta inconcebible y repudiable no sólo su derroche, sino también la falta de planificación para procurar que aquellos que no la tienen, puedan acceder a ella.

En este sentido, la presencia de pozos de agua paralizados en el interior de la provincia despertó interrogantes sobre los mecanismos que utiliza el Estado para que cada excavación no termine representando una pérdida de dinero para nuestra sociedad. La duda llegó incluso al ámbito de la Justicia federal, que intenta ahora determinar -entre otros asuntos- quién autorizó a ejecutar algunas obras del plan Más Cerca en Tucumán.

El 9 de marzo un informe de nuestro diario reveló la existencia de un pozo cerrado y abandonado en El Timbó. El ministro del Interior, Osvaldo Jaldo, explicó que la excavación sólo encontró agua salada, no apta para el consumo humano, y agregó que no había posibilidad de saber esa situación si antes no se perforaba (la obra costó $ 2 millones, que ya están pagados). Sin embargo, los trabajadores del Departamento de Perforaciones de la Provincia no coinciden con esa apreciación: aseguraron que sabían que las napas de El Timbó eran saladas, ya que los geólogos de la repartición habían elaborado informes que lo advertían. Ellos mismos, sostienen, intentaron obtener dos veces agua potable en el lugar, con resultados negativos. La repartición, casi olvidada, subsiste como puede y sus casi 80 empleados están prácticamente sin trabajo, porque la provincia concesiona a empresas privadas la mayoría de las perforaciones. Días atrás, en este mismo diario, dimos a conocer que en Concepción hay otros tres pozos cerrados, en zonas donde los vecinos -aseguran- beben agua contaminada con mercurio. Las obras se realizaron con fondos del Plan Más Cerca, que sólo contempla la perforación, pero no la conexión y habilitación de los pozos, trabajo que debe ser abordado por la Municipalidad. Por su parte, el intendente concepcionense Osvaldo Morelli, aseguró que los tres pozos serán conectados a la red de agua cuando lleguen las partidas nacionales que solicitó y, a diferencia de lo expresado por Jaldo (que sostiene que las conexiones deben ser financiadas por los municipios), Morelli afirmó que la obra deberá completarse con nuevas partidas del plan Más Cerca, y aseguró que el pedido ya se hizo.

Semejante desencuentro entre funcionarios no puede menos que generar molestia en la sociedad y alarma en la opinión pública. En este sentido creemos imprescindible que los funcionarios -tanto provinciales como municipales- asuman de una buena vez que no se pueden encarar obras sin una planificación previa. Hacer anuncios grandiosos durante el tiempo de campaña y luego dejar a medias los trabajos es como no hacer nada. O aún peor: es propinar una cachetada a las arcas provinciales y a la confianza de los vecinos. Por eso, antes de encarar cualquier obra pública, es necesario trabajar en conjunto con especialistas idóneos y administrar el dinero disponible de manera racional y efectiva. De lo contrario, cada obra -por menor que sea- estará condenada al fracaso. Como esos tres pozos de Concepción que nunca llegaron a cumplir su esperada función social.

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