“De no haber existido la dictadura militar, otras habrían sido las tramas y las historias de nuestro trabajo"

La destacada dramaturga argentina habla sobre su obra y acerca de la influencia de la dictadura y el exilio. También se refiere a la vasta oferta teatral que tiene Buenos Aires. “No siempre 600 espectáculos aseguran la calidad de lo que se ofrece a los espectadores”, afirma

EXILIO. En los ´70, Griselda Gambaro se instaló en España, luego de que se prohibiera su libro “Ganarse la muerte”. LA GACETA / FOTO DE ANALÍA JARAMILLO (ARCHIVO) EXILIO. En los ´70, Griselda Gambaro se instaló en España, luego de que se prohibiera su libro “Ganarse la muerte”. LA GACETA / FOTO DE ANALÍA JARAMILLO (ARCHIVO)
09 Marzo 2014

Por Asher Benatar - Para LA GACETA - Buenos Aires


-¿Tuvo una premonición de la dictadura cuando escribió Las paredes? ¿ O era algo más metafísico?

-No creo que haya tenido la premonición de la dictadura cuando escribí Las paredes, alrededor de 1963. Sólo estuve atenta a los signos sociales y políticos de esa época, pero de ningún modo imaginé lo que vendría después.

-El público estaba acostumbrado al tema de la frustración del hombre medio. ¿Cuál fue la reacción de ese público ante algo tan distinto como sus obras?

-La reacción del público ante mis primeras obras fue dispar, con mucho rechazo por un lado y mucha adhesión por el otro.

-¿Con Querido Ibsen…, usted ha querido explicar la súbita y para algunos incomprensible transformación de Nora?

-En realidad, nunca trato de explicar nada. La obra sucede y son las situaciones las que justifican el proceder (las transformaciones) de los personajes.

-¿Qué le parece la versión del futuro de Nora que hace Elfriede Jelinek?

-Uno de los destinos de Nora es el que le marca Elfriede Jelinek, aunque no comparta la visión de fracaso que ella tiene con el personaje. Si yo elegí otro destino para Nora en mi versión de Casa de Muñecas, es porque preferí simplemente que Nora fuera autónoma y luchara por sus convicciones. El final es abierto, lo que le suceda a Nora después, no se sabe.

-¿Considera que la dramaturgia está un escalón por encima de la narrativa?¿O al revés?

-La dramaturgia no está por encima ni por debajo de la literatura. Son géneros diferentes y cada uno tiene su propia valoración. No hay escalones superiores entre lo que escribió Shakespeare y lo que escribió Cervantes en sus novelas.

-¿Por qué el teatro tiene une una repercusión aparentemente mayor que la literatura?

-Lo explico por el hecho de que el teatro tiene más prensa y su realización escénica implica el juicio inmediato. La narrativa suele recorrer en algunos casos un camino más lento y secreto. Yo tengo mis lectores y espectadores, e incluso he obtenido lo que para mí es una buena repercusión. Tomo como ejemplo Ganarse la muerte, El amor que nos trajo y Los animales salvajes. La inmediatez de la dramaturgia pertenece a la naturaleza del género, se sabe que una obra dramática pedirá el escenario, la corporeidad de los actores, un tiempo acotado de representación y un público presente.

-Hay quienes hablan de la influencia de Kafka y de Sartre en algunas de sus obras. ¿Está de acuerdo?

-Reconozco influencias de todos los autores que he leído, a todos les debo algo aunque esas influencias no sean directas. Por lo demás, hay un modo de “pensar la época” que está en el aire, que nos pertenece a todos y que a veces se juzga como correspondiente a determinado autor para señalar influencias.

-El desatino, Ganarse la muerte, la prohibición de Videla, la partida hacia Barcelona. Durante los primeros tiempos del exilio, ¿imaginaba tanta saña y tanta sangre?

-No en semejante grado. El exilio es siempre un hecho dramático, pero me adapté bastante a Barcelona, donde ya habían emigrado amigos muy queridos.

-¿Escribió durante ese tiempo?

-No tuve dificultades para escribir, me había llevado las primeras páginas de una novela, Dios no nos quiere contentos, que terminé en España y publiqué allí, en la Editorial Lumen.

-¿Cómo sintió el regreso?

-También fue costoso, porque aún estaba la dictadura, hablamos de finales de 1980. Pero reencontré a mi familia, a mis amigos, a mi país, en suma.

-Finales de 1980. Poco antes de Teatro Abierto.

-Sí, yo intervine con Decir sí.

-¿Cree que hay alguna probabilidad de que la experiencia de Teatro Abierto se repita?

-Creo que no puede haber una reedición de ese evento porque se produjo en muy determinadas circunstancias políticas que naturalmente cambiaron con la democracia. Teatro Abierto fue una respuesta, desde el teatro, a la asfixia de la dictadura.

-¿Provocó la dictadura modificaciones en el lenguaje teatral?

-Por supuesto. De no haber existido la dictadura militar, otra habría sido nuestra historia. Por lo pronto, habría sido menos cruenta y otras habrían sido las tramas y las historias de nuestro trabajo, aun de los que no se ocuparan específicamente de la dictadura.

-¿Cómo ve este fenómeno actual de representar 250 obras al mismo tiempo? ¿Es beneficioso?

-La representación de 250 obras en Buenos Aires (y muchas otras en provincias) revela un caldo de cultivo muy activo. No todas las propuestas son buenas pero, en última instancia, aunque cantidad no signifique calidad, tanto movimiento beneficia finalmente al teatro.

-Un prestigioso dueño de salas me dijo que en 2013 habrían sido montados 600 espectáculos. ¿Qué opina?

-Que no siempre 600 espectáculos aseguran la calidad de lo que se ofrece a los espectadores.

-Con frecuencia veo que en los espectáculos dicen “basado en una historia real”. ¿Cree que la imaginación es más rica que la realidad?

-La imaginación es una realidad paralela, su producto lo es, de lo que llamamos realidad. Puede ser más rica o más pobre, más intensa o más débil, pero su cable a tierra es su experiencia de lo real o, dicho de otro modo, “el vivir de lo real”.

-¿Es muy minuciosa en las indicaciones sobre actuación y escenografía?

-En mis primeras obras lo era. Ahora tiendo en hacer cada vez menos indicaciones Dejo que todo dependa de las situaciones y el diálogo.

-¿La abruma el detallismo de Eugenio O’Neill con respecto a las situaciones y a la escenografía?

-¿Por qué habría de agobiarme la minuciosidad de O’Neill en las acotaciones? Así lo necesitaba su estilo. Igualmente obsesivo era Del Valle Inclán.

-¿Qué finalidad tienen sus obras?

-No puedo adjudicar a mi teatro ninguna finalidad. Más allá de las obras –que después de estrenadas se independizan- no puedo ni quiero emitir opiniones sobre propósitos o finalidades. Las conclusiones pertenecen al lector o al público.

(c) LA GACETA

Asher Benatar - Dramaturgo, literato y fotógrafo.

PERFIL

Griselda Gambaro comenzó escribiendo novelas y cuentos para luego abocarse a la dramaturgia, sin abandonar los primeros dos géneros. Su novela Ganarse la muerte fue prohibida por decreto durante la última dictadura militar. Entre las más de 40 obras teatrales que ha escrito, pueden mencionarse El desatino, El campo, Los siameses, La mala sangre, Sucede lo que pasa, Decir sí y Antígona furiosa. En su última obra, Querido Ibsen: soy Nora, toma Casa de Muñecas y la rehace, introduce a Ibsen en la historia, lo hace dialogar con sus personajes, negociar sus actos, recibir sus reclamos y sus diatribas y, entre otras cosas, soportar las airadas quejas de Nora. Ganó, entre otros, los premios Konex, Emecé, Argentores, Clarín Espectáculos, Di Tella, Nacional de las Artes, Academia Argentina de Letras y Nacional de Teatro. Fue la primera mujer en dar el discurso inaugural de la Feria del Libro de Buenos Aires. Fue también la oradora de la Feria del Libro de Frankfurt 2010 en representación de los escritores argentinos.

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