“Siento mucha impotencia por la Justicia que tenemos. Soy una trabajadora, me gano la vida dignamente para que mis hijos se críen bien”, afirmó Claudia Suárez, que estaba indignada y le costaba hablar. En la madrugada del sábado, seis asaltantes ingresaron por el costado de su casa, en Gobernador Gutiérrez al 3100, en El Colmenar, y luego de golpearla a ella y a su familia se llevaron más de $ 17.000.
Eran las 3. Los ladrones aprovecharon la oscuridad de la noche para saltar la tapia que separa a la vivienda de la vecina e ingresar por el fondo. “Me desperté con un revólver en la cabeza”, recordó Claudia. “Los otros cinco (delincuentes) apuntaron con un arma a mi marido y a mis cuatro hijos. Comenzaron a pegarme en todo el cuerpo mientras me exigían plata”, contó la mujer.
La situación fue violenta. “Luego lo arrastraron desde la cama a mi marido y lo empezaron a golpear y a insultar gritándole que entregue el dinero”, relató Claudia. “Nos amenazaban con matar a mi hijo de siete años si no les decíamos dónde estaba el dinero”, agregó la víctima.
El esposo de Claudia intentó marcar el número de la Policía desde su celular pero fue descubierto por uno de los delincuentes. “Más bronca acumuló y le pegó patadas y piñas. A mí y a tres de mis hijos nos arrastraron hasta el baño”, describió la mujer. Las agresiones finalizaron recién cuando los asaltantes descubrieron unos $ 17.000 dentro de una caja que estaba en la cómoda.
Indefensos
Claudia recordó que todos actuaron a cara descubierta, pero que no les permitían verles el rostro. “Pasaron unos minutos y llevaron a mi hijo mayor al baño. Le taparon la cara con una toalla y querían asfixiarlo”, indicó la mujer. Al joven también le quitaron plata. “Después lo llevaron a mi esposo, estaba morado y le faltaba el aire”, añadió asustada.
Con todas las víctimas inmovilizadas, los ladrones comenzaron a revolver y destruir toda la vivienda. “En la habitación de mi hija rompieron todo. Sólo una persona enferma puede hacer algo así”, expresó Claudia. Según dijo la mujer, lo más insólito sucedió cuando hallaron el dinero. “Uno de ellos me hizo agachar, me apuntó con el arma y comenzó a contar peso por peso”, acotó la mujer. La plata era la recaudación del negocio familiar, que se dedica a la venta de ropa, artículos de mercería y útiles escolares.
A las 4, los asaltantes escaparon por la pared del vecino ayudándose con una tarima. “Cuando llamé a la Policía me contestaron que no tenían móvil. Sólo Dios y mis hijos me dan fuerza para seguir”, finalizó.