
BUENOS RECUERDOS. Graneros se crió en La Ciudadela y jugó en Atlético.

Roberto Albornoz - romial48@gmail.com
Cuando comenzó mi papá a llevarme a ver fútbol, un joven integraba el equipo de Central Córdoba, donde ya había sido campeón en la desaparecida Federación Tucumana. Luego pasó a Atlético y lo veía como un jugador rival en esos clásicos de antaño donde la rivalidad desaparecía al finalizar el partido. Este hombre de bien esperaba el tranvía que lo llevaba a La Ciudadela, donde se crió jugando con niños de esa zona. Lo admiraba cuando vestía la camiseta del seleccionado tucumano junto a nuestro inolvidable “Mono” Villafañe, algo que sucedió durante años, en especial en el Argentino de 1960. Disfruté con el gol de Lucio Acosta luego de una jugada monumental de José Carreño, reconocida por todos los espectadores, sorprendió más porque lo había superado a ese gran número 5. Estuve junto a mis amigos del barrio en el viejo aeropuerto recibiendo al capitán del equipo campeón porque el triunfo lo festejaba el pueblo tucumano, una época desaparecida del respeto al rival. Luego la vida lo juntó en la dirección técnica con nuestro recordado “Negro” Segundo Corvalán. En los últimos años la Peña Amigos del Fútbol me permitió trasladarlo a las reuniones y conversar con el mayor placer de esa época pasada. Al abandonar el fútbol, su lugar de reunión diaria fue el Centro Ciudadela, rodeado de hinchas de San Martín pero enormemente respetado como el señor que vistió la camiseta de nuestro tradicional rival. Junto a su féretro recordé a mi padre y que la vida finaliza igual para todos, no distigue colores. Descanse en paz don Antonio Rosalino Graneros. El fútbol tucumano estará siempre agradecido.








