El Vaticano se enoja con la Rolling Stone

El Vaticano se enoja con la Rolling Stone

La Santa Sede objeta que, para resaltar la figura de Francisco, la revista descalifique a Benedicto

PICNIC PARA FOTOGRAFOS. El Papa provoca sonrisas en su entorno. reuters PICNIC PARA FOTOGRAFOS. El Papa provoca sonrisas en su entorno. reuters
30 Enero 2014
El papa Francisco llegó esta semana a la tapa de la revista musical Rolling Stone con el título “Los tiempos cambian”, aunque el Vaticano lamentó que el antecesor del argentino, Benedicto XVI, haya sido calificado como “la pesadilla de los jóvenes” en el artículo de la publicación que es un emblema de la cultura rockera.

“Para el católico medio, Francisco parece un pequeño milagro, tan sólo con la capacidad básica de reír en público, algo que domina con maestría”, reivindica el artículo firmado por Mark Binelli.

Comparación
Este fenómeno ocurre “tras el devastador pontificado de Benedicto, un firme tradicionalista que parecía que fuese la pesadilla que amenaza a los jóvenes -como la figura de la película de terror Freddy Krueger- con su camisa a rayas y sus guantes de afiladas cuchillas”, compara el periodista.

El vocero vaticano Federico Lombardi concedió ayer que “el artículo de Rolling Stone es una señal de atención de que las novedades de Francisco atraen en los ambientes más diversos”.

“Lamentablemente el artículo mismo se descalifica cayendo en el habitual error de un periodismo superficial, que para poner en luz aspectos positivos de Jorge Bergoglio piensa en tener que describir de modo negativo al pontificado del papa Benedicto XVI, y lo hace con una vulgaridad sorprendente”, deploró Lombardi.

“Una lástima -agregó-. Este no es el modo de hacer un buen servicio, ni siquiera al papa Francisco, que sabe muy bien cuánto la Iglesia debe a su predecesor”, lamentó Lombardi, de acuerdo con lo citado por la agencia ANSA.

Al recorrer los momentos fundamentales de la elección de Francisco, el artículo enfatiza las diferencias de Francisco con Benedicto XVI: Joseph Ratzinger es “un académico austero”, en tanto “Francisco, como Bill Clinton, vive de contacto personal”, compara.

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