En toda su historia, la Argentina entró en crisis cuando le faltaron dólares. Todavía, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) cuenta con un colchón de reservas internacionales, pero el Gobierno nacional no quiere perder más divisas. Por esa razón, la autoridad monetaria no intervino en el mercado de cambios. A esto se suma la intención oficial de arreglar con el Club de París por una deuda que aún permanece en default.
El cepo cambiario, que rige desde 2011 para controlar la salida de dólares y las medidas recientes para limitar las compras de bienes físicos por internet, no ayudan a las expectativas y a la especulación. De hecho, el mercado cambiario está desdoblado para el sector del turismo. Sin embargo, la demanda es minorista y mayorista. Esto demuestra que las especulaciones son realmente fuertes.
Las compras por internet apenas rozan los U$S 200 millones anuales, una cifra que no mueve el amperímetro de reservas internacionales. Si bien el gobierno de Brasil también dispuso una medida similar, no tiene tanta burocracia como la que se aplica en la Argentina. En el país vecino, el impuesto es del 60% y diferencia lo que es minorista de lo que es reventa.
El Gobierno nacional es consciente que la brecha cambiaria, producto del cepo y de la inflación, lo complican demasiado. Por eso, en un día devaluó 3,5% la moneda local. Para tener una idea, durante todo diciembre de 2013, el peso se devaluó un 6% y, en lo que va de enero, la devaluación acumula un 7,5% respecto del dólar oficial. El problema es que, ante este escenario, los consumidores se asustan y acuden al dólar “blue”, que trepa en la misma proporción. El equipo económico del Gobierno quiere evitar que se pierdan más reservas en dólares, pero el mercado de cambios le juega en contra.
Para comenzar a afrontar esta situación, hace falta un plan integral que revierta las expectativas. Al mismo tiempo, es preciso desdoblar el mercado con un dólar financiero, porque el turista ya opera con esta dinámica.
Con esto, el Gobierno compraría moneda norteamericana al precio oficial y lo vendería a un valor cercano el “blue”, quedándose con la diferencia. Sin embargo, cabe subrayar lo siguiente: esta estrategia sería válida dentro de un esquema donde también se enfoquen los aspectos fiscal y monetario.