Encuentran el cadáver de una anciana comido por los gatos

El olor era nauseabundo. Hacía varios días que los comerciantes de 24 de septiembre al 100 se quejaban porque lo padecían, pero ninguno sospechaba que podía estar vinculado con la desaparición de María Cristina Ciancaglini, una mujer de 79 años que vivía en una casa abandonada ubicada en esa cuadra.

El 24 de diciembre fue la última vez que la vieron. Desde ese día había dejado de entreabrir la puerta que da a la calle para conversar con un linyera que suele circular por esa calle. “No era de salir mucho. Una vez vino a comprarme unas pilas y parecía apurada y nerviosa. Se las di y se fue rápido”, señaló David Cirelli, un comerciante que tiene su comercio ubicado a pocos metros del paredón blanco de 24 de Septiembre 135, que era la dirección de la casa en la que vivía la mujer.

La anciana vivía con una manada de gatos y, según dijeron los comerciantes, durante algunos días solía ir al supermercado y volvía en taxi, cargada con bolsas. Sin embargo, el subcomisario Miguel Figueroa y el oficial Marcelo Herrera, que ingresaron a la precaria vivienda y encontraron el cuerpo en estado de descomposición de Ciancaglini, afirmaron que en ese lugar no había ni luz ni agua.

Al mediodía los policías de la guardia de la Seccional 1 recibieron una denuncia que, en principio no presentaba mayores riesgos. Los vecinos de la segunda cuadra de la calle 24 de Septiembre se quejaban de que era insoportable el olor a podrido que salía de una casa que, a simple vista, parece abandonada. Sin embargo, esa era la vivienda en la que vivía Ciancaglini.

Alrededor de las 13 llegaron los policías que tuvieron que forzar la puerta de la vivienda para poder entrar. En ese momento sabían que en ese lugar vivía una anciana y pensaron que podía seguir con vida. Entraron rápido, pero cuando llegaron a la habitación de la que provenía el olor nauseabundo, se dieron cuenta que nada podían hacer. La mujer yacía en el suelo. Su cuerpo ya estaba en descomposición y le faltaba la carne de sus manos y la de uno de sus pies. Uno de los costados del torso estaba carcomido y dejaba ver las costillas. “Parece que se la comieron los gatos”, dijo Herrera. Pero ese no fue el único descubrimiento que hicieron los policías.

En el interior de un mueble desvencijado que estaba en el cuarto lleno de basura en el que hallaron el cadáver, encontraron un fajo de dinero que ascendía a $ 18.000. “Al parecer eran los ahorros que tenía”, analizó Figueroa.

Hasta anoche ningún familiar de Ciancaglini se había presentado en la Seccional 1ª. La causa se caratuló como muerte dudosa por orden del fiscal de Feria, Guillermo Herrera, que también ordenó que se realice un autopsia para determinar cuáles fueron las causas de la muerte de Ciancaglini.