¡Tené cuidado! Que las “diarreas del viajero” no te arruinen las vacaciones

No es una enfermedad, sino una infección. Los casos agudos, frecuentes en verano, se pueden prevenir. Una de las principales claves: cuidar lo que comés

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19 Enero 2014

Favorecidos por las altas temperaturas, durante el verano aparecen los casos agudos de diarrea en la población, principalmente en los niños y en los viajeros. “Esto se debe a que en los días muy calientes progresa la carga viral que altera los alimentos cuando falla la cadena de frío, y la transmisión en lugares públicos con alta concentración de personas”, sostiene la doctora Cristina Grant, especialista en gastroenterología infantil. “Y los productos lácteos, helados y jugos mal refrigerados son las principales fuentes de contagio. Por eso hay que tener mucho cuidado con lo que se come en verano en los hogares, en las colonias de vacaciones, durante los viajes y los centros turísticos”, alertó la médica.

El doctor José Tawil, miembro de la Sociedad Argentina de Gastroenterología, refrendó los dichos de Grant y explicó: “en los adultos, las diarreas agudas son provocadas por infecciones virales y bacterianas, éstas últimas más habituales en los viajeros, debido a intoxicaciones con alimentos o agua contaminados o también por el uso de natatorios públicos”.

Por su parte, la gastroenteróloga infantil doctora Cristina Hoyos Flores -miembro del comité de Gastroenterología de la SAP Tucumán- definió qué es la diarrea, sus causas y síntomas y cómo se previene (ver “Tips que...”).

Proceso infeccioso
“La diarrea no es una enfermedad sino el síntoma de una infección”, afirmó, y con esta definición coincidieron sus colegas Tawil y Grant. Se caracteriza por el aumento en la frecuencia de las deposiciones (más de tres al día) y de menor consistencia que la normal (deposiciones acuosas). A veces puede contener sangre, moco, pus y hasta alimentos no digeridos.

Hoyos Flores comentó que existen muchas causas de diarrea, aunque la mayor parte tiene origen en un proceso infeccioso que se inicia con la ingestión de alimentos contaminados. En los niños, la causa más frecuente son los virus, las bacterias y los parásitos. También producen diarrea la intolerancia a la lactosa y diferentes enfermedades inflamatorias del intestino (como el Síndrome de Intestino Irritable, la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn) y la insuficiencia pancreática. La ansiedad y las situaciones estresantes pueden ser causa de diarrea en algunas personas. Ciertos medicamentos (laxantes o antibióticos aunque no son exclusivos) generan diarrea como efecto secundario.

Provoca deshidratación
Un niño tiene diarrea cuando va más veces al baño de lo normal, sus evacuaciones son más acuosas, y en algunos casos puede presentar fiebre o vómitos. “Por lo general, la diarrea en un niño se puede controlar y mejorar en unos días; pero si no se trata adecuadamente, puede provocar graves consecuencias como la deshidratación y en algunos casos hasta la muerte”, advirtió Hoyos Flores.

En la Argentina, del 70 al 90% de los casos pediátricos de diarrea son causados por virus, especialmente por el rotavirus. Este agente representa del 40 al 60% de todos los episodios de diarrea, en especial en niños de 6 a 24 meses.

“Con sólo incorporar el hábito de lavarse las manos con agua y jabón antes de llevar alimentos a la boca y después de ir al baño, los casos de enfermedades diarreicas bajan más del 40%”, afirman los gastroenterólogos.

Suero oral casero
Si estás amamantando a tu hijo, seguí haciéndolo cuando esté con diarrea porque la leche materna ayuda a prevenir la diarrea y otras enfermedades y acelera la recuperación.

Si notás que tu bebé parece estar sediento después darle el pecho o entre las sesiones de alimentación o lactancia, podés ofrecerle suero oral casero. Preparalo con un litro de agua hervida y reposada, dos cucharadas soperas de azúcar, una pizca de sal, una pizca de bicarbonato y el jugo de un pomelo o limón.

Tipos de deshidratación         

Leve

- Resequedad en los ojos y llanto sin lágrimas o con muy pocas.

- El niño moja menos cantidad de pañales que lo habitual.

- Está menos activo de lo usual y más irritable.

- Comenzá a hidratarlo con agua segurá y consultá al médico.

Moderada

- Piel reseca y sin elasticidad.

- Pereza o letargo.

- Ojos de apariencia hundida.

Severa

- El niño no orina.

- Cuando se le pinza con los dedos la piel, ésta demora en regresar a su forma original.

- Fontanela (punto blando en la cabeza) hundida en bebés.

- Sea cual fuese el grado de deshidratación, la consulta al médico es necesaria para evitar complicaciones graves.

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