Nunca es corta la bocha

Nunca es corta la bocha

Esteban Luna niega la fama que rodea a su disciplina.

09 Enero 2014
Como la de muchos futbolistas, la carrera deportiva de Esteban Luna comenzó un día en que al partido le faltaba uno para empezar y él justo andaba por ahí. Sólo que no se trataba de un picado de fútbol sino de un partido de bochas, disciplina de la que poco se sabe y aún menos se practica en Tucumán.

“Es raro, porque la mayoría de los que practican este deporte son gente grande. Debemos ser más o menos 10 jóvenes que jugamos. Acá no se lo conoce mucho; de hecho, hay amigos míos que ni saben que practico. Pero en otros lugares se le da mucha importancia. Y hay gente que gana mucha plata con esto. Mucha”, revela Esteban, que heredó la pasión bochófila de su padre, Julio Luna. No sólo él, sino también uno de sus hermanos, Sebastián Luna, junto a quien ha monopolizado el premio anual de LA GACETA en el rubro del bochín. Entre los dos, se llevaron los últimos cinco galardones: Sebastián, apodado “El Lomudo”, lo conquistó en 2011 y 2012, mientras que Esteban lo hizo en 2009, 2010 y 2013. Lo que se dice, una colección en la casa familiar de Avenida Roca y Alem. “Estoy muy contento por haber sido elegido nuevamente. Es un premio que todos querrían ganar”, asegura Esteban, sin derrochar palabras, pero con expresión que no deja dudas.

No es lo que parece

A mamá Marta no le gustan las bochas. No por el deporte en sí, sino por la mala fama que lo acompaña. “Mucha gente piensa que los que juegan a esto se juntan a tomar alcohol y a desvelarse, y no es tan así. La gente habla porque no conoce. Mis hermanos y yo no lo hacemos”, afirma el de Gath & Chávez, que lamenta no tener más tiempo para practicar. “Lo que pasa es que el club solo abre los jueves, y trabajo en un local de venta de muebles, así que a veces sólo llego a jugar un partido nomás. Me gustaría poder entrenar más para alcanzar un nivel más alto”, aspira Esteban, que no descansa ni los fines de semana. Cuando cae la noche, suma algunos pesos trabajando como seguridad en boliches.

“A veces me tocan situaciones difíciles en la puerta, pero cuando se trata de mujeres es más difícil porque por mucho escándalo que hagan, no las podés tocar porque se te arma. Y la verdad es que toman muchísimo”, cuenta.

Afortunadamente, tiene las bochas para olvidar los avatares de la vida nocturna. “El club había sido campeón una sola vez, hace como siete años, y ahora viene con tres títulos seguidos”, destaca, y sueña con más jóvenes bochófilos: “en Tafí Viejo están integrando muchos menores. Con un poco más de difusión, esto puede crecer mucho”.

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