“Este es un arte serio, si bien se encuentra ligado al entretenimiento; muchas veces se tiende a creer que es simple, cuando no lo es en lo absoluto”, advierte Germán Rosa (Caá Pora Cine NOA), al abordar los secretos del maquillaje artístico con LA GACETA.
El experto en efectos especiales disfruta con el antes y el después de sus trabajos. Cada detalle de color, cada herida ficticia, cada marca en la piel es muestra del engaño inocente, de aceptar la convención de estar frente a un muerto vivo que camina con ganas de masticar un cerebro.
“Las prácticas como ‘la zombie walk’ (caminatas zombies por las ciudades) y otras sirven mucho para difundir lo que son los efectos y el maquillaje. Sin embargo, hay gente en esos movimientos que desvaloriza a un maquillador o de un efectista porque no sabe cuál es su trabajo; la ignorancia es un mal contagioso”, alerta.
- ¿Cuál es el ámbito de libertad que tiene tu práctica profesional?
- Un maquillador artístico tiene ciertas libertades y permisos, pero no tantos como quisiera. En el caso de la combinación del maquillaje artístico y de los efectos especiales, las limitaciones a la hora de crear casi no existen; de hecho, me atrevería a decir que el único impedimento que se podría presentar, en caso de pasar por alto el ingenio popular, sería el económico, en caso de que el costo de la realización fuera alto. Nosotros nos basamos en una realidad artística: menos costo y más calidad.
- ¿De dónde nace la idea de transformar artísticamente un rostro o un cuerpo?
- El concepto de la transformación del rostro y del cuerpo es milenario, desde la representación de deidades hasta la de la naturaleza. Los únicos tópicos nuevos (se podría decir) son el uso de materiales modernos y una agudización de la excelencia creativa.
- Los reality show sobre maquillaje y efectos especiales (como el norteamericano Face Off), ¿sirven para difundir tu profesión o conspiran contra la seriedad del tema?
- La verdad es que sirven para que la gente entienda del tema; incluso para mí a veces es difícil definir mi trabajo y todas las posibilidades y dificultades que encierra. Sin lugar a dudas, los reality difunden este trabajo para bien. Hay mucho interés en el público en aprender a maquillar: se acercan desde profesionales hasta estudiantes de carreras que no están vinculadas en lo mas mínimo al cine o a los efectos especiales. La expectativa varía, pero todos descubren un mundo enorme, divertido y profesional donde se sienten libres, a gusto y comprometidos con el trabajo.
- Vos trabajás en maquillaje protésico (con prótesis). ¿Qué implica el salto de las dos dimensiones a las tres dimensiones y cómo se lo logra?
- Implica que no haya una sensación de volumen para el público, sino que ese volumen realmente exista. Visualmente es más completo. La realización parte de un diseño en papel, que se modela; con la acción de moldes y contra moldes, se realizan las prótesis para aplicar en el rostro o en el cuerpo, para explicarlo sintéticamente.
- ¿En qué lugar está ubicada Argentina en este rubro, en el marco técnico del arte espectacular (cine, TV, teatro, danza, desfiles, etc) latinoamericano?
- Por mi experiencia dando cursos en otros países de Sudamérica, la excelencia de la Argentina en las artes es altísima, sobre todo en las disciplinas mencionadas. Pero la capacitación es una constante hoy y a futuro.
1: Ganar la confianza
Lo primero es ganarse la confianza del modelo, porque se va a realizar un trabajo invasivo sobre su cara y su cuerpo, con materiales que no conoce. Hay que tranquilizarlo y relajarlo. El diseño a aplicar es desarrollado en forma previa.
2: Cuidados básicos
Siempre hay que cuidar al modelo, con una protección especial en zonas sensibles (como el pelo, por el agarre sintético de las prótesis). Se trabaja sobre una base. La función del maquillador es convertir los defectos en efectos.
3: La importancia del color
En general, el maquillaje artístico se realiza sobre una base blanca, a partir de la cual se comienzan a aplicar los diferentes colores, pensando en el efecto por crear. De este modo se van logrando volúmenes y profundidades.
4: Una buena sonrisa
Para un zombie cuya subsistencia depende de comer rápidamente a los que aún están vivos (y se resisten), tener una buena dentadura es fundamental. Un maquillador aplica la misma técnica que un mecánico dental para las prótesis.
5: Actitud personal
Un maquillaje puede tener detalles finos, salpicaduras de color, precisión y perfeccionamiento, pero todo se completa con la actitud de quien encarna al personaje. La actuación y la expresividad refuerzan el trabajo técnico y lo hacen creíble.
6: Un final para empezar
El trabajo concluido es el comienzo de la representación. La luz es fundamental para resaltar diferentes aspectos del maquillaje y lograr realismo en las propuestas. Cuando se filma un zombie, lo ideal es trabajar con luz blanca.