Mueren dos motociclistas tras chocar con un camión en el acceso a Tafí Viejo

Mueren dos motociclistas tras chocar con un camión en el acceso a Tafí Viejo

Anoche realizaban pericias para determinar si un tercer vehículo habría estado involucrado en el accidente de tránsito Las víctimas fueron identificadas por la Policía como Diego Díaz, de 31 años, y su suegro Víctor Soria, de 58

RESTOS. Los cadáveres de las víctimas quedaron tirados sobre el pavimento en el mismo lugar en el que fueron aplastados por las ruedas del camión. la gaceta / foto de diego aráoz RESTOS. Los cadáveres de las víctimas quedaron tirados sobre el pavimento en el mismo lugar en el que fueron aplastados por las ruedas del camión. la gaceta / foto de diego aráoz
27 Diciembre 2013
El acceso por la Ruta Nacional N°9 a Tafi Viejo fue anoche una encrucijada donde dos tucumanos encontraron la muerte en un accidente de tránsito.

Eran las 21.30. Los cadáveres de Diego Antonio Díaz que tenía 31 años y de Víctor Hugo Soria, de 58, estaban cubiertos por cartones. Habían quedado tirados sobre el pavimento en el mismo lugar en el que dos horas antes habían encontrado la muerte.

Por los indicios que dejaron los primeros peritajes realizados por la Policía, las dos víctimas circulaban hacia el Oeste cuando ocurrió el accidente. Iban a bordo de una moto YBR azul que en su chapas identificatorias tenía pintada la patente HZG 241. Díaz iba al mando del manubrio y Soria, que según datos oficiales era su suegro, viajaba como acompañante.

A las 19.30 habían superado el puente que, en ese lugar, cruza por sobre la Ruta 9. En el sentido contrario circulaba un camión Renault con acoplado -dominio ISE 928- que manejaba un hombre de 54 años que fue identificad como Oscar Luis Cañabeda. Antes de que ingresarán a Constitución (nombre que en esa parte toma el acceso a Tafí), según consta en la declaración del camionero, Cañabeda vio a los motociclistas que venían desde el puente. Pero les quitó la vista para poder maniobrar en la curva que une esa traza con la ruta. Luego escuchó un ruido que, presume, se produjo en el momento en el que los Díaz y Soria golpearon contra el acoplado.

A pesar de esto, tal como lo explicó el comisario Luis Mansilla, jefe de la Unidad Regional Norte, que llegó hasta el lugar del accidente para supervisar el trabajo de la Policía, el chofer no pudo dar mayores precisiones acerca de cómo las víctimas llegaron a quedar debajo del peso de las ruedas del acoplado que aplastaron sus cabezas.

En ese punto, sólo como hipótesis investigativa, surge un tercer vehículo que también estuvo involucrado en este accidente. “Todavía no podemos corroborar nada porque se tienen que hacer todas las pericias para determinar fehacientemente lo que ocurrió. Sin embargo, parece que un auto que venía desde el Norte hacia el Sur rozó a la motocicleta haciéndole perder el equilibrio. Y, por eso, terminó chocando contra el acoplado”, explicó Mansilla.

Ese tercer vehículo podría ser un auto marca Renault que habría sido conducido por Elizabeth del Valle Ruiz, de 44 años y oriunda de Jujuy. En el momento del choque habría estado acompañada por su familia. Aunque todavía nada pudo ser corroborado pericialmente, trascendió que el auto tendría un raspón en la parte delantera lo que haría sospechar que esa marca se habría generado en el accidente.

Todos los vehículos fueron secuestrados y hasta anoche los involucrados prestaban declaración dando sus versiones sobre cómo ocurrió el fatal accidente.

Rastros escalofriantes

El escenario del trágico accidente era tremendo. A poco más de un metro del cuerpo de uno de los cadáveres había un casco azul que lucía intacto. Contrastaba violentamente con el aspecto del rostro de una de las víctimas, que quedó al descubierto cuando una ráfaga de viento levantó el cartón que lo cubría.

Los motociclistas sufrieron severísimos traumatismos de craneo. Todo el lugar configuraba una imagen sumamente penosa, a la cual se enfrentaron los familiares de los fallecidos. Llegaron al acceso a Tafí Viejo alrededor de las 22 y protagonizaron escenas desgarradoras.

Con un llanto común y desconsolado cubrieron la noche caliente, que no tuvo piedad.

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