Escotes y encajes que ayudan a abrir la mente

La sensualidad no sólo provoca excitación. Artistas de diferentes ramas se valen de ella para generar conciencia acerca de diversos temas, derribar tabúes o eliminar perspectivas machistas. Bajo ese fundamento, y arengado por internet y las redes sociales, el arte erótico gana espacios en Tucumán. Sin embargo, advierten sus referentes, aún deben soportar prejuicios y críticas

SHOW SENSUAL. El último jueves, el grupo Electro Cabaret se presentó en el bar Irlanda; Baccarat Cherry fue la primera en subir al escenario.  LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARÁOZ SHOW SENSUAL. El último jueves, el grupo Electro Cabaret se presentó en el bar Irlanda; Baccarat Cherry fue la primera en subir al escenario. LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARÁOZ
23 Noviembre 2013
Arabescos de lycra trepan por las piernas de Baccarat Cherry. Le rozan las pantorrillas, le alcanzan los muslos, se le pierden en la blancura que custodia su cortísima pollera. Un corset le abreva la cintura y le encumbra los pechos. Y, sin embargo, su capacidad seductora trasciende al vestuario y encuentra su clímax cuando la boca de la cantante se acerca al micrófono y obedece a los dictámenes de su garganta.

Canta Baccarat una almibarada melodía que a veces termina en susurro y a su lado Ar Dah yergue su espalda sobre una silla de madera. A determinada señal de la música se parará de repente, hará temblar los hombros y la cadera, probará la volatilidad de su vestido de encaje rojo. Los ojos del público se enfocarán quizás en la gruta que moldea su escote, pero lo que realmente sacude las conciencias, lo que en verdad dispara la fantasía, es esa forma de mirar de la bailarina. Toda la sensualidad del momento está atrapada en ese par de ojos, que la liberan de a poco, con mezquindad traviesa.

Es la noche del jueves en este bar del centro tucumano, cuyos clientes están a punto de experimentar arte erótico, una movida que, paso a paso, aunque no tan rápido como sus exponentes querrían, está ganándose su espacio en Tucumán. Músicos, bailarines, escritores, cineastas, dibujantes, fotógrafos y performers, entre otros artistas, exploran el género con entusiasmo y profesionalismo -algunos desde hace décadas- y, gracias a internet y a las redes sociales, muchos de sus trabajos han logrado una mayor difusión. Esa divulgación ha sido la llave para ganar también más aceptación e interés por parte del público, aunque varios advierten que aún subsisten las críticas y los prejuicios en torno a sus obras.

Fantasmas inexistentes

La sexualidad está implícita en lo erótico, pero no siempre esa es su única finalidad: la provocación, el debate o la generación de nuevas ideas a partir de las servidas son algunos de sus propósitos generales. "Este tipo de arte permite liberarse de los tabúes, mostrar a la sociedad algo que está restringido, pero no debería estarlo. Todo lo relacionado con el erotismo ha sido siempre mal visto, cuando en realidad forma parte de nosotros", opina Baccarat, quien junto con la bailarina Ar Dah -ambos son sus nombres artísticos- integra el grupo Electro Cabaret, que conjuga canto con danza árabe, jazz y fusión.

La cantante cree en la provocación como forma de abrir la mente y esa ha sido una de las razones por las que se volcó a este género en 2009, cuando tenía 21 años. "No me gusta que la gente juzgue a los demás, me parece injusto. Y en estos cuatro años, desde que empecé, creo que la sociedad ha ido aceptando cada vez más estas manifestaciones, se va acostumbrando. Además, observo que hay menos tabúes, aunque todavía es difícil erradicar algunos. Todo forma parte de un proceso, que va a tardar en completarse".

Ar Dah también considera que el arte erótico puede disparar nuevas estructuras de pensamiento. "Como artistas, buscamos que al público le guste lo que hacemos, pero también que se cuestione sus formas de pensar, que derribe sus prejuicios, que supere la perspectiva machista, si es que la tiene. El público es distinto siempre: a veces nuestro trabajo puede generarle incomodidad y hay quienes lo relacionan con la prostitución. Pero sucede lo contrario: nosotras mostramos que la gente puede ser sensual y que al no estar negociada con dinero, esa sensualidad es más libre. Por supuesto, también hay gente que le gusta, que nos felicita, que nos cuenta que a partir de nuestras performances han descubierto cosas nuevas", recuerda.

La bailarina, de 28 años, advierte que el artista erótico debe disfrutar de la sensualidad, pero también tiene que sentir que esta sirve para comunicar algo. "Además, es necesario que sepa afrontar prejuicios, a veces incluso de sus círculos más cercanos. Por ejemplo, para algunos de nosotros fue difícil contarles a nuestras familias que nos dedicamos a esto, porque a veces la palabra 'erótico' genera fantasmas que no existen. Uno sabe que no hay nada de malo en lo que hace, pero hay que cuidar a los seres queridos porque, si se enteran por terceros, la historia puede llegarles deformada".

Una vida relajada

Electro Cabaret es uno de los hijos del Anku Ensamble, un colectivo que nació en 2003 con el objetivo de promover el arte y la antropología comprometidos con las realidades sudamericanas. Hacia 2009, a partir del contacto con el escritor Lorenzo Verdasco, el grupo se comenzó a vincular cada vez más con el erotismo, al punto de que hoy es uno de los referentes de la movida local y el organizador del Festival de Arte Erótico, que ya cuenta con siete ediciones. "Cuando empezamos con esto, los artistas del género encontraban espacios sólo en fiestas clandestinas o del under. En realidad, hasta ahora no recuerdo una muestra a nivel institucional o en centros tradicionales vinculada con lo erótico", señala Andrés Herrera, cofundador de Anku.

El antropólogo cuenta que los artistas llegan al colectivo buscando no sólo espacios físicos en los que mostrarse, sino también un vínculo con el público interesado. "En general, se usa lo incómodo como disparador de ideas. Se quiere provocar, que es cambiar un punto de vista de forma violenta, y que eso genere una nueva mirada de las cosas. Por otro lado, tratar de liberarse de las represiones aporta a la salud mental. Desde el arte también se puede lograr una vida más relajada".

Para lograr esto, señalan los entrevistados, funcionan tanto las sutilezas como los contenidos explícitos. "No necesariamente hay que llegar al desnudo. La sensualidad puede estar en una palabra o en una mirada. Es uno quien aporta la carga erótica", concluye Ar Dah. Y cuando baja sus caderas del escenario no repara que hay un hombre, más allá, que la mira y se relame los labios.

Temas Tucumán
Tamaño texto
Comentarios
Comentarios