En el nombre del padre

En el nombre del padre

Los hijos de directores técnicos ganaron fama esta temporada pero no tanto en prestigio. Tres casos

EN LA MIRA. Mauro Bianchi trabaja como representante y recibe críticas por los fichajes que consiguió para Boca en esta temporada. EN LA MIRA. Mauro Bianchi trabaja como representante y recibe críticas por los fichajes que consiguió para Boca en esta temporada.
21 Noviembre 2013
"No estuvo bien lo que hizo pero es mi hijo y tiene sangre en las venas". Así, Ricardo Rodríguez defendía a Heraldo luego de que este respondiera a las agresiones de la platea de Atlético con otra agresión y a la postre, sentenciara la partida del cuerpo técnico que encabezaba su padre, ahora en All Boys. El entrenador, cuestionado por el nivel de juego, se aferraba a su cargo con los números: estaba cuarto y a un punto de los puestos de ascenso, sin embargo el exabrupto de su hijo y preparador físico, casi que lo obligó a irse.

El conflictivo episodio familiar no es el primero que se ve en la actual temporada de nuestro fútbol y empieza a generar preguntas: ¿cuánto suma tener a un miembro de la familia tan cercano en un cuerpo técnico o un grupo de trabajo? ¿Cuánto resta? Las notas de color no faltan cuando la noticia es fresca: "padre e hijo trabajando juntos" aunque todo desencadene en hechos no tan felices.

El caso de Boca, uno de los clubes más grandes del continente, es otro que preocupa. Mauro Bianchi, hijo de Carlos, es representante de jugadores y algunos de ellos llegaron a Boca generando más dudas que certezas. "Me llamó Mauro Bianchi para saber si quería jugar en Boca y dije que sí", dijo Emanuel Trípodi cuando arribó al "xeneize". La participación del arquero fue floja y cuando le tocó entrar no pareció dar la talla: recibió siete goles en tres partidos.

"Yo no cobro para llevarle jugadores a mi papá", tuvo que salir a aclarar Mauro hace un tiempo. Horas después, uno de sus ex representados, salió al cruce. "Te va a crecer la nariz como a Pinocho", le respondió Matías Jiménez . Él y su esposa, lo acusaron públicamente de quedarse con un dinero "que no le correspondía". Suficiente material para seguir preguntándose: ¿es ético que siendo técnico, tu hijo sea representante de jugadores en tu mismo equipo?

"No soy favorecido porque me representa el hijo del técnico", tuvo que aclarar Federico Bravo, un juvenil volante de Boca, representado por Mauro, en Radio La Red. Las sospechas, igual estuvieron.

El tema no termina ahí por el lado de Primera. River vive una situación parecida ya que el ayudante de campo de Ramón Díaz es Emiliano, su hijo, de quien la opinión pública ya se encargó de criticar por llevar amigos suyos al equipo. "Todos esos son jugadores de categoría, no vienen porque son amigos míos", dijo Emiliano en un programa de la señal Fox Sports sobre algunos de los refuerzos que llegaron esta temporada.

Pero el tema Ramón e hijo no empezó ahí: Emiliano, ex jugador junto a Michael, su hermano, acompañaron a su papá a San Lorenzo cuando el "Pelado" fue a dirigir. Al parecer, Ramón los quería cerca en otra maniobra dudosa.

"Yo tengo que convencer al grupo de jugadores; a nadie más. Nunca van a entender la relación con mi padre", dijo Emiliano el martes en conferencia de prensa y tiene razón. La relación, más allá del amor y el cariño, no queda clara. "Emiliano hace un trabajo impecable", lo defendió Ramón.

¿Acaso el vínculo puede más que la capacidad o es solo la primera y errónea impresión? Nadie dice que "los hijos de" no puedan estar a la altura pero cuando los resultados no son los esperados, aparecen las incógnitas.

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