Color y amor ovalado

Color y amor ovalado

La gente no sólo disfrutó de la faena local, sino también de un día óptimo.

BUEN MARCO. Pese a algunos claros en la tribuna, el fanático del rugby dijo presente en un partido trascendental para las aspiración de Tucumán al título del Argentino. BUEN MARCO. Pese a algunos claros en la tribuna, el fanático del rugby dijo presente en un partido trascendental para las aspiración de Tucumán al título del Argentino.
17 Noviembre 2013
Historia mínimas. De amor, de seducción, de trifulcas en la cancha vecina; de risas y aplausos generalizados. Historias mínimas que animaban la vida de una "caldera del parque" encendida mientras la "naranja" regalaba su elixir rugbístico a la pobre Salta. Se habló de orden en Tucumán, se habló de alerta máxima, pensando en ganar y en evitar a una poderosa Buenos Aires que ayer no fue tal y cayó sumisa a los pies de Rosario, ahora devenido en temible.

La prueba, en la previa, tenía título de crucial, de complicada ante un combinado "mayuato" que no pudo hacer valer la traducción de su apodo: "zorro de río". Tucumán fue el que cazó al zorro y lo castigó hasta someterlo a voluntad. Fue tan cómoda la victoria que mucho del trámite del partido estuvo de más, pese a las siempre atentas miradas que apuntaban desde las tres tribunas de Lawn Tennis hacia el rectángulo verde. Ojo, la desatención es un virus en estas cumbres. El público se dispersa. Benditas rubias promociones. Bendito color del entorno, bendito Cupido, haciéndose socio de una unión platónica entre un tucumano de exportación y una salteña con residencia en el "Jardín". De sus palabras llovía miel. No hubo formalización, sí mucha onda. Había tanta adoración en cada cruce verbal que el espacio pareció congelarse. Los chicos, confidentes, eran la imagen del espejo donde también supo mirarse el policía de la puerta de entrada. "Qué operativo me mandao, loco", reía el "poli" ante un conocido de la fila de ingreso. Antes y después de bajarse el telón del show.

Se sabe, el rugby es una reunión de amigos, de caballeros. Pocas veces se verá un desmán. De ahí a que el uniformado haya sacado pecho por las vallas de contención colocadas con el fin formar a la tropa cual trencito hasta toparse con acceso de la "caldera".

El entretiempo se pierde rápidamente entre la elección de la golosina o la interminable achilata. Aseguran por la zona, la achilata es más tradicional que la empanada. Un salteño desconfía. No cambia la hoja de coca por la rojiza porción congelada. Donde sí se prende el colega amigo es en la idea de que Cupido ha hecho de las suyas. Chicos, chicas, nenes y nenas púberes; menores de 30 y quizás mayores, todos dejan un hueco para la improvisación. Para el amor. Es que el rugby es amor, el rugby es destreza. Y Tucumán se lo regala a su gente.

Fue una tarde maravillosa la de Lawn Tennis. En el escenario verde pasó un equipo que encontró la dosis necesaria para hacer creer a su gente que el Campeonato Argentino no solo es un deseo. Puede ser una realidad de esas que pueden palparse y disfrutar toda la eternidad. Y también en su suculento tercer tiempo. Pero primero están las "águilas" y después la final.

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