Violencia y muerte en la Ejército del Norte

Violencia y muerte en la Ejército del Norte

17 Noviembre 2013
Mientras se anuncia oficialmente que a través de la puesta en marcha del servicio 911 hubo un descenso del delito en la capital y en Yerba Buena, por otro lado, en estos días, se realizan marchas -el viernes al mediodía se registró una en la Ciudad Jardín- para reclamar seguridad, se producen asaltos tipo comando y otros callejeros que ya han dejado como saldo un muerto.

En la madrugada del miércoles, la madrugada, un chef, de 46 años, regresaba en su motocicleta por avenida Ejército del Norte a Lomas de Tafí, donde vivía. Al llegar a la esquina con Colombia un grupo de muchachos, de entre 16 y 20 años, comenzó a arrojarle piedras. Una de ellas pegó en el visor del casco y le hizo perder el equilibrio. Cuando cayó comenzaron a golpearlo, pero por la intervención de dos motociclistas no pudieron robarle el vehículo. El cocinero fue operado y falleció en la mañana del viernes.

Una hora después de este trágico hecho en la misma esquina de Ejército del Norte y Colombia, un joven de 20 años regresaba a su casa, cuando dos sujetos lo agredieron a pedradas. Afortunadamente, no perdió el equilibrio y pudo escapar. En Ejército del Norte al 1.700 está la plaza "Ciudad de Dios" que lleva el mismo de una villa ubicada a tres cuadras. "Todos los días se juntan grupos de chicos. Hace un año se decía que ponían cintas en la avenida para que la gente se detuviera y ellos pudieran asaltarlos", relató un vecino. "La Bombilla", "El Sifón" y "Trulalá", tres barrios conocidos por el alto nivel de peligrosidad rodean a "Ciudad de Dios".

Otros vecinos señalaron que en la plaza se reúnen dos grupos de unos 20 o 30 adolescentes que tienen entre 16 y 20 años que se alcoholizan, se drogan y que se dedican a robar. Todas las noches -especialmente de jueves a domingo- se juntan allí y arrojan piedras a los conductores de vehículos y cuando estos se detienen, los asaltan.

La Policía dijo que en esa esquina mortal se divide la jurisdicción de las seccionales 6° y 14° y que actualmente personal del 911 patrulla esa zona. "Esta modalidad de arrojar piedras también se da en las salidas de la ciudad con los colectivos. Estamos investigando para saber qué pasó", sostuvo el jefe de la Regional Capital. El año pasado, le dedicamos un amplio espacio a la "Ciudad de Dios", por ser un bastión de la delincuencia y la droga.

Estos dos penosos hechos ponen de relieve una vez más la necesidad de que haya un mapa del delito. Cuesta entender que la Policía desconozca la existencia de la "Ciudad de Dios" y lo que allí acontece, que no se lleve adelante un registro de denuncias que permita saber cuáles son las zonas más rojas, de acuerdo con la cantidad que se producen en una zona determinada. Si hubiese una policía comunitaria que trabajara con el vecino, los agentes sabrían, por ejemplo, que en esa plaza se juntan todas las noches muchachos para alcoholizarse, drogarse y robar. Ello permitiría reforzar la vigilancia en los sectores rojos y trabajar en la prevención, que es fundamental para combatir el delito. Por otro lado, una acción coordinada los ministerios de Seguridad, Salud, Educación y Desarrollo Social, la Secretaría de Deportes y el Ente de Cultura podría realizarse para recuperar a esos jóvenes violentos que beben y se drogan, no sólo en la "Ciudad de Dios", sino en todos los sectores de la comunidad agobiados por la marginalidad y la desesperanza, que son un reflejo de la inequidad, del analfabetismo y de la falta de contención social. Si se repite la misma fórmula de años, es decir de actuar sobre el hecho consumado, y de creer que sólo poniendo más policías en la calle se va a contrarrestar la delincuencia, y no se trabaja en la problemática social, difícilmente habrá mayor seguridad.

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