Las escuelas conocen los casos y prefieren ocultarlos

Las escuelas conocen los casos y prefieren ocultarlos

La víctima de acoso termina excluida y marcada para toda la vida. Asistencia.

04 Septiembre 2013

La persona que sufre bullying no sabe cómo defenderse -explica Silvia Bono, psicopedagoga especialista en violencia escolar- y si cuenta su sufrimiento a las autoridades, por lo general no le creen, averiguan si es verdad lo que dice o la mandan a que se defienda solo. 

En casos como este, después no sabemos qué pasa con la víctima. "Termina excluida porque no puede volver a la misma institución", comenta. "Ese estudiante deberá buscar otra institución, donde seguro averiguarán quién es y el episodio volverá a saltar. La víctima queda marcada para toda la vida y se investiga más a esa persona que a los victimarios". La especialista asegura que es imposible que los docentes y directores actúen con sorpresa, como si no lo supieran. "En la escuela lo saben y lo callan porque puede jugarles en contra frente al Ministerio de Educación. Hay un manejo perverso de la información", señala categóricamente. Lo tilda de perverso porque se trata de ocultar y no hacer nada frente al sufrimiento de la víctima. "Si se que un chico es acosado y no hago nada es perverso", explica Bono. 

Ella explica que hay que dejar de hablar de prevención y concentrarse en la asistencia. Si se asiste se previene también. 

La posición de víctima a quien sufre bullying lo lleva a tomar medidas desesperadas. "No hay que pensar que se trata de una mente asesina, sino que busca eliminar esa amenaza y agresión constantes, pero no está la intención de matar", comenta. Por supuesto que los hechos pueden conducirlo a cometer un crimen, pero no estaba en su naturaleza hacerlo. "El bullying es una secuencia de actos de uno o más espectadores que se dan en forma reiterada y que buscan denigrar y destruir psicológicamente al que ha sido elegido como objeto de este fin", define. En la mente de la víctima el único pensamiento que gira es el de neutralizar ese acoso.


Otros casos en Tucumán

- Inseguridad en el barrio Vial.- El 29 de mayo de 2003 un niño de 11 años fue armado con un revólver calibre 22 a la escuela Blas Conrero, en Emilio Castelar al 1.900. El arma fue descubierta por la maestra de 6° grado, Mirta Palacios de Macías. Según la docente, el niño era uno de los mejores alumnos y asoció el hecho a la falta de seguridad en el barrio Vial.

- Para defenderse de una patota.- En la escuela Tiburcio Padilla, en Banda del Río Salí, dos alumnos, de 15 y 16 años, llevaron a clases un revólver calibre 22. Uno de los jóvenes declaró que el arma se la había prestado un amigo, para defenderse de una patota que lo esperaba fuera del establecimiento. Fue el 26 de noviembre de 2004.

- Enfrentamiento de estudiantes.- En mayo de 2005, un grupo de alumnos de la escuela Monteagudo y otro grupo del colegio Mariano Moreno se enfrentaron en un tiroteo cerca de uno de los establecimientos. No hubo heridos.

- Amenazó a sus compañeras.- En la escuela Eva Perón de Aguilares, en septiembre de 2006, un joven de 17 años amenazó con un revólver calibre 32 a varias de sus compañeras. Estaba en clases y les apuntó, pero no disparó.

- Demostración peligrosa.- Mostró orgulloso a sus compañeros de la escuela Normal Juan B. Alberdi su revólver sin proyectiles. Según los alumnos, el joven de 17 años no intentó agredir a nadie. Fue el 11 de abril de 2008.


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