La trampa de sentirse culpable de todo

La trampa de sentirse culpable de todo

Son muchas las personas que se sienten responsables hasta por lo que otros hacen mal. O que no quieren herir los sentimientos de nadie y aceptan cualquier cosa que les impongan. Todas ellas viven prisioneras de una disfunción que les impide ser felices.

La trampa de sentirse culpable de todo

Julia C. es secretaria de una importante empresa del medio. Tiene 36 años y el estrés ya se ha hecho parte de su vida. "Es que cada vez que algo sale mal, me siento responsable, porque yo soy la que da la cara ante la gente", dice en alusión a que es ella quien, por teléfono, recibe distintos tipos de encargo. "Pero también me pasa en mi casa. Cuando me quedo a acompañarla a mi mamá, que extraña a mi viejo que murió hace un año, me pongo mal porque no estoy con mis hijos... y así, siempre estoy con llas lágrimas a flor de piel...", confiesa. Estela (el nombre es ficticio porque pidió reserva de identidad) es una arquitecta cuya vida debería ser muy tranquila. Está casada, se lleva bien con su esposo, tiene dos hijos biológicos y una hija adoptada que le dan muchas satisfacciones, es linda, inteligente, pero no puede ser feliz. Siempre está llorando porque se siente culpable por todo lo que, a su criterio, no le ha salido bien hasta ahora.

Otro caso similar es el de Leonardo V., docente de 47 años, separado, quien se preocupa demasiado por sus seres queridos. "No quiero que se pongan mal; me cuesta decirles que no cuando me piden alguna cosa, y prefiero hacerla aunque para eso tenga que sacrificar mi descanso, mi tranquilidad, y a veces, mis propios proyectos. No me gusta ver sufrir a nadie", enfatiza.

Viviendo en pasado

Los tres son víctimas de algo muy común: el sentimiento de culpa. La coach ontológico Natalia Sleiman explica que este sentimiento se expresa "cuando la persona siente que ante una situación pasada debería haber actuado de otra manera. Entonces, se dice a sí misma frases tales como 'debería haberme quedado con mis hijos en lugar de estar aquí' o 'no debería haber faltado al trabajo' aun cuando estaba enferma".

"Pero todo está en el pasado. Entonces, la persona queda presa de un sentimiento que le trunca las posibilidades de disfrutar su presente y de proyectar el futuro", subraya la coach.

El castigo

"Ella me dice que todo es fácil para mí, y tal vez tenga razón", afirma Leonardo al referirse a los reproches que le hace su ex esposa. Y la consecuencia es -admite- que suele terminar gastando más de lo que puede para que ella esté tranquila y no le diga nada.

Sleiman afirma que esta conducta es comprensible. "Cuando la persona pregunta desde la culpa, la respuesta que escucha siempre suena a sentencia, porque el que siente culpa busca castigo. Por supuesto que no se da cuenta", aclara.

La coach comenta que ve esa conducta con más frecuencia entre las mujeres. Es clásico un ejemplo como el siguiente: la mujer le dice al marido: 'me siento mal porque ayer salí con mis amigas y los chicos quedaron solos'. El marido le responde: 'no te preocupés; querían comer algo y yo les preparé la cena'. Pero para ella eso suena a: 'tuve que hacerles yo la comida porque vos no estabas en casa' y en tono de reproche".

Sleiman destaca que también hay un tipo de culpa que resulta muy curiosa, que es cuando una persona siente culpa por estar bien mientras su familia, por ejemplo, está atravesando una situación difícil.

Pertenecer

Bert Hellinger, el filósofo alemán autor de la teoría de las constelaciones familiares afirma que todos necesitamos pertenecer, y de hecho pertenecemos, a nuestro sistema familiar. "Ese es el motivo por el cual una persona exitosa puede sentir culpa ante la realidad adversa de su propio sistema familiar. Y esa culpa le impide disfrutar de su éxito. Es más, de esa culpa puede devenir el miedo al éxito, ya que la persona piensa 'si soy exitoso ya no voy a pertenecer más a este sistema familiar'", destaca Sleiman. Entonces fracasa por amor al vínculo.

Para terminar, la coach hace una advertencia: las personas que viven con sentimiento de culpa no están preparadas para la felicidad. Porque la culpa viene del pasado mientras que la felicidad habita en el momento presente. "La felicidad se constituye con la sucesión de momentos felices, por eso está siempre en el presente. Y lo adverso de la culpa es que nos deja sin energía para disfrutar la vida", concluye.

Tips para liberarte

Lenguaje.- Observá si repetís con demasiada frecuencia frases que comienzan con "Debería...", que tengan el sentido de que deberías haber hecho una cosa diferente de la que hiciste. Si es así, quizás te estés sintiendo culpable.

Postura corporal.- La persona que siente culpa camina con el cuerpo encorvado, cubriendo el corazón, la voz suele ser baja. Percibe los comentarios como un reto. Tiene dificultades para crear y para disfrutar de espacios de alegría.

Elección.- Percibí si los pensamientos sobre tus acciones pasados te empoderan (te hacen más grande, te dan más capacidad de acción) ante el presente o el futuro o más bien te desempoderan.

Relación con el pasado y con el presente.- Aceptá las situaciones presentes tal cual son y mirá hacia el pasado con amor y con agradecimiento, dando un "sí" a lo que sucedió y a lo que sucede.

Sufrimiento y aprendizaje.- Puede pasar que si mirás hacia atrás veas un pasado de sufrimiento. Si así fuera, observá el aprendizaje que te dejó. Para lograrlo, es necesario que tengas una percepción buena de tu propia historia.

Círculo de influencia.- Enfocate en lo que podés hacer ahora, en las situaciones sobre las cuales tenés capacidad de acción. Esto te pondrá en una posición de responsabilidad mientras que la culpa te pone en situación de víctima. Por ejemplo, si sentís culpa porque llegaste tarde a una cita, preguntate: ¿cuál es tu capacidad de acción? ¿Podés hacer algo aquí y ahora para mejorar esa situación?

Limitaciones.- Es importante observar el sentimiento de culpa que podamos tener, porque es un hilo conductor que nos lleva a creencias o mandatos que nos pueden estar limitando para la vida.

Autoconocimiento.- No conviene huir. Es conveniente darnos la posibilidad de experimentar los sentimientos y las emociones. Si los niego, me quito la posibilidad de conocerme a mí mismo y ver qué quiero corregir.

Benevolencia.- La culpa habita en la propia persona. Si alguien te dice que sos culpable de algo, y vos tomás esa interpretación como verdad, te causará sufrimiento. En este caso recordá tu círculo de influencia. Tomá tu posición de responsabilidad -habilidad de dar respuesta. Y si no hay nada que hacer, sé benevolente con vos mismo, aceptándote tal cual sos te será posible disfrutar.

Apertura.- Es muy importante detectar y rastrear dentro de cada uno lo que nos está diciendo el sentimiento de culpa, porque de esa manera podés disponerte a un actitud de apertura a la felicidad.

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